CALIFICACIÓN.- ABSOLUTAMENTE GENIAL: 10
Del 11 al 15 de Octubre, el público madrileño ha podido disfrutar nuevamente de ‘Cabaré de Caricia y Puntapié’, un viaje inolvidable por el universo de Boris Vian a través de sus canciones con dos anfitriones de lujo: Jorge Usón y Carmen Barrantes. A lo largo de noventa minutos, estos dos artistas polifacéticos y geniales se desdoblan en múltiples personajes dando un auténtico recital y provocando el delirio de los espectadores que han llenado la Sala Jardiel Poncela del Fernán Gómez durante los cinco días de función.

Carmen Barrantes y Jorge Usón, dos auténticos clowns en ‘Cabaré de caricia y puntapié’.
Pocas veces, en un sala de teatro he escuchado tantas risas y carcajadas como en ‘Cabaré de caricia y puntapié’, un grandioso monumento al humor y un verdadero alarde de talento por parte de Jorge Usón y Carmen Barrantes que protagonizan dos actuaciones portentosas. Y es que estamos ante una obra absolutamente genial que ganó el premio Max en 2010 al Mejor Espectáculo de Teatro Musical. ¡No es de extrañar!. Realmente extraordinarios y brillantemente dirigidos por Alberto Castrillo-Ferrer, Usón y Barrantes hacen un maravilloso e hilarante recorrido por las canciones de Boris Vian, un auténtico genio -músico, compositor, escritor, dramaturgo e, incluso, ingeniero- y una figura totalmente imprescindible del París de los años cincuenta. Un autor envuelto siempre en la polémica y muy crítico con todo lo que pasaba en su época, como así se refleja en el contenido de sus canciones.
Con el pretexto de la defensa de una tesis muy particular sobre la figura de Boris Vian, Jorge Usón y Carmen Barrantes se van transformando en diferentes personajes, a cada cual más pintoresco, provocando las risas y las carcajadas de del público desde el primer y pegadizo número de presentación. A partir de ahí, el caos, la locura y el delirio se apoderan de la Sala Jardiel Poncela y los espectadores, enfervorecidos, se sumergen en esa atmósfera tan especial creada por Jorge y Carmen. Ellos desprenden una química brutal y una energía desbordante que contagian a todo el público, que no puede hacer otra cosa más que disfrutar. Esta es, precisamente, la magia de ‘Cabaré de caricia y puntapié’ que, desde el principio, te dejas hipnotizar por esos dos ‘locos’ magnéticos, pasándotelo como un enano, y sin querer que aquello termine nunca.
El show comienza con Jorge Usón dando vida a Boris y Carmen Barrantes, en la piel de Doris. Pero eso es solo un espejismo. Rápidamente empezarán a desfilar por allí personajes muy variopintos de toda clase y condición, todos ellos vecinos de un bloque de viviendas. A través de las diferentes ‘reencarnaciones’ de Jorge y Carmen iremos subiendo pisos y de pronto nos encontramos a dos carnicernos un tanto sanguinarios, a una rubia muy sexy -Colette-, al típico niño gordito y fantasioso -Johan- y a su tío inventor, a Lulú y a su ‘abuelita’, a un matrimonio argentino que también va a presentar su tesis, Eleonora y Osvaldo, etc… ah, y no se me puede olvidar Crista, la genial ayudante letona de Boris. En definitiva, un sinfín de personajes surrealistas, en los que Usón y Barrantes se van desdoblando, a un ritmo endiablado, realizando un esfuerzo físico descomunal. ¡Para quitarse el sombrero!.
Es evidente que ‘Cabaré de caricia y puntapié’ no sería lo mismo sin la presencia de estos dos monstruos de la actuación que, durante los cien minutos de la función, exhiben una vis cómica fuera de lo normal. Por si había alguna duda, aquí queda completamente despejada; Usón y Barrantes son dos showmans magistrales: actúan de forma genial, cantan fenomenal, si hay que bailar, bailan, y además desbordan carisma por los cuatro costados. No se puede pedir más. Jorge y Carmen tienen tan interiorizada la obra -que se estrenó hace diez años- y tan estudiados los personajes que el placer es máximo cuando los ves ahí, disfrutando en el escenario.
Alberto Castrillo-Ferrer dirige brillantemente a estos dos artistas polifacéticos como muy pocos y nos brinda una puesta en escena sensacional, apoyado en la espléndida escenografía de Manolo Pellicer y en el maravilloso vestuario de Marie-Laure Bénard. Como montaje excepcional que es, ‘Cabaré de caricia y puntapié’ nos deja grandísimos momentos pero, para no alargarme demasiado, voy a citar solo algunos, por ejemplo, el número de los carniceros que venden carne humana. ¡Divertidísimo!. También me gusta especialmente -y te mueres de la risa- la encarnación que hace la Barrantes de ‘Collete’ y, sobre todo, su canción ‘Pégame Johny’. Es desternillante, como el número de ‘Johan’ y su abuelo el inventor de bombas. Y, ¿qué podemos decir de Carmen Barrantes cuando se transforma en Lulú ‘la fea’ y Jorge Usón en su ‘abuelita’ y nos deleitan con ese baile?. ¡Maravilla pura!. Llama poderosamente la atención ver a Usón subido en unos enormes tacones con esa gracia y con esa expresión corporal. La verdad es que esta obra es un no parar de risas y carcajadas. Destacar, cómo no, a Carmen cuando asalta el patio de butacas -en plan cabaretera- e interactua con algunos espectadores y a Jorge dando vida al pijo del bloque. Es absolutamente genial, al igual que el número de la pareja sadomasoquista argentina -Osvaldo y Eleonora- que se matan a ‘ostias’. Es, con toda seguridad, el momentazo de la función. ¡Para llorar de la risa!. Y así podría seguir un buen rato. Pero lo vamos a dejar aquí, en todo lo alto. No puedo más que agradecer a Jorge Usón y a Carmen Barrantes por dejarse la piel, y el alma entera, en este inolvidable ‘Cabaré de caricia y puntapié’. Mis GRASIAS MÁS SINSERAS a estos dos ENORMES ARTISTAS por haberme hecho disfrutar tanto.
Aldo Ruiz
Enlace relacionado:
Quisiera leer el guion para considerar presentar la obra en mi pais, Republica Dominicana
Me gustaMe gusta