LAS IMPACTANTES ‘ESCENAS DE CAZA’ DE ALBERTO VELASCO Y SU COMPAÑÍA NO LOGRAN ESTAR A LA ALTURA DE SU MARAVILLOSO ESPECTÁCULO ANTERIOR, ‘DANZAD MALDITOS’

CALIFICACIÓN.- CORRECTA: 5’5

Ayer tuvo lugar en el Teatro Kamikaze el estreno de ‘Escenas de Caza’, el segundo proyecto de Malditos Compañía dirigido por Alberto Velasco tras el gran éxito cosechado hace dos años con ‘Danzad malditos’. Con dramaturgia de María Velasco, este montaje nos deslumbra en su forma y en su estética, sin embargo no logra atraparnos respecto al contenido. Nueve actores en escena, entre los que destacan Borja Maestre, Carmen del Conte, Rubén Frías, Sara Párbole o Julio Rojas, son los encargados de representar estas fascinantes escenas de caza que se pueden ver en el Kamikaze hasta el próximo 18 de febrero. 
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Una de las imágenes más espectaculares que nos deja ‘Escenas de Caza’

Nadie quiso perderse anoche el estreno de ‘Escenas de Caza’ en el Teatro Kamikaze, sin duda, uno de los más concurridos en lo que llevamos de año con Cristina Cifuentes -presidenta de la comunidad de Madrid- a la cabeza, acompañada de su consejero de Cultura, Jaime Miguel de los Santos. Además de estos rostros de la política, numerosos compañeros de profesión quisieron arropar a Alberto Velasco, uno de los hombres más queridos y con más talento de nuestra escena. Por el hall del Kamikaze desfilaron, entre otros, Aitana Sánchez Gijón, Alba Flores, Carlos Hipólito, Olivia Molina, Berta Vázquez, Fran Perea, María Morales, Francisco Boira, Guillermo Barrientos, Antonio Najarro -director del Ballet Nacional-, Pepe Ocio, Pilar Gómez, Alfonso Albacete, Raúl Tejón, Luz Valdenebro y así un sinfín de caras conocidas que, minutos antes de comenzar la representación, y en lo que ya viene siendo un ritual, escuchaban atentamente las palabras de Miguel del Arco, uno de los socios fundadores del Kamikaze, que daba la bienvenida a todos los asistentes.

El ambiente por tanto no podía ser mejor. Había muchísima expectación por ver el segundo trabajo de Malditos Compañía, un grupo que hace dos años nos deslumbraba en el Matadero, y de qué manera, con ‘Danzad Malditos’, un sensacional montaje basado libremente en la película de Sidney Pollack y que se alzó en 2016 con el Max al Mejor Espectáculo Revelación. Sin embargo, las impactantes ‘Escenas de caza’ dirigidas por Alberto Velasco, y que cuentan con la dramaturgia de María Velasco, no están, ni mucho menos, a la altura de su predecesora. Lo único que podría estar al mismo nivel es la línea estética del espectáculo que también nos deja imágenes muy poderosas y de una gran belleza, pero esto no logra empañar el tibio resultado final, que lejos de emocionarnos, nos deja bastante fríos.

Lo primero que no funciona del montaje, -a nuestro juicio-, es el texto de María Velasco, quien también se ha inspirado en otra película, ‘Escenas de caza en la Baja Baviera’ de Peter Felischmann (1969). Estamos ante un texto denso y cargado de intensidad con el que cuesta muchísimo conectar en líneas generales. Aunque el planteamiento y la propuesta inicial puedan resultar enormemente atractivos, a la hora de ponerlo en escena, el texto no consigue brillar. La trama comienza cuando Julio (Julio Rojas) regresa a su pueblo después de muchos años y lo hace precisamente durante las fiestas. Un rumor incierto lo convierte pronto en el centro de todas las habladurías y, luego, en el saco de los golpes de toda esa gente tan cerrada de mente. Precisamente la mezcla de la ignorancia y el miedo provocan un odio hacia lo diferente que, incluso, llega a matar. Toda esta historia transcurre en el pueblo mientras se celebra la verbena y se produce la típica matanza del cerdo. Esta última escena es realmente espectacular pero se queda simplemente en algo puntual, no trasciende más allá.

La puesta en escena planteada por Velasco, aunque deslumbrante, tampoco termina de cuajar y es bastante inconexa. Ya, de entrada, el espectáculo arranca con un monólogo -excesivamente largo y monótono- interpretado por Txabi Pérez, que nos da un poco las pautas de cómo va a transcurrir el resto de la obra. Y, desgraciadamente, así pasa. El montaje se alarga innecesariamente durante una hora y cincuenta minutos, -el ritmo apenas fluye- y termina haciéndose eterno por momentos. De hecho, cuando se llega a la parte final, que es la más espectacular, una gran parte del público ya ha desconectado. Bien es cierto que, a lo largo del espectáculo, se producen algunos destellos de luz y de talento como ese mordaz monólogo protagonizado -de forma genial- por Carmen del Conte que encarna a una psicopedagoga. (Es de lo mejor de la obra). También sobresale Borja Maestre en algunos de sus diálogos dando vida a un hombre de pueblo con ese acento cerradísimo, o la preciosa escena final en la que Julio -magnífico Julio Rojas-, ese hombre al que hacían bullying de niño y que sigue estando perseguido ahora, yace tendido en el suelo y por fin puede abrir su corazón y expresar lo que siente. Es un desenlace muy hermoso aunque quizás un pelín largo también. En este apabullante montaje dirigido por Velasco tampoco podemos obviar la espléndida escenografía de Alessio Meloni, la siempre acertada iluminación de Picazo o la preciosa partitura de Mariano Marín. La combinación de todos estos elementos nos deja, por supuesto, imágenes bellísimas y de una enorme potencia visual pero, como el texto y el ritmo no acompañan en exceso, quedan reducidas a pequeños oasis en medio de un desierto demasiado árido y extenso. 

Lo cierto es que ‘Escenas de Caza’ no cumple para nosotros las grandísimas expectativas que había depositadas sobre ella. Y es una pena porque este montaje contaba, a priori, con los mejores ingredientes para deleitarnos y brindarnos un exquisito manjar pero, sin embargo, la receta utilizada por María y Alberto Velasco no ha logrado obtener el sabor deseado. 

Aldo Ruiz

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