DESLUMBRANTE LA ‘INSOLACION’ DE ADÁNEZ: ‘OCHO APELLIDOS GALLEGOS’ EN EL SIGLO XIX

CALIFICACIÓN.-  SOBRESALIENTE: 9,5

María Adánez llega al María Guerrero dando vida a la marquesa de Andrade, una mujer muy valiente que apostó libremente por el amor en una época llena de oscuridad. ‘Insolación’ es lo nuevo de Luis Luque, una obra basada en la historia original de Emilia Pardo Bazán, que Pedro Víllora ha versionado con maestría, y que coprotagonizan Pepa Rus, José Manuel Poga y Chema León.   

INSOLA 2

Ya nos fascinó su imponente trabajo en ‘El Señor Ye ama a los Dragones’ y aquí nos ha vuelto a dejar impresionados. Luis Luque es todo un maestro a la hora de poner en escena una buena historia y, en ‘Insolación’ nos ofrece todo un recital, en el que maneja brillantemente el ritmo, los tiempos y todos aquellos elementos que componen este maravilloso retrato de finales del siglo XIX, que Pedro Villora ha adaptado de manera genial. Fantástica la dirección de actores, increíble el domino del escenario –apoyado por la espectacular y elegante escenografía de Boromello-,  y espléndida la utilización de las transiciones y de los fundidos a negro. Si a ello le sumamos la vibrante partitura de Luis Miguel Cobo, la iluminación de Gómez-Cornejo y el fabuloso vestuario de Almudena Rodríguez, el resultado es una obra sensacional.

Pedro Villora realiza una magnífica versión de la historia de Emilia Pardo Bazán, en la que ha sabido captar fielmente la esencia de la obra original, manteniendo el enorme sentido del humor y la fina ironía que la caracteriza, y regalándonos diálogos divertidos y tremendamente ingeniosos. A lo largo de cien minutos, no hay un solo momento para el tedio, y todo fluye con brillantez gracias a la fusión de dos talentos, como los de Luque y Villora.

‘Insolación’ dibuja perfectamente el retrato de una época y nos muestra las dos Españas a través del encuentro de dos personajes muy antagónicos; una mujer del norte y un hombre del sur, la metáfora de las clases sociales imperantes en nuestro país a finales del siglo XIX. La clase aristocrática y sus estrictas leyes sociales frente a la España más popular con una moralidad menos asfixiante y más libre. Emilia Pardo Bazán tiene la habilidad de unir a la marquesa viuda de Andrade (gallega)  con el apuesto Diego Pacheco (gaditano), que aparece para romper la acomodada vida de esta señora de la aristocracia; una mujer valiente que se anticipa a todas las de su época y que, a pesar de la los prejuicios de la sociedad, lucha, incluso contra sí misma, para estar con la persona que ama y que desea, por encima de todo y de todos.

Y dando vida a esta intrépida mujer tenemos a una estupenda María Adánez, cuya interpretación se ajusta como un guante al personaje; una maravillosa actuación que va in crescendo, plagada de gestos y matices que, por un lado, muestran sus verdaderos sentimientos y que, por otro, contradicen  lo que sus palabras afirman. ¡Genial esa dicotomía entre su cabeza y su corazón!. La Adánez está realmente fantástica, y brilla, sobre todo, en las escenas que comparte con su enamorado, Diego Pacheco, al que interpreta José Manuel Poga. ¡Qué decir de la escena en la que ambos van a la Pradera de San Isidro. ¡Memorable!. Para mí, la mejor de toda la obra; una auténtica maravilla, tanto por la música, como por la escenografía –qué belleza cuando bajan las luces-, como por el juego de seducción entre ellos. Al ver a ese gaditano intentando conquistar a esa señora del norte, ha sido inevitable la comparación con ‘Ocho apellidos vascos’, en este caso, con una protagonista gallega. Es entonces cuando la comedia alcanza grandes dosis de emoción y divertimento. José Manuel Poga está inmenso y clava el papel de ese andaluz, a lo Dani Rovira, que, con su gracia y su palabrería, es capaz de conquistar a la mujer más fría del mundo.

Además de Adánez y Poga, completan el reparto Pepa Rus y Chema León. Este último está perfecto en la piel de Gabriel Pardo, un caballero gallego que también pretende a la marquesa y que solo se rige por el que dirán. Quizás es el personaje con menos recorrido, pero muy necesario para que entendamos la historia y conozcamos el perfil del típico hombre de la época. Pepa Rus está sencillamente genial. Su sola presencia despierta una enorme sonrisa, y cuando abre la boca, provoca que el ‘María Guerrero’ se inunde de carcajadas. Ya sea dando vida a la duquesa de Sahagún en su primera aparición y, sobre todo, a la criada  Ángela, Pepa Rus está realmente fantástica. Es evidente que esta mujer tiene una extraordinaria vis cómica y es toda una experta en provocar la risa con su innumerable galería de muecas graciosas. En muchos momentos me recordó a la gran Gracita Morales, sin duda, la mejor sirvienta que haya tenido nunca la escena española. El momento en que Rus interpreta a la ventera, soltando un alegato en favor de la libertad del ser humano, por encima de la pareja, es de los más brillantes de la obra. Pepa es, precisamente, quien cierra la historia con un excelente monólogo final que supone el broche de oro a esta resplandeciente comedia amorosa. ‘Insolación’ es una obra deslumbrante en su forma y en su contenido, un auténtico soplo de aire fresco, una pequeña luz pero, al mismo tiempo, inmensa,  en una época plagada de oscuridad.

Aldo Ruiz

‘Insolación’ se representa en el Teatro María Guerrero hasta el 24 de enero de 2016


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