‘MAUTHAUSEN’: CONMOVEDORA ACTUACIÓN DE INMA GONZÁLEZ DANDO VIDA A SU PROPIO ABUELO EN UNA OBRA EXCEPCIONAL ESCRITA Y DIRIGIDA POR PILAR G. ALMANSA

CALIFICACIÓN.- EXTRAORDINARIA: 10

‘MAUTHAUSEN. La voz mi abuelo’ se ha convertido en uno de fenómenos teatrales de los últimos tiempos. Y es que, desde hace varios meses, domingo tras domingo, se cuelga el cartel de ‘Entradas agotadas’ para todas las funciones en NAVE 73. Escrita y dirigida con absoluta maestría por Pilar G. Almansa, ‘MAUTHAUSEN’ está basada en hechos reales, concretamente, en las vivencias de Manuel Díaz, un hombre que sobrevivió a este campo de concentración nazi. Como componente emocional extra, destacar que es la propia nieta de Manuel, Inma González, quien da vida a su abuelo, ofreciéndonos una actuación realmente conmovedora.  
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Esta es una de las impactantes imágenes que nos deja ‘Mauthausen’

No es de extrañar que ‘MAUTHAUSEN. La voz de mi abuelo’ lleve colgando el cartel de ‘Entradas agotadas durante varios meses en ‘NAVE 73’ y es que estamos ante un montaje excepcional por muchos motivos. El primero de ellos es que la historia está basada en el testimonio real de Manuel Díaz, un superviviente del campo de concentración nazi que dejó grabados sus recuerdos antes de morir. Unas vivenvias que estremecen y sobrecogen. Para más inri, la intérprete que da vida a Manuel es su propia nieta, Inma González, quien realiza una actuación impresionante, plena de emoción y sentimiento. Por último, el texto lo ha escrito Pilar G. Almansa, una de las dramaturgas con mayor proyección de la actualidad cuyo trabajo es candidato al Max a la Mejor Autoría Revelación. (Pilar es doblemente candidata en este apartado. Su obra ‘CAMA’ también opta a este mismo galardón). Todo ello sin desmerecer su labor en la dirección que es sencillamente brillante. Por todas estas razones, ‘Mauthausen’ es la primera obra de 2019 que, para nosotros, obtiene la calificación de 10. Y no estamos exagerando. 

En ‘Mauthausen’, Manuel Díaz -a través de Inma González- nos va relatando el drama que sufrió en el campo de concentración nazi. Manuel cuenta su huida de España tras la sublevación de Franco y el periplo que le llevó recorriendo Europa hasta el campo de concentración de Mauthausen, en el que estuvo desde 1940 hasta la liberación del mismo al final de la guerra. Pilar G. Almansa ha confeccionado un relato apasionante, al mismo tiempo que preciso, y que se desarrolla a velocidad de crucero. Una historia en la que se nos cuentan los distintos episodios de la vida de Manuel que le hicieron desembocar en Mauthausen. Por ejemplo, su huida de la Línea de la Concepción a Gibraltar, su paso por el ejército republicano, la dura estancia en el campo de refugiados de Argelés (Francia), cómo fue apresado por el ejército nazi hasta su llegada a Mauthausen. Pero ahí no queda la cosa, Manuel acabó siendo trasladado al campo de exterminio de Gusen y fue testigo del dolor más extremo; de  las muertes por agotamiento, de las ejecuciones, etc…

Una de las claves del texto y de la interpretación de Inma González es que todo está contando con sencillez, sin ahondar en el dramatismo y, sobre todo, con mucha gracia y sentido del humor. Es admirable cómo Manuel, a pesar de la tragedia de la que fue víctima, pudo sobrevivir gracias a su increíble fortaleza y a usar el humor como la mayor de sus armas. Y aquí radica otro de los elementos que hacen de ‘Mauthausen’ una obra excepcional. Estamos acostumbrados a ver obras de teatro (libros, películas) dónde se nos muestran las experiencias en los campos de concentración nazis y, generalmente, se abordan con mucho dramatismo, y no es para menos. Sin embargo, en ‘Mauthausen’, a pesar de que se relatan los hechos sin concesiones, se utiliza ese humor tan característico que tenía Manuel como elemento fundamental  que sirve, además, para rebajar un poco el tono, incluso se cuentan anécdotas -como la de los partidos de fútbol que disputaban- que oxigenan mucho el relato. 

