CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7’6
El María Guerrero acoge ‘Voltaire/Rousseau: La Disputa’, una obra escrita por el francés Jean-François Prévand que se lleva por primera vez a los escenarios de la mano de uno de los grandes de nuestro teatro, Josep María Flotats. El artista catalán es el encargado de adaptar y dirigir este texto -de manera muy brillante- que pone en escena un combate de altos vuelos entre dos de los filósofos más importantes del siglo XVIII, Voltaire y Rousseau. Hasta el próximo 4 de marzo se representa este exquisito montaje que tiene como protagonistas al propio Flotats y a Pere Ponce.
Aunque muy interesante, ‘La disputa’ es uno esos montajes que, a priori, puede dar mucha pereza. Y es totalmente comprensible. Una obra en la que solo hay dos personajes y estos son Voltaire y Rousseau, permitirme la licencia, pero da un poco de miedo -o un mucho, según se mire-. De antemano se sabe que no va a ser nada ligero. Eso, con toda seguridad. Pero si luego nos percatamos de que la dirección y la dramaturgia vienen de la mano de Josep María Flotats, entonces tomamos aliento, y decimos ‘esto tiene que ser sinónimo de calidad’ y no nos equivocamos. ‘La disputa’ es una obra realmente interesante, teatro del que ya no se hace, ese teatro riguroso y de alta escuela que lleva la firma de Flotats, uno de los artistas más prestigiosos de nuestra escena.
La acción se sitúa en 1765. Un panfleto anónimo acusa a Rousseau, entre otras cosas, de haber abandonado a sus cinco hijos en un hospicio. Éste, muy aireado, acude a casa de Voltaire para intentar averiguar quién es el autor de estas graves acusaciones. Lo que empieza siendo una conversación acerca del posible culpable acaba derivando en un debate intenso y muy acalorado sobre algunos de los temas más importantes de la historia de la humanidad; la educación, la igualdad, la ciencia, el arte, Dios, etc… Todos estos temas son tratados, sin tregua, por estos dos ases de la palabra que poseen visiones totalmente diferentes de concebir la vida y que acaba produciendo un electrizante choque de trenes.
Dada la complejidad del texto y la magnitud de los personajes, ‘La disputa’ requería la presencia de dos pesos pesados de la interpretación, como así ha sido. El propio Josep María Flotats se mete en la piel de Voltaire y Pere Ponce le acompaña, dando vida a Rousseau. El resultado es insuperable. Los dos actores nos brindan unas actuaciones espléndidas. Flotats vuelve a dar una clase de interpretación encarnado a Voltaire. Es una delicia escucharle con esa dicción perfecta, manejando el sarcasmo y la ironía de una manera sublime, y utilizando la palabra y la expresión corporal como solo puede hacer un maestro como él. Muy pocos actores son capaces de realizar lo que Flotats y mucho menos en un contexto así, con un lenguaje tan rico y complejo al mismo tiempo. Y dándole la réplica a Flotats en esta vibrante batalla dialéctica, otro actor de muchos quilates, Pere Ponce, que encarna a Rousseau de forma soberbia. Nada le tiene que envidiar al maestro.
A lo largo de noventa minutos asistimos a un apasionado combate filosófico en el que los dos púgiles sueltan toda su artillería pesada y nos regalan momentos memorables. Lo bueno del montaje es que somos unos privilegiados por disfrutar de este teatro en mayúsculas, -suena a tópico pero es la pura realidad-. Este tipo de teatro riguroso y exquisito, basado exclusivamente en el uso de la palabra, apenas ya se hace desgraciadamente. No está de moda. Lo malo de la obra es que no te puedes despistar ni un solo momento, porque si desconectas un par de minutos, te pierdes. Es tal la riqueza y la intensidad de los diálogos, que tienes que estar muy concentrado -quizás demasiado- para no perderte nada de la actuación de estos dos colosos de las tablas. Dicho esto, ‘Voltaire/Rousseau: La disputa’ es una obra magnífica que no deben perderse los amantes del buen teatro.
Aldo Ruiz
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