CALIFICACIÓN.- SOBRESALIENTE: 9
Hasta el 5 de mayo, en la Sala Mirador se representa uno de los montajes más hermosos que hay ahora mismo en la cartelera madrileña. Una obra que reivindica la figura de la escritora María Teresa León, una mujer a la que no se le ha dado la importancia que merece. Susana Hornos firma la dramaturgia de esta historia que recupera el compromiso político de la autora y compañera sentimental de Rafael Alberti. Además, es la viuda de Federico Lupi, quien se encarga de interpretar espléndidamente a esta mujer que, en sus últimos años de vida, luchó con todas sus fuerzas contra ese león que la iba devorando por dentro; el Alzheimer. La argentina Carolina Román dirige, de manera exquisita, este montaje en el que sobresale también la escenografía de Alessio Meloni.

En la imagen, Susana Hornos deambulando entre sus recuerdos en la espectacular escenografía diseñada por Alessio Meloni. Fotografía: Javier Mantrana
‘María Teresa y el león’ es un montaje muy especial por muchas razones. Susana Hornos y Carolina Román reivindican sobre las tablas la figura de María Teresa León, una grandísima escritora cuya vida fue tan invisibilizada y silenciada como arrolladora. Una mujer con un fuerte compromiso político, que tuvo que exiliarse de España durante la dictadura franquista. Tras un largo exilio por Francia, Argentina y Roma, María Teresa regresaba a Madrid en 1977 pero ya apenas tenía memoria. El Alzheimer la fue devorando poco a poco, -como lo hizo con su madre y con su abuela-, convirtiéndose en su inseparable compañero de viaje hasta 1988, año en que la muerte se la llevó. Pero este montaje no solo rescata del olvido la vida de María Teresa León, sino que también representa un emotivo homenaje a todas esas personas presas de esa terrible enfermedad que devora, sin compasión, la memoria y los recuerdos de toda una vida.
Así, precisamente, comienza ‘María Teresa y el León’, con una mujer deambulando entre los recuerdos. Le cuesta caminar y apenas se sostiene. Pero lucha incansablemente y no se detiene. A través de los retazos de su memoria iremos descubriendo los episodios más importantes de la vida de María Teresa León. Impresiona y conmueve ver a Susana Hornos en esos primeros compases de la obra dentro de la escenografía diseñada por Alessio Meloni. El italiano acostumbra a hacer trabajos a medida y que se ajustan como un guante a la historia pero, aquí, se ha superado con una ideal absolutamente genial. Meloni ha creado una estructura rectangular, compuesta de colores blancos. Al fondo, una pared donde se proyectan sombras. A la izquierda, otra, repleta de goteros. Y, a la derecha, una cuerda cubierta de pinzas que sostienen los recuerdos de la escritora. El suelo, inclinado, simboliza todas las cuestas que María Teresa tuvo que ir superando en su vida. Además, el suelo está compuesto de puertas cuadradas por las que Susana Hornos entra y sale para revivir las etapas más importantes de la vida de la compañera de Alberti. Es, sin duda, una de las escenografías más originales que hemos visto nunca y a la que Carolina Román le saca el máximo partido con la brillantez a la que nos tiene acostumbrados.

Aquí podemos ver otra de las potentes imágenes que nos deja ‘María Teresa y el León’. Fotografía: Javier Mantrana
Susana Hornos está fabulosa encarnando a María Teresa León y nos regala una actuación entrañable, plagada de ternura, y que nos conmueve de principio a fin. Teñida de blanco, la viuda de Federico Lupi es capaz de transmitir la enorme fragilidad del personaje y, al mismo tiempo, la tremenda fuerza que atesoraba María Teresa. Se nota que ella misma es la artífice de la dramaturgia y que es un personaje que tiene muy interiorizado y que le toca la fibra. «La primera vez que leí Memoria de la melancolía de María Teresa León caí rendida ante una prosa escrita con las entrañas y el detalle de quien urge recomponer, comprender y transmitir sus memorias, ella ya sabía que no eran las suyas propias porque María Teresa puso a nuestros pies la historia de un país contado desde la mujer, la madre, la exiliada, la directora, la autora, la apasionada». Estas palabras de Susana Hornos expresan a la perfección las razones por las que ha querido rescatar la memoria de María Teresa León. De ahí, el cariño y el amor que se desprenden del texto y de su actuación. Una interpretación que llega al alma.
Para los que apenas conozcan la vida de María Teresa León, -entre los que me incluía-, este montaje les resultará doblemente fascinante. No solo asistirán a una hermosa obra de teatro sino que, además, conocerán a una mujer valiente y excepcional. Aparte de ser una escritora inmensa, la autora de ‘Memoria de la melancolía’ fue pareja de Alberti y se codeaba con los grandes genios de la época -como relata en una de las escenas-; Picasso, León Felipe, Lorca o Buñuel, entre otros. ¡Ahí es nada!. Fue también una intelectual comprometida que contribuyó, por ejemplo, a la evacuación de las grandes obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil. Estas y otras muchas anécdotas son contadas en este interesantísimo relato escrito por Susana Hornos. Todo ello sin olvidar los años en el exilio, su relación con Alberti y su lucha terrible contra el Alzheimer.
Carolina Román, extraordinaria dramaturga y directora, es la artífice de llevar a escena el texto de Hornos y, lo cierto, es que ha hecho un trabajo sensacional. Tras cautivarnos el año pasado con ‘Juguetes Rotos’ en el Teatro Español y, ya hace unos cuantos, con ‘Luciérnagas’ en el antiguo ‘Teatro del Arte’, Román vuelve a acertar de pleno brindándonos un montaje espléndido, totalmente artesanal, en el que cualquier detalle está sumamente cuidado. Sustentándose en la escenografía -que se podría decir, es un actor más- y, siempre pensando de forma audiovisual -esto es marca de la casa-, Carolina dirige ‘María Teresa y el León’ con suma exquisitez, sensibilidad y muchísimo gusto. Es hermoso cómo plasma -y con qué delicadeza- la enfermedad del Alzheimer. El montaje es una delicatessen, para degustarlo de principio a fin, y nos deja imágenes y sensaciones potentísimas y de un calado enorme. Ya desde el arranque, con ese sobrecogedor caminar de Susana Hornos, nos quedamos atrapados en la tela de araña tejida por ambas, autora y directora.
Maravillosa también la música de Alejandro Pelayo, el vestuario diseñado por Meloni -la bata de cola blanca es una auténtica maravilla- y la iluminación a cargo de Manuel Fuster, tres elementos fundamentales en la puesta en escena llevada a cabo por Román. No nos cansaremos de decir que existen poc@s dramaturg@s y director@s en este país con la visión de Carolina Román, siempre imaginando en lenguaje audiovisual y plasmando las historias -del género que sean- de manera tan brillante. Si es capaz de hacer esto en teatro, no nos queremos imaginar -o sí- lo que podría hacer en una película o en una serie de televisión. Tiempo al tiempo. Tarde o temprano lo comprobaremos. De momento, sigamos disfrutando de su increíble talento en ‘María Teresa y el León’, un montaje en el que se unen las almas de tres mujeres con lazos en Argentina.
Aldo Ruiz
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