‘AIRE SIEMPRE DE VIAJE’: JUAN CABALLERO Y VIOLETA ORGAZ NOS CONQUISTAN EN UNA HISTORIA DE AMOR MUY POTENTE A NIVEL NARRATIVO Y DIRIGIDA CON SUMA EFICACIA POR CANOSALES

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8

Juan Caballero y Violeta Orgaz encarnan a Fernando y Nadia en una original historia de amor escrita por Sara García Pereda. En ‘Aire siempre de viaje’, la joven dramaturga nos sorprende -para su corta edad- con un texto espléndido y muy sólido que se representa desde hace ya algunas semanas en la sala ‘El Umbral de la Primavera’. Pablo Canosales, al que todos recordamos por sus magníficos montajes de ‘La necesidad del Náufrago’ y de ‘¿Quién se esconde tras la puerta?’, se pone ahora al frente de este proyecto ofreciéndonos una puesta en escena moderna y muy valiente. 
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Violeta Orgaz y Juan Caballero en una de las escenas de ‘Aire siempre de viaje’

Fernando es un interesante matemático al que le gusta mucho el ciclismo y que no puede vivir sin su bicicleta, -va con ella a todas partes-. Nadia es una chica con mucho encanto, pintora de artes plásticas y, en su vida, juegan un papel fundamental los colores. Ambos cruzan sus destinos una noche y surge el amor entre ellos. Una relación que se verá truncada cuando él decide marcharse de mochilero a Latinoamérica para hacer un largo viaje. La larga distancia pondrá fin a la pasión entre Fernando y Nadia que, tiempo después, se reencuentran y recordarán su historia de amor y lo que pudo haber sido. 

Este es el hilo argumental de ‘Aire siempre de viaje’, la magnífica y nostálgica obra que ha escrito Sara García Pereda, una historia de amor muy original que destaca por su potente y compleja estructura narrativa, con continuos saltos de tiempo al pasado, y que te atrapa desde el primer minuto. Sorprende el aplomo de la autora que, pese a su corta edad -solo cuenta con 23 años-, ha conseguido confeccionar una historia muy sólida, contada con gran brillantez y que Pablo Canosales se encarga de dirigir de manera impecable. 

Canosales, uno de esos dramaturgos llamados a hacer algo importante en el teatro español, plantea una puesta en escena moderna, valiente y muy atractiva visualmente, que se desarrolla sobre la original escenografía de Tania Tajadura y Laura Costero, que han creado un gran óleo en el suelo -hecho con papel de pizarra, en el que los protagonistas van anotando con tiza todos los pasos de su intensa relación. Hay que alabar el gran trabajo de Canosales, artífice de una dirección precisa, preciosa y llena de sutileza, tarea que no era nada fácil dada la enorme complejidad del texto y sus continuos saltos temporales. Sin embargo, Pablo lo resuelve todo con enorme talento y eficacia, dejando patente que es unos de los directores más prometedores que tenemos ahora mismo, como así lo demostró con sus dos anteriores obras; ‘La necesidad del náufrago’ y ‘¿Quién se esconde tras la puerta?’, que está pendiente de poder llevarse a cabo.

‘Aire siempre de viaje’ es uno de esos montajes compactos en los que tanto el texto, como la dirección, o el trabajo interpretativo van en la misma dirección y eso se nota desde el primer minuto. Dando vida a esa pareja protagonista, Juan Caballero y Violeta Orgaz realizan una actuación sobresaliente. Hacía mucho tiempo que no veía a Caballero tan bien en un papel -se nota la mano de Canosales-. Este actor de enorme versatilidad ha encontrado en ‘Aire siempre de viaje’ uno de esos personajes que son un caramelo para cualquier intérprete y, él aprovecha la oportunidad a las mil maravillas. Encarnando a Fernando, Juan no solo seduce a Nadia sino también a todos los espectadores que, pronto, empatizan con su manera de actuar, fresca y hermosa.

Violeta Orgaz, por su parte, está fantástica en la piel de Nadia, una chica segura de sí misma aparentemente, aunque en el fondo con muchas debilidades, como cualquier persona. Nadia está  enamorada de Fernando sin embargo nunca muestra realmente sus sentimientos -como así se lo reprocha él en alguna ocasión-. Es una mujer que le gusta llevar el control de la situación, muy pragmática, y será ella la que ponga punto y final a su historia con Fernando. Violeta y Juan muestran una gran química en el escenario y eso se transmite al patio de butacas repleto de personas de todas las edades. 

Y esta es, precisamente, una de las claves de ‘Aire siempre de viaje’, que es una obra que llega a todos los públicos y completamente diferente a cualquier otra que haya ahora mismo en Madrid. En este frío invierno que estamos viviendo, la obra de Sara García supone un soplo de aire fresco para nuestra cartelera. La única objeción que le vamos a poner es que se hace demasiado corta y te quedas con ganas de más. Es cierto que la autora nos deja un desenlace bien marcado, pero esos sesenta minutos se hacen escasos. Se echa en falta un final más contundente, algún giro dramático más potente en la última parte de la obra para que ésta termine de explotar. Aún así, el puzzle ideado por Sara García y llevado a escena por Canosales nos deja muy buen sabor de boca. 

Aldo Ruiz

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