‘LOS DESPIERTOS’: ALBERTO BERZAL, LUIS RALLO E ISRAEL FRÍAS DAN VIDA A TRES BARRENDEROS EN UN NOTABLE MONTAJE CON EL SELLO INCONFUNDIBLE DE TRONCOSO

CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7

José Troncoso, uno de los mejores dramaturgos de los últimos años, acaba de estrenar su último montaje en el Teatro del Barrio, ‘Los despiertos’. Alberto Berzal, Luis Rallo e Israel Frías se meten en la piel de tres barrenderos en un texto cargado de poesía y comedia pero que abusa del humor reiterativo. Lo mejor, sin duda, la preciosa puesta en escena que tiene momentos realmente brillantes y la espléndida música de Mariano Marín, que se ajusta como un guante a la historia.

‘Los despiertos’ cuenta la historia de tres barrenderos: Grande, Mediano y Finito. Tres hombres humildes que barren las calles y comparten sus penas mientras que el resto del mundo duerme. Su vida transcurre en medio de la rutina y la monotonía. Trabajan noche tras noche para limpiar la basura de los demás y, cuando aparece el sol, se dirigen a casa a dormir. Y así un día tras otro. No hay tregua, esa es su vida. Los tres personajes -que podrían estar sacados de una obra de ‘La Zaranda’, son presentados por Troncoso como tres clowns y, desde su primera aparición, el humor absurdo y reiterativo se apodera de ellos. Curiosamente, uno de las grandes virtudes en la dramaturgia de Troncoso -que suele ser el uso de la reiteración en la comedia-, aquí no termina de funcionar. A nuestro juicio, en ‘Los despiertos’ se abusa de la reiteración, eso afecta mucho al ritmo de la historia y le resta brillantez al resultado final. La concepción de la obra es buenísima, al igual que la composición de los personajes, pero creemos que al texto le falta la consistencia que tenían por ejemplo ‘Las princesas del Pacífico’ o ‘Lo nunca visto’

Otro de los ingredientes típicos de la dramaturgia de Troncoso es la poesía y ‘Los despiertos’ es uno de los mejores ejemplos. La obra destila poesía de principio a fin y está dirigida con un gusto exquisito. A lo largo de 70 minutos, el director gaditano nos brinda una puesta en escena tremendamente bonita que nos deja algunas imágenes de una potencia estética extraordinaria. Son especialmente brillantes las tres escenas en las que Troncoso relata las historias personales de cada uno de los tres personajes: Mediano -y la relación con su madre-, Finito -que sufrió bullying de niño- y Grande -que lo acaba de dejar su pareja-.

El espacio escénico gira en torno a un cubo de basura con ruedas -que está situado en el centro-. Los tres protagonistas, con sus cepillos de barrer, se mueven a lo largo y ancho del escenario como si fueran clowns. Nos gusta especialmente el trabajo de movimiento de Luis Rallo en la piel de Mediano. En la puesta en escena hay que destacar, por supuesto, el magnífico diseño de luces de Javier Ruiz de Alegría -que es muy bonito- y la maravillosa música (y el espacio sonoro) de Mariano Marín, que se ajusta como un guante a la historia de estos tres barrenderos. Marín, que se llevó el Max en 2021 a la Mejor composición musical por ‘Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’ firma aquí de nuevo otro de los mejores trabajos de su carrera.

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Alberto Berzal, Israel Frías y Luis Rallo se meten en la piel de estos tres personajes tremendamente diferentes pero que, en el fondo, se parecen más de lo que se piensan. Mediano, Grande y Finito comparten penas y miserias durante horas y horas, mientras que barren las calles. Solo se tienen los unos a los otros. Los tres intérpretes realizan un trabajo admirable aunque pensamos que brillarían aún más si el texto fuera más sólido y menos repetitivo. Luis Rallo está magnífico en la piel de Mediano, bordando el papel y realizando una actuación llena de ternura, quizás la más redonda de las tres. Israel Frías, por su parte, interpreta a Finito con muchísima gracia y provoca las risas dando vida a la madre de Mediano en la divertidísima escena del bocadillo. Completa el reparto Alberto Berzal, perfecto en la piel de Grande, un vasco con el carácter demasiado fuerte y el corazón roto. Su novia de toda la vida le acaba de dejar y va arrastrando la pena. 

En definitiva, ‘Los despiertos’ es una obra que no debería perderse ningún buen aficionado al teatro y, por supuesto, los seguidores incondicionales de Troncoso. El dramaturgo gaditano vuelve a dejar patente su inconfundible estilo a la hora de contar historias. 

Aldo Ruiz

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