‘MADRE CORAJE Y SUS HIJOS’: UNA GRAN BLANCA PORTILLO Y ERNESTO CABALLERO SE ENFRENTAN A LA OBRA CUMBRE DE BRECHT EN UN NOTABLE Y MUSICAL MONTAJE

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8

Ernesto Caballero se despide de la dirección del CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL con esta adaptación de ‘Madre Coraje y sus hijos’ -de Bertol Brecht- que se puede ver en el María Guerrero hasta el 17 de noviembre. Blanca Portillo, magnífica como en ella es habitual, se mete en la piel de la protagonista de la historia, Ana Fierling, esa madre coraje que tiene que ver cómo sus tres hijos son asesinados. Caballero es el encargado, además, de dirigir este montaje y nos brinda una potente puesta en escena. Completan el reparto un magnífico plantel de actores formado por Paco Déniz, Raquel Cordero, Bruno Ciordia, David Blanco, Ignacio Jiménez, Jorge Kent, Janfri Topera, Samuel Viyuela, Jorge Usón, Paula Iwasaki y Ángela Ibañez. Estas dos últimas brillan especialmente secundando la soberbia actuación de la Portillo. 
Captura

Jorge Uson, Blanca Portillo y Raquel Cordero en una de las potentes imágenes que nos deja ‘Madre Coraje y sus hijos’.

Ambientada durante la Guerra de los treinta años (1618 -1648), ‘Madre Coraje y sus hijos’ nos cuenta la historia de Anna Fierling (Blanca Portillo), una astuta vendedora ambulante que, en medio de la guerra, sobrevive a bordo de su carromato mientras pasa de un bando a otro, sorteando hábilmente las diferencias entre protestantes y católicos. Gracias a la guerra, ella obtiene grandes beneficios pero ¿de qué le servirán?. Para ello ha de pagar un precio demasiado elevado; la ejecución de sus tres hijos; Eilif (Samuel Viyuela), Caradequeso (Ignacio Jiménez) y Kattrin (Ángela Ibáñez). 
Para muchos, ‘Madre Coraje y su hijos’, es la obra cumbre del dramaturgo alemán, Bertol Brecht, quien la escribió en 1939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial. La pieza supone una crítica feroz hacia a aquellos que, sin ningún escrúpulo, sacan provecho de la guerra y fomentan su mantenimiento , como es el caso de la propia Anna Fierling. En 1949, se estrena la versión berlinesa con música adicional compuesta por Paul Dessau. Precisamente, Ernesto Caballero ha hecho una adaptación incluyendo la música original de Dessau. A nuestro juicio, Caballero realiza un trabajo bastante consistente que, quizás, se tambalea un poco en la recta final con algunas decisiones un tanto cuestionables, que la alejan del espíritu original de la obra de Brecth. Particularmente, y en líneas generales, a nosotros tampoco nos convence la inclusión de los temas musicales, que  chirrían y nos sacan de la historia, fundamentalmente algunos cuyos arreglos parecen demasiado ‘lights’ o ‘happy’. 
Más allá de su labor en la adaptación, Caballero nos ofrece una potente puesta en escena sustentada en la espectacular escenografía de Paco Azorín, muy sencilla pero tremendamente efectista, que incluye un panel gigante -al fondo- en el que se van proyectando los rótulos con la información precisa del conflicto bélico (espacio y tiempo). La escenografía se completa con el impresionante equipo de luces que suben y bajan constantemente para deleitarnos con espectaculares panorámicas. La iluminación ha sido obra también de Azorín y del propio Caballero. Luis Miguel Cobo firma la música y el espacio sonoro, mientras que Gabriela Salaverri es la autora del vestuario -más cercano a nuestra época que al siglo XVII-.

Aparte de la poderosa puesta en escena, ‘Madre Coraje y sus hijos’ será recordado por la espléndida actuación de Blanca Portillo, una actriz de retos mayúsculos, que aquí se enfrenta quizás a uno de los grandes papeles de su carrera, el de Ana Fierling, esa madre coraje que tiene que ver cómo sus tres hijos son asesinados. Sin duda, uno de los personajes femeninos más importantes de la historia del teatro. La Portillo asume riesgos y realiza una vibrante actuación, -que va de menos a más-, deleitándonos con magníficos momentos y cerrándola con una memorable escena final, de esas que la han llevado a ser una de las grandes damas de nuestro teatro.

Flanquean a Blanca dos actrices muy jóvenes pero dotadas de un enorme talento. Por un lado, Paula Iwasaki, genial dando vida a la prostituta Yvette, derrochando presencia escénica, fuerza dramática y una enorme vis cómica. Y por si fuera poco, posee una hermosa voz que se luce en el mejor número musical de todo el montaje. Por su parte, Ángela Ibañez nos sobrecoge interpretando a Kattrin, la hija muda de la protagonista. Al igual que hiciera en ‘Cáscaras Vacías’, Ángela nos emociona y nos conmueve con una interpretación absolutamente emocional, con mucha carga dramática y con los sentimientos a flor de piel. Esta joven es una actriz dramática extraordinaria. 

También están fantásticos Jorge Usón, en la piel del predicador (Su escena intentando seducir a Madre Coraje -Blanca Portillo- es de las más divertidas de la obra) y Paco Déniz, muy gracioso dando vida al cocinero mujeriego. La escena a tres bandas, casi al final de la obra, entre estos dos personajes y el de Blanca Portillo es especialmente buena. Completan el reparto Raquel Cordero, Bruno Ciordia, David Blanco, Ignacio Jiménez, Jorge Kent, Samuel Viyuela y Janfri Topera. Ahí es nada. El reparto es un gran acierto, todos ellos están a un excelente nivel. Y supone la combinación perfecta entre actores jóvenes y veteranos formando, entre todos, un elenco redondo. 

Aldo Ruiz

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