CALIFICACIÓN.- SOBRESALIENTE: 9
Tras el maravilloso montaje de ‘Mammón’, que pudimos ver en 2018 en los Teatros del Canal, Marcel Borrás y Nao Albet regresan a Madrid con su nueva obra de arte, ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’. Estos dos enfants terribles del teatro catalán vuelven a hacer las delicias del público madrileño que llena cada día el María Guerrero con una gamberra propuesta, que mezcla varios géneros y que Borrás y Albet recrean a través de una espectacular puesta en escena. Los dos actores también protagonizan este extraordinario montaje junto a Carlos Blanco, Alina Furman, Eva Llorach, Francesca Piñón, Vito Sanz y una maravillosa Irene Escolar que, al igual que en ‘Mammón’, da una auténtica exhibición interpretativa.
¡Lo han vuelto a conseguir! Nao Albet y Marcel Borrás han vuelto a impresionar al público madrileño con su nueva locura creativa; una explosión imaginativa sin parangón en la escena actual. ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’ nos cuenta la historia de dos jóvenes dramaturgos de suburbio que reciben su primer gran encargo: estrenar un espectáculo en el Centro Dramático Nacional de Boris Kaczynski. El único requisito que les impone el magnate es el de escribir una obra sobre el atraco a un banco. Convencidos de haber encontrado un buen argumento, los autores dedican todos sus esfuerzos a escribir una gran función, pero hay algo en la pieza que les resulta postizo. Sin embargo, todo cambia cuando deciden mandarle el texto a Maria Kapravof (maravillosa Irene Escolar), la estandarte de un novedoso movimiento artístico llamado (re)productivismo, que fascinada por la historia que han escrito, les anima a representarla siguiendo sus preceptos, olvidándose del escenario del Kaczynski Theatre y llevando la función a otro terreno más acorde con la temática de la obra.
La historia de ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’ está inspirada en un suceso que les ocurrió a Borrás y Albet cuando vivieron en Nueva York, en 2013. Allí se alojaban en la McGuiness Avenue de Greenpoint, el barrio polaco al norte de Brooklyn. Tenían un pequeño apartamento con vistas al río Newtown Creek y a una sucursal bancaria que había al otro lado de la calle. Desde su casa fueron testigos del atraco al banco, de cómo llegaban varios coches de policía y de cómo al final salió la gente muerta de miedo del banco. Murieron tres personas. Este hecho quedó marcado a fuego en la memoria de estas dos mentes brillantes que, unos años después, lo han llevado a escena bajo el título de ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’.
Una de las cosas que más nos gustan de las obras de Marcel Borrás y Nao Albet es ese toque gamberro que le dan a todos sus montajes que, junto a la diversidad de géneros (metateatro, autoficción, triller, musical…) y a su transgresora puesta en escena (muy audiovisual, con toques de cómic y videoclip) hacen que sus montajes se conviertan en una auténtica locura y en una explosión de creatividad y talento que cautiva al público más joven, además de impactar al resto de espectadores con un lenguaje transgresor y bastante inédito en las salas de teatro.
El arranque del montaje es muy potente con los dos dramaturgos imaginándose cómo sería su obra mientras paralelamente está siendo representada, y van introduciendo cambios. Tras este comienzo arrollador, hay unos treinta minutos muy divertidos en los que no termina de explotar la obra, y se acaba produciendo cierta monotonía. Sin embargo, la irrupción de Irene Escolar dando vida a María Kapravof, una actriz volcánica que lo mismo habla en ruso que en el inglés a una velocidad de vértigo, lleva la obra a otro nivel. Con Escolar, se produce un giro extraordinario y revolucionario. Igual que ocurrió en ‘Mammón’, Irene está absolutamente genial y protagoniza algunas de las mejores escenas de la obra, dando una auténtica exhibición interpretativa. A la actriz madrileña, la acompañan un asombroso grupo de actores, que se desdoblan en múltiples personajes a lo largo de toda la obra, y que brillan en sus respectivos roles: Nao Albet, Carlos Blanco, Marcel Borrás, Eva Llorach, Francesca Piñón, Vito Sanz y Alina Furman, que protagoniza uno de los momentos más espectaculares del montaje con ese impresionante número musical. Todos ellos están sensacionales.
Por supuesto, otro de los puntos fuertes del montaje es su impresionante puesta en escena, que lleva el seño propio de Borrás y Albet, directores del montaje. A lo largo de dos horas, estas dos mentes geniales nos deslumbran con un espectáculo increíble compuesto de teatro contemporáneo del bueno y una explosión de luz, música, color, vídeo, ambientación… Estos dos artistas multidisciplinares llevan a escena su nueva locura apoyándose en la brillantísima escenografía de Jose Novoa -que recrea un banco-, el magnífico diseño de luces, el vestuario de Paula Ventura, el extraordinario espacio sonoro creado por Roc Mateu y el vídeo y los subtítulos de Oslo Albet. (Precisamente, en este último apartado se produce una de las escenas más divertidas de la obra cuando se ‘subleva’ el autor de los subtítulos, un momento superbrillante). En un montaje tan brutal como éste, en el que los actores no paran en ningún momento de la función, es muy importante el trabajo de ‘movimiento’, obra de Oriol Pla y de María Cabeza de Vaca.
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