‘LA MEDIDA EXACTA DEL UNIVERSO’: JUAN JIMÉNEZ ESTEPA ABORDA EL PASO DEL TIEMPO Y LOS SUEÑOS TRUNCADOS EN UNA NOSTÁLGICA HISTORIA, RELATADA EN DOS TIEMPOS

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 7’7

Los domingos a las 19:00, en NAVE 73 se representa ‘La medida exacta del universo’, una obra escrita y dirigida por Juan Jiménez Estepa que habla del paso del tiempo, del amor, de los sueños truncados y de las segundas oportunidades en la vida.  Carlos Guerrero, Teresa Mencía, Carlos Algaba y Elisa Berriozabal protagonizan esta emotiva historia, cargada de nostalgia y contada en dos tiempos, que se ha convertido en uno de los mayores éxitos del Off madrileño en los últimos tiempos. 
TEATRO_MADRID-La-medida-exacta-del-universo-0

Carlos Guerrero, Teresa Mencía y Carlos Algaba en una de las escenas de ‘La medida exacta del universo’.

Hace 17 años, Lucas (Carlos Guerrero) vivió en Londres una preciosa historia de amor con una chica (Teresa Mencía), que acabó de manera muy dolorosa cuando ella se marchó. Hoy día, Lucas (Carlos Algaba) vive en Madrid, tiene unos cuarenta años, y está en pleno proceso de separación de su mujer Zoe (Elisa Berriozabal), con la que tiene un hijo. Ahora es investigador -como siempre soñó- en la Complutense, un trabajo que le hace muy feliz pero que no está muy bien pagado. Por eso se está replanteando regresar a su anterior puesto, que sí que estaba muy bien remunerado. Lucas está en ese momento trascendental de la vida en qué se plantea si es mejor trabajar en lo que uno ama y vivir para trabajar, o trabajar para vivir con un sueldo que le garantizaría un futuro genial a su hijo. Se encuentra en un auténtico dilema y, antes de tomar una decisión crucial, necesita volver a Londres para encontrarse consigo mismo paseando por los recuerdos de un tiempo que nunca podrá volver.

‘La medida exacta del universo’ es una historia con mucha alma y emoción que lleva la firma de Juan Jiménez Estepa, autor de la fantástica ‘Los hombres tristes’. Ahora, en su último trabajo, Jiménez Estepa vuelve a demostrar que tiene mucho que decir y que contar en el panorama teatral actual. Uno de los puntos fuertes del montaje es el texto -magnífico- que cuenta con una brillante estructura narrativa, en el que se van alternando los dos tiempos; el presente y el pasado -hace diecisiete años-. Una alternancia de tiempos que no es fácil plasmar a la hora de llevarlo a escena pero que, sin embargo, Jiménez Estepa resuelve con enorme solvencia. Para ello, utiliza inteligentemente la figura del narrador que interpreta Carlos Algaba quien, a su vez, da vida Lucas del presente. De manera sencilla y muy efectista, Jiménez Estepa transporta a Lucas del presente al pasado con la mayor naturalidad del mundo. Y el resultado es realmente fantástico y lleno de credibilidad. Hay una escena, concretamente, en la que los dos Lucas, el del presente y el del pasado, se encuentran e interactúan, siendo una de las que mejor resueltas están a nivel de dirección de todo el montaje.

Jiménez Estepa realiza un trabajo espléndido en la dirección de ‘La medida exacta del universo’, un montaje que, aparentemente, puede resultar fácil, pero que tiene su complejidad. Y es, que para que empasten bien las dos tramas (la del pasado y la del presente), hay que tener mucho talento. Un elemento muy importante del que anda sobrado su director, quien además ha impregnado al texto de mucha sensibilidad, buen gusto y de un gran sentido del humor. Para la puesta en escena, Jiménez Estepa se ha apoyado en Javier Ruíz de Alegría que ha hecho una labor fantástica en el diseño de la escenografía -sencilla pero muy efectista- y en el diseño de luces.

Además de la habilidad para llevar a escena una historia como esta, Jiménez Estepa también demuestra su buena mano en la dirección de actores. Carlos Algaba está magnífico interpretando al narrador de la historia y al Lucas del presente, en una actuación llena de naturalidad. Una virtud que también poseen Carlos Guerrero y Teresa Mencía que dan vida, respectivamente, al Lucas joven y a la chica de la que se enamora. Sus escenas en Londres, cuando se conocen y cuando comienza su amor, tienen mucha magia, esa magia del primer amor, que está muy bien plasmada por el director y por los dos actores que desprenden mucha química y siempre son capaces de sacarnos una sonrisa. Guerrero realiza una actuación muy fresca y plagada de simpatía. Nos gusta especialmente su escena con las galletas. De Mencía nos gusta todo, sus frescura, su naturalidad y esa manera tan bonita de cantar. De hecho, el momento en que coge el micrófono y entona esa maravillosa canción en inglés, es uno de los más hermosos de toda la obra. 

Completa el reparto Elisa Berriozabal, que está estupenda en la piel de Zoe, la mujer del Lucas actual. Aunque a Elisa particularmente no se le puede poner ni un solo ‘pero’, su personaje -el que tiene mayor peso dramático en la historia- es el que menos nos encaja en el conjunto, probablemente por ese exceso de dramatismo y por su código a la hora de interpretar, que choca mucho con la naturalidad de los otros tres personajes. Quizás por eso, el final de la obra no nos resulte todo lo redondo que nos gustaría. A pesar de esto, ‘La medida exacta del universo’ es una obra absolutamente recomendable, brillante en muchos apartados, que destila talento y emoción.

Uno de los grandes aciertos del montaje es la inclusión del personaje de la madre de Lucas, que interviene telefónicamente en varios momentos de la función, y que está interpretada de manera genial por Pilar Gómez, que está ‘sembrada’. En esos momentos trascendentales en que su hijo está bastante perdido y no sabe qué decisión tomar, aparece la madre al otro lado del hilo telefónico -graciosísima y muy deslenguada- para provocar las carcajadas de todo el público, que domingo tras domingo, llena el patio de butacas de NAVE 73. Este recurso de utilizar el humor para desdramatizar determinados momentos es otras de las características narrativas más importantes de la obra, que su autor maneja con gran habilidad. 

Aldo Ruiz

Enlaces relacionados:


 

Deja un comentario