‘CLUSTER’: LA_COMPAÑÍA exlímite NOS CONQUISTA CON UN APASIONANTE VIAJE INTERIOR, ESPLÉNDIDO RETRATO DE UNA GENERACIÓN

CALIFICACIÓN: EXCELENTE: 8’5

Tras esa obra maestra llamada ‘Los Remedios’, que vimos hace poco más de un año, LA_COMPAÑÍA exlímite regresa con ‘Cluster’, otra obra muy especial que cuenta la vida de ocho personas a través de historias entrelazadas con continuos saltos de espacio y tiempo. Juan Ceacero dirige con maestría este complejo puzzle que Fernando Delgado-Hierro le ha dado forma textual a partir de las vivencias de los ocho integrantes de este elenco: Javier Ballesteros, Ángela Boix, Pablo Chaves, Leticia Etala, Beatriz Jaén, Ángel Perabá, Néstor Roldán y Belén de Santiago. Todos ellos están maravillosos y nos regalan unas interpretaciones llenas de verdad, como la vida misma. 
Esta es una de las mejores escenas de ‘Cluster’ protagonizada por Ángel Peraba, al que vemos subido en lo alto de la mesa.

‘Cluster’ es un montaje tremendamente especial. Para LA_COMPAÑÍA exlímite no era nada fácil dar el siguiente paso tras esa maravilla que son ‘Los Remedios’, y que próximamente podremos ver en el Teatro María Guerrero. Sin embargo, Juan Ceacero y Fernando Delgado-Hierro han conseguido mantener la esencia de ese montaje mágico y trasladarla a ‘Cluster’. Una obra muy existencialista también, en la que se habla del paso del tiempo, del sentido de la vida, de los sueños rotos, del amor y el desamor, de la familia, de las frustraciones. Ceacero y Delgado-Hierro reflejan la vida de ocho personas de una generación -los propios actores- en un inmenso y complejo puzzle imperfecto que, a lo largo de tres horas y media, destila emoción, verdad y vida, todo ello aderezado con un enorme y muy necesario sentido del humor. 

La palabra ‘cluster’ significa literalmente cúmulo, agrupamiento, y este concepto, condensa la naturaleza de la obra que han creado los chicos de exlímite. En palabras de Juan Ceacero, esta obra representa «un  viaje hacia el interior de nuestras pérdidas, conquistas, miedos, relaciones; un viaje hacia atrás que revela lo que nos ha pasado hasta llegar aquí, pero que, sobre todo, nos pone en relación con quienes somos hoy a través de la presencia del cuerpo que cuenta, aquí y ahora, sobre la escena».

El reto que se han planteado Ceacero y Delgado-Hierro es mayúsculo: contar la vida de ocho personas que nacieron en los años ochenta, dándole una unidad narrativa a través del trabajo actoral y de la puesta en escena. La tarea se antojaba complicadísima. Y así ha sido, pero el resultado merece mucho la pena. Hay que aplaudir el talento y la valentía de estos dos hombres. La obra se estructura en dos partes; la primera dura dos horas aproximadamente y, tras un descanso de 15 minutos, llega la segunda, con una hora y media de duración. A medida que transcurre el montaje se van entrelazando las vidas de estos ocho personajes con continuos saltos temporales y espaciales. La primera parte está muy bien resuelta, es brillante en su conjunto y termina con un espectacular número. Dentro de esa imperfección de la que habla su director, las piezas están muy bien encajadas y no decae el ritmo a lo largo de esas dos horas. La segunda parte, quizás, no alcanza la rotundidad de la primera. Es cierto que se mantiene el estilo narrativo y el gran trabajo actoral, sin embargo es más irregular en cuánto al texto o, al menos, no existe esa consistencia de la primera parte. A pesar de todo, la esencia nunca se pierde a lo largo de todo el espectáculo. 

Juan Ceacero ha hecho un trabajo magistral en la dirección. El montaje es luminoso, transcurre a un ritmo vertiginoso, los actores siempre están en movimiento y la acción en el escenario es continua. Él y Paola de Diego han creado el espacio escénico -que es absolutamente maravilloso-. La parte baja recrea un bar-cafetería llamado ‘Cluster’, donde hay varias mesas de diferentes tamaños con sus sillas correspondientes. Al fondo, está la típica barra y una máquina dispensadora de bebidas. Detrás hay como una especie de jardín, con una gran cristalera. Y en la parte de arriba, otro espacio en el que los actores suben y bajan constantemente y, en el que de vez en cuando, se graban a sí mismos reflexionando sobre la vida y sus traumas -en forma de terapia-, y esas imágenes se pueden ver en una pantalla situada en una de las paredes laterales de ‘Cluster’. En esta pantalla también se proyectan durante toda la obra imágenes de la vida de estas ocho personas. Un recurso fantástico y que le da un mayor realismo a la historia. El montaje tiene momentos de enorme belleza plástica, con una estética apabullante en la que, además del magnífico trabajo de Paola de Diego, destaca el fantástico diseño de luces de Juan Ripoll y el espléndido espacio sonoro, muy importante también en la puesta en escena. 

