‘EMILIA’: PILAR GÓMEZ NOS CAUTIVA CON UNA APASIONANTE INTERPRETACIÓN DANDO VIDA A EMILIA PARDO BAZÁN EN UNA DELICIA DE MONTAJE

CALIFICACIÓN.- SOBRESALIENTE: 9

Los viernes a las 20:00, en el Teatro del Barrio se representa ‘Emilia’, un monólogo de 60 minutos en el que la actriz Pilar Gómez realiza una vibrante actuación metiéndose en la piel de Emilia Pardo Bazán, una escritora espléndida pero, por encima de todo, una mujer adelantada a su época. Anna R. Costa dirige de manera sensacional este montaje que, en los últimos meses, ha recogido grandes alabanzas y que parte del precioso texto escrito por ella misma y Noelia Adánez. 

En los últimos meses había escuchado y leído muchas cosas buenas de ‘Emilia’, pero hasta ahora no había podido ver el montaje. Y la verdad es que todo lo que me habían contado o había leído responde a la pura realidad. No exageraban en lo más mínimo. ‘Emilia’ es una pequeña joya y, no ya solo por la grandísima interpretación de Pilar Gómez que está fantástica, sino también porque estamos ante un texto precioso, plagado de sentido del humor y, además, dirigido con muchísimo gusto y un gran estilo. La conjunción de todos estos elementos nos da como resultado una auténtica delicia. 

Lo primero que sorprende del montaje es la manera tan inteligente en la que se aborda la figura de Emilia Pardo Bazán. Por supuesto que era una escritora excepcional, pero Noelia Adánez y Anna R. Costa, hábilmente, se centran en mostrarnos cómo era esa mujer carismática y adelantada a su época; una mujer fuerte, culta y extraordinariamente divertida. Ya, desde su primera aparición, Noelia y Anna hacen que Emilia nos cautive y vayamos cogidos de su mano durante toda la obra. Es tan efectiva y brillante la aproximación que hacen las autoras a Pardo Bazán que, incluso, cuando sales del espectáculo,  tienes más ganas de ahondar en quién era realmente esta mujer y cómo es el personaje. 

La historia comienza de forma trepidante con Emilia Pardo Bazán entrando como un torbellino en una reunión de académicos en la que se encuentran, entre otros, Marcelino Menéndez Pelayo, José María de Pereda, Benito Perez Galdós, Leopoldo Alas Clarín… Y lanza un reproche colectivo a todos estos caballeros que no admiten su ingreso en la ‘Real Academia de La Lengua’ simplemente por el hecho de ser mujer. Es tal la fuerza con la que irrumpe Emilia -espléndida Pilar Gómez- que es inevitable no quedar atrapado en las redes de su personaje. A partir de este momento, seremos testigos del parlamento acalorado de Pardo Bazán ante los académicos que se va salpicando de pequeños fragmentos de su vida. Entre ellos, asistiremos a la ruptura de su matrimonio a causa de su dedicación a la literatura o veremos pinceladas de su romance con Benito Pérez Galdós. También seremos testigos de su faceta como madre, especialmente un momento muy tierno en el que nace su hija y ella la mece en brazos con una ternura infinita. Y disfrutaremos, a ritmo de pasodoble, cuando Emilia relata con viveza el homenaje que le hicieron en Valencia. Este momento es espectacularmente hermoso y está dirigido con suma brillantez. Es como una explosión de luz y de vida. ¡Y qué decir de la magnífica escena final!. Una genial idea de dramaturgia. 

La dirección, precisamente, es otro de los puntos fuertes de este montaje. Anna R. Costa nos brinda una puesta en escena enormemente elegante, muy sencilla -utilizando una silla como único elemento escenográfico- en la que mueve a Pilar Gómez continuamente a lo largo y ancho de todo el escenario. A pesar de ser un monólogo, el ritmo no decae en un solo instante. Es un montaje lleno de dinamismo en el que destaca el juego de luces y, sobre todo, la acertadísima ambientación sonora de Iñaki Rubio, hecha con un gusto exquisito. Los tres o cuatro temas musicales que suenan son una maravilla y le van como anillo al dedo a la pieza. 

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Pilar Gómez encarna a Emilia Pardo Bazán, una mujer de armas tomar.

Y he querido dejar para el final a Pilar Gómez. Ella es el alma de esta Emilia. Es un placer verla durante una hora pasear por el escenario con ese maravilloso vestido de Ana Labrador y con ese acento gallego tan característico. Es un papel hermosísimo y Pilar lo interioriza completamente para luego mostrarlo al público irradiando carisma, con esos ojos chispeantes y llenos de expresividad que se comen el escenario desde que lo pisa por primera vez. A partir de ahí, Pilar se desliza de un lado al otro moviendo incansablemente el abanico y sus manos, y con una verborrea embriagadora. Es inevitable no sentirse cautivado por esta mujer, por esta actriz que durante 60 minutos hace un viaje emocional por todos los estados de la vida de Emilia. Veremos su tremenda fuerza, su acusadísimo sentido del humor, la seguridad en sí misma que, a veces, suena a prepotencia. Seremos testigos de sus alegrías, aunque también de sus tristezas y de sus decepciones. Pero ante todo, veremos la valentía de un personaje extraordinario, de una mujer adelantada a su época, pionera donde las haya y con un carisma desbordante. Todo esto y mucho más nos regala Pilar Gómez en una deliciosa y apasionada interpretación metiéndose en la piel y en el alma de la gran  Emilia Pardo Bazán. 

Aldo Ruiz

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