CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7’5
Hasta el 14 de marzo, en el Teatro Galileo se representa ‘Lo que tú nos dejas’, un emotivo monólogo que aborda la relación entre una madre y un hijo, y habla del vínculo vital que se establece desde el nacimiento. Inma Cuevas da vida a la protagonista de la historia y realiza una magnífica interpretación, manejando a la perfección todos los registros. Alba R. Santos es la autora del texto y la propia Inma se ha encargado de la dirección. ¿Qué le falta a ‘Lo que tú nos dejas’ para haber sido un montaje redondo?

‘Lo que tú nos dejas’ es uno de los montajes que más esperábamos en este comienzo de 2021. Inma Cuevas, indiscutiblemente, es una de las mejores actrices de este país y una de las que mejor se expresa sobre las tablas. Alba R. Santos, por su parte, nos había dejado un grandísimo sabor de boca con ‘Emilia’ en el Teatro del Barrio, una obra dirigida y coescrita por ella misma por la que Pilar Gómez se alzó con el Max a la Mejor Interpretación Femenina. De ahí, que las expectativas fueran muy altas.
‘Lo que tú nos cuentas’ habla de la profunda relación entre una madre y un hijo, y del vínculo vital que se establece desde el nacimiento; un lazo muy estrecho que no desaparece bajo ninguna circunstancia. Inma Cuevas se mete en la piel de Inma, una mujer gallega que habla, a través de cartas a su hijo, de las emociones más fuertes del ser humano: el amor, la soledad, el duelo, el dolor, la familia… Cuevas está espléndida dando vida a esa madre que vive de los recuerdos y, que tiene a la tristeza como su gran compañera de viaje, desde que ocurrió un fatídico acontecimiento: «Pasé años sin un solo libro en la mesilla de noche. Hasta que decidí escribirte a ti. Es la única forma que encontré de sentirte menos lejos, de sentir que me escuchas, que aún puedo contarte cosas del pueblo que leerás entre la reunión con aquellos, el negocio con los otros, la boda de unos amigos, mientras llevas a tus niños al parque. Una carta se lee en cualquier parte…”
Inma Cuevas demuestra sobre las tablas del Galileo todas las virtudes que atesora como actriz en un personaje maravilloso que le permite brillar en todos los registros. Esa madre habla desde la emoción, desde el dolor, pero también cuenta determinados episodios con un gran sentido del humor y con mucha gracia, un ingrediente muy importante en esta obra, que oxigena, y que desdramatiza. Alba R. Santos ha hecho un trabajo notable, brindándonos un texto muy emocional, que no ahonda en el drama más allá de lo necesario, y que lanza un mensaje muy esperanzador: la importancia de sonreír en la vida, del disfrutar del día a día y de aprovechar las segundas oportunidades que nos brinda la vida. El texto es excelente, sin embargo, al final se centra en un mensaje concienciador que, por supuesto apoyamos totalmente y que es muy hermoso, pero que está introducido en la obra de una manera un tanto forzada y hace que el monólogo no tenga el final que, quizás, se merecía, tanto por la historia como por su protagonista.
Hemos dicho anteriormente, y lo volvemos a repetir, que Inma Cuevas es una actriz extraordinaria y este monólogo está hecho a su medida. Inma tiene momentos realmente brillantes, como ese comienzo en el que relata cómo nació su hijo mientras amasaba empanadas gallegas, o esa otra escena en que ella se mete en la piel del niño cuando regresa del colegio -desprende simpatía y naturalidad- o por ejemplo esas partes en las que habla de la soledad. La nostalgia y la emoción se combinan con el sentido del humor para regalarnos grandes momentos. Sin embargo, nosotros hemos echado en falta un clímax en la obra: esa escena que, parece que va a llegar, pero que nunca llega. A nuestro juicio, el texto se merecía una escena cumbre que le permitiera tanto al personaje como a la actriz expulsar todo lo que llevan dentro. El monólogo, que dura unos 50-55 minutos, merecía también un desenlace más redondo. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que sea un mal montaje, en absoluto. Es una obra muy notable, pero es un lástima que no haya llegado al sobresaliente porque se reunían todos los mimbres necesarios.
Inma Cuevas también se ha encargado de dirigir ‘Lo que tú nos dejas’. Para ello, se ha apoyado en la sencilla y preciosa escenografía de Javier Ruíz de Alegría, que ha recreado tres ambientes intimistas con mucha elegancia. A todo ello hay que sumar el fantástico diseño de luces, también obra suya, que va muy en la línea -al igual que la escenografía- de la historia que se está contando. La obra está ambientada en Galicia y en dos ocasiones suena música de la zona: una canción que canta la propia Cuevas al comienzo de la función y un tema que retumba -con más fuerza- en la parte central de la historia. Respecto a la dirección, Inma ha hecho un buen trabajo: preciso, bonito, cuidado… aunque, bien es cierto, que hay algún momento escénicamente que le podía haber sacado mayor partido a lo que está contando, fundamentalmente cuando hace la gran revelación de la obra. Dicho esto, ‘Lo que tú nos dejas’ nos ha permitido, una vez más, disfrutar sobre las tablas de ese animal escénico llamado Inma Cuevas.
Aldo Ruiz
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