CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7
‘LOS REMEDIOS’ es auténtica joya. Se trata de una obra muy divertida y, al mismo tiempo, cargada de profundidad, que está protagonizada por dos actores que son amigos desde que eran unos niños en el barrio sevillano de ‘Los Remedios’. Fernando Delgado-Hierro ha confeccionado un texto extraordinario, desbordante de gracia y cargado de sentido del humor, que llega directamente al alma, y que invita profundamente a la reflexión. ¿Para qué estamos en este mundo? ¿De dónde venimos? ¿Qué tenemos en nuestro cuerpo de las personas que más nos han marcado?. Todas estas y otras muchas cuestiones se plantean en ‘LOS REMEDIOS’, un montaje protagonizado por Pablo Chaves y el propio Delgado-Hierro. Juan Ceacero es el encargado de dirigir con enorme solvencia este complejo collage sobre la vida misma. Aquí podéis leer la crítica completa de El Teatrero.
‘Hablar por Hablar’ es la adaptación teatral del famoso programa de radio que acerca a las tablas las historias de todos aquellos oyentes que participan en el espacio a través de sus llamadas telefónicas. Fernando Sánchez-Cabezudo, que ya nos emocionó con sus hermosas ‘Historias de Usera’, repite aquí la fórmula del éxito ofreciéndonos un extraordinario montaje que cuenta con textos de algunos de los mejores dramaturgos de este país y que está protagonizado de forma brillante por Ángeles Martín, Antonio Gil, Samuel Viyuela, Carolina Yuste y Pepa Zaragoza (….) Un reparto fantástico, una historia con alma, una puesta en escena que te atrapa por completo y magia, mucha magia la que se genera en las madrugadas de la radio, en ese mítico programa creado por Gemma Nierga hace 28 años, y que este año ha llevado a escena Sánchez-Cabezudo de una forma sensacional. Aquí puedes leer la crítica completa de El Teatrero.
Rosario Pardo interpretando a Josefina Manresa, la mujer de Miguel Hernández.
Aitana Sánchez-Gijón, en primer plano, da vida a Hécuba. En segundo plano, Alba Flores como Políxena. Al fondo, las otras cuatro actrices del reparto.
¿Quién no conoce el argumento de esta mítica obra escrita por Eurípides?. Tras la caída de Troya, con la ciudad arrasada y llena de cadáveres, los griegos no tienen piedad con los vencidos y las troyanas son sorteadas como esclavas. El dramatismo se apodera de las mujeres y su reina Hécuba -completamente desesperada y en medio de tanto dolor- pregunta por el destino de cada una de ellas. Taltibio, el mensajero de los griegos, será el encargado de comunicarles las fatales noticias. Andrómaca será asignada al hijo de Aquiles -y su pequeño hijo tendrá que ser sacrificado-, la propia Hécuba caerá en manos de Ulises, su hija Casandra le tocará en suerte a Agamenón, y su otra hija, Políxena, ha de ser sacrificada en la tumba de Aquiles.
Víctor de La Fuente y Juan Frendsa en una de las espectaculares batallas de ‘La Ilíada’.
Santiago Molero y Rulo Pardo protagonizan magistralmente ‘Rinconete y Cortadillo’
Alberto Conejero vuelve a destapar el tarro de sus mejores esencias para deslumbrarnos con otra de sus pequeñas joyas; ‘Rinconete y Cortadillo’. Una historia tremendamente especial, divertida e ingeniosa. Una de esas delicatessens que solo podían salir de la pluma de este genial dramaturgo. Basándose en la novela ejemplar de Cervantes, el autor sitúa a los protagonistas varios años después, presentándoles como víctimas de la imagen que Cervantes ha dado de ellos en la ficción. Pedro del Rincón y Diego Cortado son ya dos hombres envejecidos que reclaman justicia por lo que ellos consideran una historia repleta de falsedades e injurias. Tal es su sed de venganza que, se presentan en la corte de Madrid, para que el rey interceda por su causa. Pero lejos de la realidad, allí son encarcelados y, entre rejas, los dos pícaros rememorarán las andanzas y desventuras de esos dos personajes que les han llevado a la gloria.
SOY UN TEATRERO DESDE QUE LEÍ ‘BODAS DE SANGRE’ DE FEDERICO GARCÍA LORCA SIENDO ADOLESCENTE. ALLÍ ME PERDÍ Y ME ENCONTRÉ PARA SIEMPRE
Alberto Conejero, uno de nuestros dramaturgos más importantes, posa para el objetivo de Marcos G Punto.