‘YOGUR PIANO’: DESTELLOS DE TALENTO EN UNA PIEZA DESIGUAL Y PROVOCADORA QUE NO DEJA INDIFERENTE A NADIE

CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7

Escrita y dirigida por Gon Ramos, ‘Yogur Piano’ es una obra que lleva varios meses colgando el cartel de ‘no hay billetes’ en el Espacio Labruc. Todos los sábados a las 21:30, los espectadores se enfrentan a una experiencia original, muy arriesgada y que, desde luego, no deja indiferente. Jos Ronda es el encargado de poner la nota musical al montaje, convirtiéndose en uno de los grandes alicientes de esta singular historia protagonizada por Daniel Jumillas, Nora Gehrig, Itziar Cabello, Marta Matute y Gon Ramos. 
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Los cinco protagonistas de ‘Yogur Piano’

He dejado pasar varios días desde que vi ‘Yogur Piano’ para escribir este artículo. Y es que ésta es una de esas obras que es mejor dejarlas reposar. En primer lugar hay que aclarar que no se trata de una historia al uso, estamos ante una pieza experimental, una performance muy potente que no tiene una estructura definida y que, a lo largo de noventa minutos, te va provocando sensaciones de lo más variopinto: desde una enorme crispación inicial hasta la mayor de las emociones al final. 

La primera parte es too much. Entras en la sala y te encuentras a uno de los actores (Daniel Jumillas) bailando musicón en una discoteca. Lo que empieza siendo algo sorprendente y rompedor se convierte pronto en pura monotonía. Durante más de media hora, Jumillas y cuatro compañeros más nos van contando sus historias -en forma de monólogos-, siempre con la música de fondo, y sin apenas poder escucharlos. A los diez minutos me quedé completamente aturdido con el ruido y la poca visibilidad y, por un momento, se me pasó por la cabeza coger la puerta y marcharme. Fue una reacción totalmente física.

Pero, afortunadamente, no llegó la sangre al río y cuando estaba a punto de implosionar, el musicón se detuvo y empezó a sonar la increíble voz de Jos Ronda cantando ‘When I am laid in earth’ de Purcell, acompañándose del piano. Fue entonces cuando, por fin, empecé a disfrutar de la obra y de las voces de cada uno de los actores -por cierto, magníficos todos ellos-. Este segundo acto es muy bonito está hecho con muchísimo gusto, y se viven momentos de gran intensidad, como la última escena protagonizada por Nora Gherig que llega a conmovernos con su dulzura. Para mí, uno de los puntos más emocionantes de toda la obra.

Una vez creada esa atmósfera tan especial, los cinco actores se dirigen -uno a uno- a cada persona del público y se produce la magia en Labruc. La fuerza de una mirada, la luz de una sonrisa… En ese momento, se detiene el tiempo y solo existe el ‘aquí’ y el ‘ahora’. Es un recurso genial donde los sentimientos están a flor de piel. El único pero que se le puede poner es que se prolonga en exceso. 

Tras una maravillosa escena de conversaciones cruzadas, hablando del amor, y con los interpretes sentados entre el público, llega el cenit de ‘Yogur Piano’ y nuevamente Jos Ronda se convierte en el máximo protagonista, irrumpiendo con el violín mientras los actores se dirigen hacia el piano para interpretar conjuntamente el hermosísimo tema de Sigur Ros que da título a la obra. Es un momento tremendamente emotivo. Todos juntos, unidos, y tocando esta preciosa canción. Un final espectacular que pone el broche de oro a este arriesgado montaje -escrito y dirigido por Gon Ramos- que destila talento a raudales, pero en el que se echa en falta una mayor uniformidad y más equilibrio.  A pesar de todo, la segunda parte merece muchísimo la pena. Su belleza hace olvidar rápidamente la rabia y el desencanto del primer acto. 

Sin duda alguna, el elenco es de lo mejor de ‘Yogur Piano’. Además de la estupenda Nora Gherig, quiero destacar a Daniel Jumillas, un actor con una fuerza increíble y que desprende magnetismo en cada uno de sus gestos y sus diálogos. Incluso, en la parte del baile, consigue brillar. Le espera un prometedor futuro por delante. Fantásticas también Itziar Cabello y Marta Matute que sobresalen por la frescura de sus actuaciones. He dejado para el final al creador y también intérprete Gon Ramos, todo un descubrimiento para mí, que logra llegar al público con su enorme naturalidad y su particular forma de interpretar y de contar las cosas. 

Aldo Ruiz

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