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La dramaturgia textual que ha creado Delgado-Hierro se sustenta en un recurso narrativo genial que le da mayor peso a la historia que se está contando en cada momento. A lo largo del montaje, los actores hacen de narradores para contar sus propias vivencias que son recreadas, al mismo tiempo, por los otros compañeros. En muchas ocasiones, el narrador se sitúa justo al lado del actor que lo está interpretando y le da pautas, le hace gestos, refuerza la interpretación repitiendo las frases, consiguiendo una intensidad y una emoción extraordinarias. Hay que alabar el trabajo de Delgado-Hierro que, como ya demostró en ‘Los Remedios’, es un maestro a la hora de hablar de la vida y de plasmarlo en imágenes. Es un texto muy existencialista en el que existen continuas referencias literarias, culturales, cinematográficas, pictóricas. Son de esos textos que disfrutas viéndolos -y escuchándolos- una segunda y una tercera vez. 

Además del extraordinario trabajo de Juan Ceacero y Fernando Delgado-Dierro, ‘Cluster’ no sería lo mismo o mejor dicho, no podría ser esto, si no fuera por los ocho actores; esas ocho personas cuyas vidas -al menos, algunas partes- están contadas y reflejadas a lo largo de tres horas y media. La actuación de todos ellos es sobresaliente. Los ocho: Javier Ballesteros, Ángela Boix, Pablo Chaves, Leticia Etala, Beatriz Jaén, Ángel Perabá, Néstor Roldán y Belén de Santiago hacen un trabajo excepcional. 

Pablo Chaves posee una vis cómica sensacional -como ya dejó patente en ‘Los Remedios– y suyos son algunos de los momentos más desternillantes de la obra, por ejemplo cuando cuenta la experiencia en sus distintos trabajos (McDonalds, monitor de Tiempo libre, Massimo Dutti, jefe de obra) en los que siempre el estrés y la presión se acaban apoderando de él. Leticia Etala ha sido todo un descubrimiento. Es la primera vez que la vemos actuar y nos ha sorprendido enormemente con su apabullante naturalidad y simpatía. Su número haciendo de Raffaela Carrá es uno de los mejores de toda la obra. Belén de Santiago nos deleita en todos los registros: tiene una grandísima vena dramática pero también posee un don para la comedia, como se puede demostrar a lo largo de las tres horas y media de montaje. Néstor Roldán, por su parte, es otra de las sensaciones de ‘Cluster’. Es increíble el dominio que tiene de la voz y la expresión corporal, aparte de su imponente presencia escénica.

Ángel Perabá destila verdad durante todas sus intervenciones, por cómo habla, por cómo mira, por cómo dice las cosas. Protagoniza una de las escenas más bonitas estéticamente, en la que termina literalmente nadando, y una de las más estremecedoras -conjuntamente con Belén de Santiago- cuando habla del dolor que le produce el desamor. Completan el reparto Javier Ballesteros, magnífico durante toda la obra y que demuestra una gran versatilidad, al igual que Ángela Boix, graciosísima cuando interpreta a la madre de Belén de Santiago, y desplegando poderío dramático en el monólogo que habla del dolor tan terrible que siente y que la consume, y Beatriz Jaén que nos regala unos de los sketches más divertidos del montaje: su familia es tremendamente optimista y, cuando le diagnostican un cáncer a su hermano, nos relata el momento en que llegan a casa, ¡desternillante!.

En definitiva, los ocho están sensacional, no se les puede poner ni un solo pero, derrochan talento, amor por esta profesión y se someten a un desgaste físico brutal a lo largo de tres horas y media. Ellos son ‘Cluster’: sus historias, sus vidas, sus miedos, sus logros, sus anhelos, sus relaciones, sus frustraciones… Un montaje tremendamente especial e imprescindible que se puede ver en la Sala exlímite durante todo el mes de febrero.

Aldo Ruiz

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