CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7
Desde el pasado 25 de enero, en el Teatro Bellas Artes se representa -con gran éxito- ‘Las guerras de nuestros antepasados’, una adaptación de la novela de Miguel Delibes que lleva la firma de Eduardo Galán. El texto supone un grito contra la violencia de las guerras partiendo desde el mismo nombre del protagonista (Pacífico) hasta el terrible desenlace. El autor de ‘Los santos inocentes’, ‘Cinco horas con Mario’ o ‘Señora de rojo sobre fondo gris’ -que pudimos ver recientemente en este mismo teatro protagonizada por José Sacristán- hace un alegato contra la guerra y elige la no violencia como forma de vida.
‘Las guerras de nuestros antepasados’ aborda la historia del recluso Pacífico Pérez. A lo largo de siete entrevistas, irá recordando su vida, guiado por las preguntas del doctor en psiquiatría Burgueño, médico del sanatorio penitenciario donde está internado. Pacífico creció con la obsesión de las guerras que le inculcaron su padre, su abuelo y su bisabuelo, -la civil, la de África y la carlista respectivamente-. Los tres quisieron hacerle partícipe desde pequeño y posible emulador de glorias perdidas. Pero Pacífico es un joven ingenuo y de extraordinaria sensibilidad, capaz de subir desnudo a las colmenas y de sentir los dolores del árbol recién podado o las voces del río. Sin embargo, también él acabará matando de forma inesperada y sin sentido. ¡De ahí, que lleve casi toda su vida entre rejas!
Eduardo Galán ha hecho un gran trabajo adaptando la novela que Miguel Delibes escribió en 1975: «Como adaptador, he querido destacar el carácter complejo de Pacífico Pérez, su sumisión a los poderosos, su resignación casi franciscana ante un destino grabado en su memoria desde la cuna con las historias de las guerras que le contaban el Abue, el Bisa y Padre». Galán ha mantenido el esquema original de la novela de las siete entrevistas mantenidas por Pacífico con el psiquiatra de la prisión. En ellas, se expresa con plena libertad y con el mejor lenguaje rural castellano, que con tanto acierto le concedió su autor original. Eduardo reconoce y agradece la colaboración recibida por parte de Carmelo Gómez (natural de un pueblo de León), que trabajó codo a codo con él para ‘pulir’ la última versión que ahora se puede ver sobre las tablas.
Precisamente, la actuación de Carmelo Gómez es lo más destacado de este montaje que dirige Claudio Tolcachir. El ganador de dos Goyas (‘Días contados’, 1994, y ‘El método’, 2005) regresa a los escenarios con un papel que le va como anillo al dedo y en el que vuelve a dejar patente su inmenso talento para la interpretación y especialmente para el teatro -como ya demostrase en ‘El alcalde de Zalamea’ o ‘Todas las noches de un día’.
El actor, de 61 años, derrocha fuerza y carisma en la piel de Pacífico, un personaje al que dota de verdad, ternura y una buena dosis de humor. Desde luego, es él quien sostiene la obra que, pasada la primera mitad, pierde cierto interés en su relato. De hecho, llega un momento (a partir del minuto 45 aproximadamente) en que la actuación de Carmelo Gómez se convierte en el único aliciente -a nuestro juicio- que mantiene la atención del espectador. Simplemente por ver su excelso trabajo merece la pena ver ‘Las guerras de nuestros antepasados’. El intérprete leonés está acompañado -en todo momento sobre las tablas- por Miguel Hermoso, muy convincente dando vida al psiquiatra que entrevista a Pacífico durante siete noches.
El montaje está dirigido por Claudio Tolcachir, una de las mentes más brillantes del teatro argentino. Partiendo del texto de Miguel Delibes (y sus limitaciones), Tolcachir nos brinda una solvente y elegante puesta en escena sustentada en el impecable diseño de luces de Juan Gómez Cornejo, el espacio sonoro de Manu Solís y la escenografía de Mónica Boromello.
Lo mejor: la soberbia actuación de Carmelo Gómez, que se echa a sus espaldas la obra de Miguel Delibes.
Lo peor: el texto en sí que, aunque sea de Delibes, llega un momento en que pierde el interés. Si no estuviera sobre el escenario Carmelo Gómez, ¿qué pasaría?