‘MAMMON’: LA LOCURA Y EL DESENFRENO SE APODERAN DE LOS TEATROS DEL CANAL CON ESTA ROAD MOVIE CANALLA Y SALVAJE CREADA POR NAO ALBET Y MARCEL BORRÁS

CALIFICACIÓN.- EXTRAORDINARIA: 9

Irene Escolar y Ricardo Gómez protagonizan ‘Mammon’, uno de los pelotazos de la temporada. Hasta el 1 de abril, se puede ver en los ‘Teatros del Canal’ esta disparatada comedia escrita y dirigida por Nao Albet y Marcel Borrás que ha colgado el cartel de ‘entradas agotadas’ todos los días. En un montaje apabullante y que transcurre a un ritmo endiablado, los creadores catalanes mezclan el cine y el teatro para ofrecernos una puesta en escena tremendamente original. En el reparto, además de Escolar y Gómez, encontramos a los dos autores -interpretándose a sí mismos- y a un magnífico Manel Sans. 

Canalla, trepidante, salvaje, rompedora, descarada, muy divertida, desbordante de talento, excesiva, plagada de locura, sublime por momentos… En definitiva, una gran ida de olla. Todo esto y mucho más es ‘Mammon’, una road movie teatral escrita y dirigida por Nao Albet y Marcel Borrás que nos lleva sin pestañear de Siria a Las Vegas en un relato fascinante en el que confluyen teatro, cine y mucho talento. De ahí, que se haya convertido en uno de los mayores éxitos de la temporada agotando las entradas en todas y cada una de sus representaciones. 

La aventura comienza en Siria y nos la van relatando Irene Escolar y Ricardo Gómez que ejercen de conductores en esta primera parte de la obra. Hasta allí se desplaza Marcel Borrás en 2013, en una expedición arqueológica en la que descubre el mito de Mammón. Cuenta la leyenda que cerca de la antigua Khalpe (actual Alepo), en el centro de un valle lleno de cuevas rebosantes de piedras preciosas, dos familias convivían en armonía, admirando la belleza natural de estos minerales. Pero con la llegada de ‘Mammón’, un hombre misterioso, la paz se vio alterada, apareciendo odios y rencores entre los herederos de cada familia. Mammón, que en arameo significa «riqueza» y en hebreo «tesoro», es para los cristianos el diablo de la avaricia y era para los fenicios el Dios de la bonanza. A su llegada a España, Borrás le cuenta la historia a Nao Albet y los dos vuelven locos; pretenden hacer un montaje majestuoso sobre el mito de ‘Mammón’ pero el presupuesto se eleva a 120.000 euros y ellos solo tienen 40.000. ¿Qué pueden hacer?. Se les ocurre la brillante idea de multiplicar esa cantidad jugando a la ruleta en los casinos de Las Vegas. Para eso tienen que llamar a Dylar, su contacto en la ciudad americana. A partir de aquí se desata el desenfreno en esta road movie excesiva y muy salvaje que tiene momentos memorables. 

No se puede negar que Nao Albet y Marcel Borrás suponen un soplo de aire fresco para la cartelera madrileña. La originalidad de la historia -que nos recuerda mucho a Tarantino y a los hermanos Coen-, y su brillante manera de estar contada, mezclando el cine y el teatro, con acción real y flashbacks al pasado, sorprenden y seducen al público desde el minuto cero, que cae rendido a los encantos de estos dos singulares autores. El resultado es una comedia alocadísima que transcurre a un ritmo trepidante, en la que Albet y Borrás utilizan hábilmente la escenografía y en la que brilla, sobre todo, el sensacional trabajo de todos los actores,  el diseño de luces de Adrià Pinar (espléndida la escena final) y la ambientación sonora de Igor Pinto. La única pega que le podríamos achacar al montaje es el cierto abuso del contenido audiovisual que hacen los directores en la parte de Las Vegas. Para mí, llega ya un momento en que la atmósfera se hace demasiado cargante. ¿Por qué abusar de las proyecciones en ‘Las Vegas’ si ya tienes a los protagonistas en el escenario?. Quizás, no fuera necesario y, de esta forma, se aligeraría un poco la duración de la obra que se va hasta la hora y cuarenta y cinco minutos. 

Más allá de esto, -que es una apreciación personal-, como señalábamos al principio, ‘Mammón’ se ha convertido en uno de los pelotazos de la temporada. El boca a boca ha corrido como la pólvora y en pocos días se han agotado las entradas. Y, no es de extrañar, porque Albet y Borrás firman una obra rompedora y canalla que nos deja momentos sublimes. No tengo palabras, por ejemplo, para describir la timba de poker, con participación del público incluida. Es de las mejores escenas que he visto nunca en una sala de teatro. Lo que hace Irene Escolar dando vida a la china que regenta el negocio es memorable, para quitarse el sombrero, sin exagerar. En un alarde de versatilidad impresionante, Escolar se desdobla en varios personajes a lo largo de la obra y también nos deja con la boca abierta encarnando a una bailarina de striptease con peluca verde-azulada incluida. ¡Maravillosa Irene Escolar!. ¡Y qué decir de Ricardo Gómez!. Si en ‘La Cocina’ de Peris-Mencheta presentaba sus credenciales, aquí el actor de ‘Cuéntame’ demuestra que él ha llegado -a los escenarios- para quedarse y lo demuestra a base de talento. Su recreación de Bernardo, el mejicano de la timba de poker, es verdaderamente genial, al igual que cuando se mete en la piel del botones del hotel. Gómez es un actor que tiene muchísimo ángel y, por supuesto, un increíble futuro por delante. 

Magnífico también Manel Sans dando vida a Dylan. Un personaje que podría estar sacado perfectamente de una película de Robert Rodríguez o de Tarantino y que Manel se encarga de interpretar a la perfección. Su escena final es totalmente maravillosa. Completan el reparto Albet y Borrás que bordan sus actuaciones interpretándose a sí mismos en esta comedia cargada de drogas, alcohol, sexo, juego y mucho desfase, que ha desatado la locura y el desenfreno en unos abarrotados Teatros del Canal. 

Aldo Ruiz

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