‘A PROTESTAR A LA GRAN VÍA’: ALFONSO MENDIGUCHÍA Y PATRICIA ESTREMERA NOS CAUTIVAN CON SU PARTICULAR EMBRUJO Y NOS DEJAN UNA ETERNA SONRISA

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8’3

Los jueves, a las 20:15, en el Off del Teatro Lara, tenéis una cita con ‘Los Absurdos Teatro’. Alfonso Mendiguchía y Patricia Estremera nos deleitan, una vez más, con ese humor suyo tan característico, dando vida a múltiples personajes cuyo lema es quejarse continuamente y echarle la culpa a la ‘gente’. Hasta el próximo 5 de Octubre podéis disfrutar de ‘A protestar a la Gran Vía’, un montaje que cuenta con el aliciente de estar dirigido por César Maroto de la compañía Yllana. 
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Uno de los carteles de ‘A protestar a la Gran Vía’

Lo más difícil para una compañía de Teatro es conseguir tener un sello propio, lograr un estilo inconfundible, y esto es algo que han alcanzado ‘Los Absurdos Teatro’ a lo largo de los últimos años. Alfonso Mendiguchía y Patricia Estremera son capaces de crear un ambiente tremendamente especial en una sala de teatro. Desde que entras por la puerta hasta que sales, 75 minutos después, estos dos actores tienen la habilidad de provocarte una sonrisa perenne y esto es algo de lo que pueden presumir muy pocas compañías.

‘A protestar a la Gran Vía’ sigue la estela de los últimos espectáculos de ‘Los Absurdos Teatro’ en los que Alfonso Mendiguchía y Patricia Estremera derrochan carisma y talento a raudales. Lo que más llama la atención de ellos es que viven el teatro con una pasión desbordante, y eso lo saben transmitir como nadie; con ese brillo tan especial que irradia de sus ojos. 

‘A protestar a la Gran Vía’ aborda uno de los temas que mejor se nos da a los españoles; el quejarnos por todo y, cuando existe algún problema, echarle la culpa al resto. ‘La gente’ es la que tiene la culpa de lo que ocurre. Es muy típico de nosotros; ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro. Para reflejar esto, Alfonso Mendiguchía ha creado un texto brillante, estructurado en forma de sketches, que transcurren a un ritmo vertiginoso. Porque ésta es, precisamente, otra de las señas de identidad de la compañía; el humor absurdo y el ritmo trepidante de sus obras. Los sketches son tremendamente divertidos y están compuestos de juegos de palabras que te dejan sin aliento. Tiene un mérito increíble dar vida a un sinfín de personajes con esos textos infinitos, por eso, no queda más remedio que quitarse el sombrero ante el excepcional trabajo que realizan los dos actores. 

El primer sketch está protagonizado por una pareja de turistas que va a París y hace las típicas visitas a la ciudad: van el museo del Louvre, se deleitan con ‘La Gioconda’, suben a la Torre Effeil, transitan por los Campos Eliseos, etc… La pareja se queja continuamente por las colas. A partir de aquí se van sucediendo los sketches, uno tras otro. En el siguiente, vemos a cuatro trabajadores de una compañía móvil que están atendiendo a decenas de clientes. Alfonso y Patricia se desdoblan en cuatro personajes; un vasco, un madrileño y dos señoras que no paran de cotorrear. Es un sketch muy potente que termina con una sonora ovación del público ante el enorme despliegue que hacen los dos intérpretes. También es muy divertido otro número en el que una pareja se encuentra en un gimnasio haciendo todo tipo de ejercicios; pectoral, espalda, hombros, estiramientos, etc… Con solo un par de sillas van recreando los distintos aparatos. Podría detenerme en cada uno de los sketches, porque tienen muchísima gracia, pero quiero destacar especialmente aquel de los vagabundos en el que Patricia Estremera está sembrada e incluso llega a cantar.  Es evidente en el montaje la dirección de César Maroto -componente del grupo Yllana- que le ha dado mucho más dinamismo a la puesta en escena, potenciando -aún más si cabe- esa expresividad tan característica de la compañía. Por supuesto, no me puedo olvidar de ese emocionante final en el que Patricia y Alfonso cambian completamente de registro y demuestran que, además de hacernos reír, también son capaces de ponernos los pelos de punta.

A pesar de que nos encanta el estilo de ‘Los Absurdos Teatro’,  -en el que los sketches se suceden a un ritmo trepidante-, creemos que sus espectáculos ganarían mucho si, de vez en cuando, introdujeran algún número de transición o más relajado, en el que no hubiera tanto texto, y sirviera para oxigenar la obra. Es tal la fuerza que tienen los dos actores sobre las tablas y la energía que desprenden, que no es necesario tanto diálogo y tanto texto en todas y cada una de las escenas, aún sabiendo que ésta es una de las señas de identidad de la compañía. 

En definitiva, ‘A protestar a la Gran Vía’ es un espectáculo muy recomendable para los fans de ‘Los Absurdos Teatro’ y también para aquellos que no hayan visto nunca una obra de esta compañía porque van a ver a dos actores que transmiten el teatro como nadie. Alfonso Mendiguchía y Patricia Estremera tienen una química y una complicidad extraordinaria y son capaces de crear una atmósfera increíble dentro de una sala de teatro. Es imposible no caer rendidos a su encanto; a ese particular embrujo de ‘Los Absurdos Teatro’. 

Aldo Ruiz

 

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