CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7´5

El Teatro María Guerrero acoge esta nueva versión de ‘La Rosa Tatuada’ de Tennessee Williams, una adaptación dirigida por Carme Portaceli y que está protagonizada por una sensacional Aitana Sánchez-Gijón. Roberto Enríquez y Alba Flores son otros de los grandes nombres que aparecen en el magnífico reparto que estará en el María Guerrero hasta el 19 de junio.

Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez nos brindan los mejores momentos de ‘La Rosa Tatuada’

2016 está siendo el año de Aitana Sánchez-Gijón. Su impresionante recreación de la Medea dirigida por Andrés Lima le ha valido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Valle Inclán de Teatro y el Max a la mejor actriz principal. Y qué mejor manera de celebrarlo, que encima de un escenario. Desde hace unos días, en el María Guerrero,  la actriz protagoniza ‘La Rosa Tatuada’ de Tennessee Williams, sin duda, uno de los montajes más esperados del año.

Aitana está radiante dando vida a Serafina Delle Rose, una exuberante mujer italiana que pierde a su marido –del que está locamente enamorada- y decide encerrarse a guardarle luto para siempre. Producto de una conservadora educación, ella está convencida de que eso es lo que debe hacer y, pronto, consigue el respeto de sus vecinos con un comportamiento intachable. Pero, tras tres años encerrada en su casa y en su taller de costura, se da cuenta de que eso solo le ocasiona sufrimiento, tanto a ella como a su hija Rosa. Un día, de repente, aparece alguien que le devolverá la ilusión y Serafina tendrá que elegir entre la vida y el ostracismo, entre lo que siente y la hipocresía que la rodea. Y, por supuesto, elige vivir.

Nadie mejor que Aitana Sánchez-Gijón para interpretar a esa siciliana fogosa y salvaje que es un auténtico torbellino de pasiones. Mezclando el español con algunos diálogos en italiano, la actriz derrocha clase y belleza sobre las tablas. Desde que aparece por primera vez, embutida en un precioso traje de seda con estampados florales y el pelo recogido, no puedes apartar la mirada de ella. Aitana es una de esas actrices que hipnotizan y, aquí, lo vuelve a dejar patente. Serafina, su personaje, es realmente maravilloso y le permite dar lo mejor de sí misma. Es una noria de emociones. Comienza siendo una mujer exultante y ardiente, para luego dar paso a una viuda desolada, llena de dolor. Y termina como una adolescente nuevamente enamorada. Aitana borda un papel lleno de matices pasando de la risa al llanto con una facilidad asombrosa. Y si en el registro dramático la actriz nos convence plenamente, es en la comedia donde nos cautiva con su enorme sonrisa y unos ojos chispeantes que iluminan. Ya sea con la combinación rosa que luce en la parte central de la obra o con el vestido ajustado que ensalza sensualmente su figura, Aitana está sencillamente espectacular. Su actuación es, con diferencia, lo mejor de este montaje un tanto descafeinado que dirige Carme Portaceli.

Una imagen donde podemos ver la escenografía diseñada por Anna Alcubierre para ‘La Rosa Tatuada’

Partiendo de la buena adaptación que realizan la propia Portaceli y Gabriela Flores, esta ‘Rosa Tatuada’ no consigue reflejar esa atmósfera tan especial que Tennessee Williams transmitía en su obra. Quizás sea por la escenografía que no acaba de cuajar –En primer término; una gran estructura que recrea la fachada de una casa, que cuando baja se convierte en el porche de la misma, y detrás varios sets: un comedor con una mesa; el taller de costura de la protagonista; un pequeño altar; y la habitación con una cama-. Aunque tiene detalles muy bonitos, la escenografía no tiene homogeneidad en su conjunto y crea confusión con la salida y entrada de personajes. Tampoco el vestuario de Antonio Belart, ni las vídeoproyecciones –que tampoco aportan demasiado- ni la música de Jordi Collet logran reflejar ese universo tan característico y peculiar de Williams. En general, esos toques de modernidad que ha introducido Carme Portaceli no encajan en esta historia y nos alejan de su verdadera esencia.

Es cierto que el buen trabajo actoral suple algunas de esas carencias. Además de la sensacional actuación de Aitana quiero destacar a Roberto Enríquez, magnífico como Álvaro Manguiacavallo, un hombre que, como Serafina, es víctima de sí mismo y vive en un mundo en el que los sueños no tienen lugar, un mundo que les impide encontrar la felicidad. Enríquez realiza un gran trabajo –divertido y emotivo a partes iguales- y las escenas que comparte con Aitana son de lo mejor de ‘La Rosa Tatuada’. Entre los dos nos regalan brillantes momentos como ese casual primer encuentro entre ambos inundado por las lágrimas que, rápidamente se transforman en carcajadas; o esa segunda cita donde los dos emplean el juego de la seducción. Y qué decir de la escena que transcurre en el pasillo del patio de butacas en la que ambos visitan el burdel y Serafina reacciona como una fiera al encontrarse a la amante de su marido. ¡Genial! Un instante en el que Aitana resplandece, con fuerza y pasión, como las grandes actrices del neorrealismo italiano.  

Aitana Sánchez-Gijón y una espectacular Alba Flores que da vida a su hija Rosa.

Completan el reparto Jordi Collet en el papel del sacerdote, David Fernández ‘Fabu’ –muy divertido como vendedor y como Bessie-, Gabriela Flores –que destaca dando vida a Estelle Hohengarten- Ignacio Jiménez (Jack), Paloma Tabasco, Ana Vélez y una estupenda y guapísima Alba Flores que, interpretando a Rosa -la hija de Serafina, conquista al público con su naturalidad y su frescura. Si sigue trabajando duro, a la hija de Antonio Flores le espera una brillantísima carrera por delante. Entre los asistentes que llenaban el teatro, Maggie Civantos, compañera de ésta y Enríquez en ‘Vis a vis,’ que estaba allí aplaudiendo a sus compañeros.

Aldo Ruiz

Fotografías: David Ruano