‘HERMANAS’: MAGNÉTICAS IRENE ESCOLAR Y BÁRBARA LENNIE EN EL EXPLOSIVO COMBATE DIALÉCTICO DISEÑADO POR PASCAL RAMBERT

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8’3

‘Hermanas’ es, sin duda, uno de los platos fuertes de este comienzo de 2019. Un cara a cara de Bárbara Lennie e Irene Escolar encima de un escenario no se ve todos los días. La ocasión merece la pena. Pascal Rambert, autor de ‘La Clausura del Amor’, las enfrenta en un combate a cara de perro, sin miramientos y, eso, que interpretan a dos hermanas. Una batalla de muchos quilates en la que las dos actrices sacan a relucir sus mejores armas. El duelo está servido; Bárbara Lennie versus Irene Escolar en el Teatro Kamikaze hasta el 10 de febrero. Y, lo peor de todo, es que ya no quedan entradas. Tendrá que haber un segundo asalto. No queda otra. 
hermanas-1

Bárbara Lennie e Irene Escolar, las dos protagonistas de ‘Hermanas’.

Sigue leyendo

Anuncio publicitario

‘ENSAYO’: MARÍA MORALES ALZA SUS MANOS Y RESPLANDECE EN MEDIO DE LA VORÁGINE DIALÉCTICA Y FILOSÓFICA PROVOCADA POR RAMBERT

CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7

Tras triunfar con ‘La Clausura del Amor’, Pascal Rambert regresa a los escenarios españoles con ‘Ensayo’, obra de la que es autor, director y escenógrafo. Hasta el próximo domingo, en el Teatro Kamikaze, los espectadores pueden disfrutar de este complicadísimo texto que está cosechando un gran éxito de crítica y publico, y que está protagonizado por cuatro grandes de nuestra escena; Fernanda Orazi, María Morales, Jesús Noguero e Israel Elejalde. 
Ensayo escena 1 © vanessa rabade

Israel Elejalde, Fernanda Orazi, Jesús Noguero y María Morales, los cuatro protagonistas de ‘Ensayo’. Fotografía: Vanessa Rábade.

Reconozco que Pascal Rambert no es santo de mi devoción. Ya me ocurrió en ‘La Clausura del Amor’ y me ha vuelto a pasar en ‘Ensayo’. No me gusta su estilo. Se me atraganta. El dramaturgo francés escribe unos textos densísimos, farragosos y desbordantes de contenido en los que cada palabra, cada frase o cada párrafo contienen una carga filosófica tremenda. De hecho, antes de digerir una frase, ya te viene otra de golpe, -aún más profunda si cabe-, y a una velocidad vertiginosa. El teatro de Rambert no es fácil de ver ni de digerir. Solo había que ver las caras de los espectadores que el sábado 30 de septiembre llenaban el patio de butacas del Kamikaze. La mayoría ponían cara de poker ante lo que se les estaba viniendo encima. 

Sigue leyendo