‘EL CUADERNO DE PITÁGORAS’ DE CAROLINA ÁFRICA: UNA OBRA EMOCIONANTE QUE NOS BRINDA UNO DE LOS FINALES MÁS HERMOSOS QUE HAYAMOS VISTO EN UNA SALA DE TEATRO

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8

‘El cuaderno de Pitágoras’ es la última obra escrita y dirigida por Carolina África, autora entre otras de ‘Verano en diciembre’ u ‘Otoño en abril’. Hasta el 20 de febrero se representa en el Teatro Valle Inclán este magnífico montaje compuesto de historias que, pese a ser ficción, están inspiradas en hechos reales y nacen fruto de la experiencia como voluntaria en un módulo penitenciario de Carolina durante varios años. Nuria Mencía y Manolo Caro, magníficos ambos, encabezan un gran reparto compuesto por Emmanuel Cea, Gledys Ibarra, Helena Lanza, Ascen López, Jorge Mayor, Pepe Sevilla y Victoria Teijeiro. 

El teatro de Carolina África es sinónimo de calidad y emoción y en el ‘Cuaderno de Pitágoras’ lo vuelve a demostrar. La dramaturga nos introduce en una módulo penitenciario para contarnos la historia de un grupo de reclusos que participa en la elaboración de una obra teatral y que culminará con la exhibición final del espectáculo ―íntegramente creado por ellos― ante sus familiares. El registro del proceso de ensayos en una especie de diario de navegación ―erróneamente llamado Cuaderno de Pitágoras por el personaje de Furia― dará título a esta historia, que se intercalará con otras: la lucha por volver a construir una vida digna en libertad y el esfuerzo por sacar adelante a las familias en circunstancias especialmente complejas y dolorosas.

Las historias que aparecen en la obra, pese a ser ficción, están inspiradas en hechos reales y nacen fruto de la experiencia vivida en años de voluntariado de la propia Carolina en un módulo penitenciario. También se han elaborado a partir de entrevistas con familiares y colaboradores de distintos colectivos que trabajan en varias cárceles. Aunque es una obra colectiva, los protagonistas de la trama troncal son Paqui (Nuria Mencía) y Furia (Manolo Caro), una pareja que, por diferentes motivos, acaba entre rejas. A través de estos personales y sus conflictos, África pone el foco en el concepto de reinserción social analizando las dificultades, prejuicios y estigmas a los que se enfrenta todo aquel que haya cumplido o esté cumpliendo una condena.

En el ‘Cuaderno de Pitágoras’, Carolina África se enfrenta, probablemente, a su proyecto más complejo en cuanto al texto y también respecto a la puesta en escena. La dramaturga supera el reto con nota aunque, bien es cierto, que al texto le falta esa solidez característica de sus obras. La trama principal tiene tanta fuerza que, en ocasiones, queda disipada por las ramificaciones secundarias, que están muy bien, pero que alargan la obra en exceso, creemos que innecesariamente. Todo el proceso de creación de la obra de teatro con los reclusos que, probablemente sea lo que ha originado el montaje, se hace demasiado largo. Sabemos que para un autor es doloroso meter tijera en algo que se ha hecho con tanto cariño pero, a nuestro juicio, aligerar esas tramas secundarias le daría más ritmo al conjunto final.

Dicho esto, ‘El cuaderno de Pitágoras’ es un excelente montaje plagado de grandes momentos, algunos de ellos memorables. La escena que transcurre en el Metro, -cuando Furia, que se encuentra de permiso penitenciario, tiene que regresar a la cárcel-, es absolutamente conmovedora, al igual que el duelo interpretativo entre Paqui y Ángelica en la recta final. Un ‘escenón’ de muchos quilates, que desborda emoción a raudales y llega a estremecer. Nuria Mencía y Gledys Ibarra están espléndidas. Y qué decir de la escena final en la playa con esos efectos audiovisuales maravillosos, ¡pura magia! O el juego de las emociones con la tortilla en la cárcel: uno de los ejercicios que Macarena (Helena Lanza) plantea a los reclusos para trabajar las emociones. Sin duda, uno de los momentos más divertidos de toda la obra con Emmanuel Cea y Jorge Mayor provocando las carcajadas del público durante varios minutos. 

‘El cuaderno de Pitágoras’ transcurre a ritmo de bolero de principio a fin (nos recuerda inevitablemente a las escenas carcelarias de ‘Átame’ de Almodóvar). En la puesta en escena destaca la escenografía diseñada por Ikerne Giménez. Una enorme escalera, situada a la izquierda, preside el escenario con un gran ventanal en la primera planta. Además, hay muchas estructuras metálicas que se van moviendo con gran fluidez para recrear los distintos espacios de la cárcel. Nos gusta especialmente la escena en que Macarena llega por primera vez al centro penitenciario y va transitando por las distintas estancias de la cárcel. Un brillante ejercicio de puesta en escena. Sergio Torres es el responsable del magnífico diseño de luces mientras que Nacho Bilbao y Pilar Calvo se encargan de la ambientación sonora. Uno de los puntos fuertes de ‘El cuaderno de Pitágoras’ es el movimiento escénico, obra de Elena López Nieto. A lo largo de las dos horas que dura el montaje, los actores están siempre en continuo movimiento haciendo un desgaste físico tremendo. Además, durante la obra, Carolina África también utiliza videoproyecciones, especialmente durante la grabación del proyecto creativo. En este caso, también pensamos que en muchas ocasiones no son necesarias. En un teatro de emociones, como es el de Carolina, la complejidad técnica sin estar completamente justificada (como es el caso del deslumbrante final) y los artificios restan más que suman. 

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Otro de los puntos fuertes del montaje es su acertadísimo elenco en el que todos los actores sacan lo mejor de sí mismos. Ha sido gratificante ver a nuevos intérpretes dirigidos por Carolina África, que siempre suele trabajar con su gente de confianza. En esta ocasión, la dramaturga se ha rodeado de un variopinto reparto encabezado por Nuria Mencía, espléndida -como siempre- dando vida Paqui, una mujer que se ha tenido que hacer dura en la cárcel. Aparentemente fría, pero un volcán de emociones por dentro. Magnífico también Manolo Caro en la piel de Furia, el marido de Paqui, que ha pasado gran parte de su vida entre rejas. Como hemos dicho anteriormente, la escena que transcurre en el Metro, con él de protagonista, está cargada de emoción, además de estar resuelta de forma impecable en la puesta en escena.

Completan el reparto: Gledys Ibarra, absolutamente maravillosa dando vida a Ángelica, una mujer que siempre lleva una sonrisa por delante pero que arrastra un oscuro pasado. Nos quedamos con ganas de verla mucho más en el montaje, aunque su sola escena final es oro puro. Ascen López brilla interpretando a Vicenta, la señora que está al cuidado del hijo de Paqui, cuando los trasladan de módulo. Pepe Sevilla da vida al hijo y protagoniza momentos muy divertidos, especialmente cuando hace de niño pequeño. Helena Lanza, llena de frescura, se mete en la piel de Macarena, la voluntaria en la cárcel y coordinadora de la obra de teatro. Victoria Teijeiro da buena muestra de su versatilidad y resulta plenamente convincente en cada uno de sus papeles. Y qué decir de Emmanuel Cea, genial en la piel del ‘correcto’ Luis Miguel, un preso lleno de gracia, al igual que Jorge Mayor que sobresale dando vida a otro recluso, Pedro. La escena de ambos interpretando el juego de las emociones con la tortilla es comedia en estado puro. 

Aldo Ruiz

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