CALIFICACIÓN.- OBRA MAESTRA: 10
Por fin hemos podido ver el esperadísimo ‘Hamlet’ de Miguel del Arco, el primer Shakespeare que adapta La Compañía Nacional de Clásico y, sin duda, uno de los acontecimientos teatrales más importantes de 2016. Nos encontramos ante una obra monumental en la que brilla un grandioso Israel Elejalde dando vida al mítico príncipe de Dinamarca. Completan el reparto Ángela Cremonte, Cristóbal Suárez, Daniel Freire, José Luis Martínez, Jorge Kent y Ana Wagener.
¿Qué podemos decir de Miguel del Arco que no se haya dicho ya?. Sobran las palabras para definir a un hombre que cuenta con un talento descomunal para hacer teatro. Un artista que bucea hasta el fondo de la historia que quiere contar, para luego diseñar milimétricamente su puesta en escena, con el único objetivo de alcanzar la excelencia. Y, aquí, lo vuelve a lograr. Como ya hiciera en el ‘Misántropo’ o ‘La función por hacer’, Del Arco vuelve a hacer magia en ‘Hamlet’. Y, eso que, enfrentarse al montaje de la obra cumbre de Shakespeare era un reto mayúsculo pero, en sus manos, todo es posible. Bajo su batuta, ‘Hamlet’ brilla en todo su esplendor.
Dados los medios que tenía a su alcance, Del Arco podía haber apostado por un montaje ostentoso, con una barroca escenografía y unos aparatosos cambios de decorado. Sin embargo, al director le han bastado unas ‘simples’ cortinas de gasa, una cama y unas efectistas proyecciones para deslumbrarnos. Del Arco es como un primoroso escultor que se enfrenta a la piedra en bruto para modelar su escultura. En ‘Hamlet’, el dramaturgo construye una obra monumental sin grandes excesos. Todo lo consigue a base de golpes de cincel con el talento y el don propios de un genio. Es indiscutible: Miguel del Arco tiene una visión extraordinaria para realizar adaptaciones teatrales logrando cotas que no están al alcance del común de los mortales.
Este ‘Hamlet’ -esculpido por la mano maestra de Del Arco- destaca por su impecable factura y por una estética absolutamente portentosa. Sin duda, uno de los grandes culpables de este logro, es Joan Rodón, autor de las proyecciones, que realiza un trabajo sensacional. Durante las 2h 45m que dura la función, el dramaturgo se apoya en dichas proyecciones para lograr efectos asombrosos (sobre todo, en las gasas). Imágenes increíbles que recrean todo tipo de lugares y escenarios; una avenida de una gran ciudad, un bosque, un lago, un paisaje nevado, la lluvia… Estas proyecciones son, por supuesto, uno de los puntos fuertes de este espectacular montaje, así como la brillantísima iluminación diseñada por Juanjo Llorens, que nos deleita con un exquisito juego de luces y sombras. Todos estos elementos, unidos a la fantástica partitura de Arnau Vilá y la excepcional dirección de Miguel del Arco, nos brindan momentos de una belleza sublime como esa escena en la que Ofelia, situada en un lateral del escenario y, envuelta en gasas, escucha –en voz de su padre- la carta que le ha escrito Hamlet y, de pronto, aparece éste, en mitad de la nieve. Otro momento visualmente muy potente es, cuando el personaje de Daniel Freire (Claudio) aparece –al final de un túnel- como una sombra opaca, y comienza a caminar mientras se agiganta su figura y se sienta a rezar. ¡Realmente imponente!.
Lo cierto es que la puesta en escena que nos ofrece Del Arco está plagada de detalles y sutilezas. Para nosotros, personalmente, nos resulta enormemente gratificante ver cómo se las ingenia el director para sorprendernos una y otra vez. Y, cuando parece que ha tocado techo, este mago de la escena se saca otro as de la chistera que nos impacta aún más, como ocurre en la representación que hacen los cómicos al llegar a la corte. Es simplemente genial la manera en que Del Arco resuelve el desdoblamiento de personajes de Ana Wagener y Daniel Freire. ¡Y qué decir del momento en que la actriz llora sus penas en la cama y, de pronto, cae del techo una inmensa estructura de tierra transformando el escenario en un cementerio. ¡Espectacular!.
Como el resto de sus obras, el ‘Hamlet’ de Miguel del Arco se caracteriza por su espíritu transgresor. Es una constante a lo largo de su carrera. Al director le gusta arriesgar e introducir elementos que distorsionen y rompan el ritmo. El dramaturgo siempre se ha alejado de los convencionalismos y apuesta por versiones vanguardistas en las que, por supuesto, también tienen cabida ciertas excentricidades. En ‘Hamlet’, por ejemplo, hay una escena que deja a más de uno sin palabras, que es, cuando Ofelia, completamente trastornada, expresa su locura a ritmo de reggaetón vestida a lo Lady Gaga. Un momento en que el público, desconcertado, pasa del más absoluto asombro, al principio de la escena, para luego romper en aplausos al final del acto. Cosas así solo se las puede permitir Miguel del Arco.
Para muchos, este ‘Hamlet’ será recordado por la grandiosa interpretación de Israel Elejalde, el actor fetiche del director. El propio Del Arco ha confesado que, hasta la fecha, nunca se había atrevido con la adaptación del drama shakespeariano porque no había encontrado al intérprete idóneo. Pues, es evidente que la espera ha merecido la pena, porque Elejalde realiza una actuación para enmarcar. Dando vida a un personaje que está siempre al borde del abismo, el actor logra salir indemne con un trabajo soberbio y lleno de matices. Pocas veces los intensos monólogos de ‘Hamlet’ están tan bien declamados y consiguen no distraer la atención del espectador. Israel Elejalde es un actor inmenso que se supera día a día y que, con este papel, logra un nuevo hito en su carrera.

Israel Elejalde da vida a ‘Hamlet’, en el que es, sin duda, uno de los grandes papeles de su exitosa carrera. Fotografía: Twitter Oficial de La CNTC.
Elejalde está acompañado por un excelente grupo de actores entre los que destaca Daniel Freire, maravilloso en la piel del rey Claudio. Miguel del Arco recupera para la escena a este gran actor argentino que, aquí, vuelve por sus fueros y nos regala una poderosa y fascinante actuación. También está increíble Jose Luis Martínez dando vida a Polonio y a Osric. El actor saca a relucir su enorme vis para la comedia y protagoniza los momentos más divertidos de ‘Hamlet’ (genial el sketch de los dos enterradores que interpreta junto a Jorge Kent). Completan el reparto una espléndida Ana Wagener, que despliega toda su elegancia y su buen hacer sobre las tablas del teatro de la Comedia; la guapísima Ángela Cremonte –que brilla en la piel de esa Ofelia envuelta en la locura-, el siempre fantástico Jorge Kent y Cristóbal Suárez, magnífico como Laertes- que sobresale en la última parte de la función gritando su dolor y clamando venganza contra Hamlet.
A pesar de la extensa duración de la obra (2h 45m), Del Arco logra que el ritmo no decaiga ni un solo instante gracias al fantástico trabajo actoral y a la deslumbrante puesta en escena que alcanza su clímax con una espectacular escena final que incluye una trepidante batalla de espadachines entre Hamlet y Laertes. Sin duda, el colofón perfecto para esta majestuosa obra esculpida por una mente privilegiada, la de ese gran genio de nuestra escena llamado Miguel del Arco.
Aldo Ruiz
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