A medida que iba viendo ‘Mauthausen’, me iban viniendo flashes a la cabeza de ‘La vida es bella’ de Roberto Benigni, una película que, a pesar de relatar el horror del nazismo, lo hace con un enfoque tan hermoso que, al final, se acaba convirtiendo en un canto a la vida. Eso mismo ocurre con ‘Mauthausen’, con el aliciente, además, de que esto es una historia real. La manera de afrontar esas experiencias tan horribles que tuvo Manuel es digna de admiración y llega al alma. Y, mucho más, si sabes que la persona que lo está interpretando es su propia nieta. Esto supone un componente extra de emoción a la ya de por sí espectacular interpretación de Inma González. La actuación de esta mujer es de esas que tocan la fibra y te ponen los sentimientos a flor de piel. Durante los 65 minutos que dura la función, Inma nos cautiva con una interpretación conmovedora, que duele y estremece por momentos, que sobrecoge. En varios momentos, ella se rompe y le brotan las lágrimas desde el fondo del alma. Se emociona y nos emociona. Es algo inevitable. Pero, al instante, nos saca una sonrisa con esa chispa arrolladora que desprende. Aunque nos está relatando el horror de la guerra y la terrible experiencia en un campo de concentración, Inma/Manuel tienen una gracia innata. Debe ser cuestión de genes. Son luz en mitad de tanta oscuridad. Y gracias a esa luz y a esa fortaleza se puede contar hoy el relato de Manuel. 

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Bellísima imagen en la que emerge una portentosa Inma González que realiza una actuación impresionante.

Y, si el texto de G. Almansa y la actuación de Inma González son excepcionales, no cabe calificar de otra manera el trabajo de dirección de la propia Pilar quién nos brinda una puesta en escena sobresaliente. Una puesta en escena que se caracteriza por la sencillez y, al mismo tiempo, por su enorme brillantez. Con escasos elementos escenográficos (una escalera, una silla, una mesa pequeña, dos postes de madera y unos alambres, y unas docenas de zapatos), Pilar G. Almansa es capaz de recrear -con enorme maestría- el campo de concentración de ‘MAUTHAUSEN’, el horror que Manuel vivió en Gusen… llevando al espectador a presenciar, en primera persona, cómo eran las ejecuciones, las muertes continuas, el dolor y el sufrimiento…. A base de un talento desbordante y una gran imaginación, G. Almansa nos da una clase de puesta en escena de cómo lograr que parezca todo real con tan pocos medios. Y, además, lo hace con muchísima delicadeza. Eso sólo se consigue gracias a su incuestionable talento. Es increíble cómo va moviendo a Inma González por todo el espacio escénico, apoyándose en un espléndido diseño de luces, una potente partitura original al igual que el espacio sonoro, y una magnífica ambientación de vestuario por parte de María Calderón. La puesta en escena nos deja imágenes impactantes, de una belleza estética muy poderosa, y momentos sobrecogedores. Se nota que Pilar G. Almansa e Inma González hablan el mismo idioma y su conexión es total, y eso se traslada al patio de butacas. 

En definitiva, ‘MAUTHAUSEN. La voz de mi abuelo’ es uno de los mejores montajes que hemos visto en el último año, una obra extraordinaria ante la que el público -domingo tras domingo- acaba rendido y puesto en pie, ofreciendo una cerradísima ovación a su protagonista. ‘MAUTHAUSEN’ es una obra absolutamente recomendable porque, no sólo supone una lección teatral, sino también y, por encima de todo, una verdadera lección de vida. Deseamos larga vida a los recuerdos de Manuel Díaz en la voz y el cuerpo de su propia nieta, Inma González. 

Aldo Ruiz

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