‘EL REENCUENTRO’ (O MEJOR DICHO, EL DESENCUENTRO) ENTRE AMPARO LARRAÑAGA Y MARÍA PUJALTE HACE GRACIA PERO NO NOS TERMINA DE ‘ENAMORAR’

CALIFICACIÓN.- CORRECTA: 5’5

Dirigidas por Gabriel Olivares, dominador absoluto de la comedia madrileña, Amparo Larrañaga y María Pujalte se reencuentran en esta obra escrita por Ramón Paso que se acaba de estrenar en el Teatro Maravillas. En ella, las reconocidas actrices dan vida a dos hermanas antagónicas que, lejos de quererse y adorarse, se odian a muerte y entablan desde el principio una auténtica batalla campal. Paso ha confeccionado una especie de ‘Feud’ a la española en tono de comedia grotesca que, aunque tiene momentos desternillantes, nos deja una sensación agridulce. 
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María Pujalte y Amparo Larrañaga protagonizan ‘El Reencuentro’

María Pujalte y Amparo Larrañaga son dos de las actrices más queridas por el público. Su historia de amor se remonta a hace veinte años cuando ambas protagonizaban la serie de Telecinco, ‘Periodistas’. La química entre las dos es más que evidente como así se pudo demostrar en la espléndida ‘Hermanas’ (2013) que ellas interpretaban de forma brillante junto a Marina San José, entre otros. Una complicidad que sigue estando latente en esta obra y que es, precisamente, uno de los puntos fuertes de este montaje. 

En ‘El Reencuentro’, Ámparo Larrañaga y María Pujalte dan vida a dos hermanas que se vuelven a ver las caras veinte años después. Larrañaga encarna a Julia, una mujer que ha triunfado en la vida, virtuosa del violín, y que disfruta de una situación acomodada. Ella es completamente asocial y apenas ha cultivado las relaciones familiares en los últimos años. Fría como el hielo, posee una una mentalidad férrea -como su criada alemana- y no tiene compasión por nadie, ni siquiera por su hermana Catalina, a la que interpreta María Pujalte. A esta, por el contrario, no le ha ido tan bien en la vida. Es la típica ‘looser’ a la que no le queda más remedio que recurrir a Julia cuando la desahucian de su casa y la ponen de patitas en la calle. Aunque tiene una hija, Catalina posee múltiples carencias afectivas, sobre todo, desde que falleció su madre y su marido. Con una mano delante y, otra, detrás, ella se presenta un día en la casa de su hermana Julia, a la que no ve desde hace 20 años. Lo que podría ser un bonito reencuentro, de repente, se convierte en un enorme desencuentro; en una guerra sin cuartel y en una batalla campal llena de gritos atronadores con tenedores y pistolas incluidos. 

Este es el sugerente argumento de esta obra que, aunque a priori contaba con todos los alicientes para ser una comedia redonda, a nosotros no nos termina de ‘enamorar’. El romance entre Amparo Larrañaga y María Pujalte no llega a buen puerto y no es solo por culpa del odio que se profesan en la ficción.  Es cierto que el montaje está dirigido con solvencia por Gabriel Olivares, un hombre que domina la comedia como nadie (solo tenemos que mirar su espléndido curriculum), que se apoya una vez más en la magnífica escenografía diseñada por Felype de Lima. También es innegable que tiene como protagonistas a dos actrices reconocidísimas, dos pesos pesados de la interpretación, que te pueden gustar más o menos, pero que cuentan con un enorme tirón entre el público –que así se lo recompensa con risas y carcajadas durante toda la función- y que, como hemos dicho antes, muestran una complicidad que se traspasa al patio de butacas. 

Sin embargo la historia no nos termina de convencer. Este intento de ‘Feud’ a la española -por parte de Ramón Paso- en tono de comedia grotesca resulta un tanto fallido a nuestro juicio. Aunque la obra tiene momentos desternillantes -esto es evidente- y funciona entre la mayoría de espectadores -a tenor de las calurosas reacciones causadas en la sala- para nosotros el tono de ‘El reencuentro’ resulta muy forzado desde el principio. Probablemente era lo que se pretendía pero este tono tremendamente exagerado nos resulta excesivo y muy difícil de digerir a lo largo de noventa minutos. La historia comienza ya con un nivel tan alto de decibelios que, a medida que transcurre la acción, nada nos llega a sorprender, siendo el desarrollo un tanto previsible y con chistes muy repetitivos -como el de la criada alemana-. (Aunque tengo que reconocer que el final me gusta mucho y me parece bastante efectivo). El humor irónico y mordaz que caracteriza generalmente las obras de Ramon Paso -nieto del genial Jardiel Poncela- se transforma aquí en una comedia esperpéntica y grotesca que, aunque tiene cierta gracia, a nosotros nos ha dejado una sensación agridulce. 

Aldo Ruiz

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2 comentarios en “‘EL REENCUENTRO’ (O MEJOR DICHO, EL DESENCUENTRO) ENTRE AMPARO LARRAÑAGA Y MARÍA PUJALTE HACE GRACIA PERO NO NOS TERMINA DE ‘ENAMORAR’

  1. Es lamentable que dos excelentes actrices y una buena puesta en escena se presten a un texto que carece de gracia en el que el mal gusto se lleva la palma. Que en pleno siglo XXI todavía se permita el autor hacer prueba de un antisemitismo digno de la peor y más burda propaganda da vergüenza ajena .

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