‘DESEADA’ NOS CONQUISTA CON SU RADIANTE FRESCURA

CALIFICACIÓN.-  EXCELENTE: 8’5

La compañía ‘Artes Verbénicas’ nos presenta ‘Deseada’ una propuesta fresca y muy divertida basada en la obra de Eduardo Marquina ‘La ermita, la fuente y el río’ que se puede ver los jueves en Nave 73.

Una de las imágenes de ‘Deseada’ con la estética característica de ‘Artes Berbénicas’

Es la primera vez que veo un trabajo de ‘Artes Verbénicas’ y la verdad es que me he quedado gratamente sorprendido por su originalidad, su enorme sentido del humor y sus influencias folclóricas; elementos muy característicos de esta compañía que, en esta ocasión, ha recuperado un texto de Eduardo Marquina que no se representaba desde hacía décadas. El drama rural ‘Deseada’, originalmente ‘La ermita, la fuente y el río’, supone la primera adaptación de ‘Artes Verbénicas’ con la que la compañía consigue plasmar su atractiva estética así como dar vigencia a esta historia escrita en 1927. La trama está protagonizada por ‘Deseada’, una mujer en el ocaso de su juventud, que todo el mundo espera que se case con uno de los terratenientes del pueblo. Sin embargo, ella se siente atraída por el novio de su hermana pequeña, Lucia, con el que tiene un romance. De esta manera se forma un triángulo amoroso que, unido a las murmuraciones propias del pueblo, provocan que un día de romería y fiesta pueda acabar en tragedia.

De izquierda a derecha: Mario Marcol, Martín Puñal, Álvaro Molero y Pelayo Rocal.

Para poner en escena esta historia en verso, los directores (Luis Tausía y Mario Marcol) se sirven de escasos elementos escenográficos -aunque muy efectistas, como se puede observar en las fotografías- y, sobre todo, del excelente trabajo actoral que es, sin duda, el motor de ‘Deseada’. Por encima de todos quiero destacar la brillante interpretación de Martín Puñal en el papel de Manuel sobre quien recae el peso de la historia. No es nada fácil recitar el verso y más, darle intención a lo que se está diciendo, pero el actor sale triunfante de este reto con una naturalidad asombrosa y una enorme frescura, regalándonos algunos de los mejores momentos de la obra. Fantástica también está Nanina Rosebud que nos gana con su simpatía dando vida a la joven Lucía. Pero además la actriz demuestra su versatilidad cuando se desdobla para interpretar a la vieja Quiteria, un personaje típico de los pueblos que Nanina borda completamente. ¡Genial el monólogo que se marca Quiteria en el centro del escenario!. Es, sin duda, una de las mejores escenas de toda la obra junto a la de la lucha entre Manuel y Fulgencio, con efectos de cámara lenta incluidos.

Aunque son Martín y Nanina los que se llevan las grandes ovaciones, no puedo olvidarme tampoco de la convincente actuación de Irene Martín Guillén en la piel de Deseada. La actriz está muy creíble en su registro dramático y su desenlace es de esos que impactan. Me gustan especialmente sus últimas escenas con sus dos amores; una con el hombre al que ama (Manuel) y la otra, con el que le conviene (Fulgencio) al que da vida Mario Marcol. Están cargadas de sentimiento. Magnífica también Antía Lousada como Basilia, la cotilla del pueblo, y Pelayo Rocal interpretando a Flor de Harina, el personaje más especial y excéntrico de toda la historia, que el actor construye de manera brillante. Cierra el reparto Álvaro Molero como Rubén, uno de los mozos del pueblo.

Los jóvenes del pueblo interpretan unos bailes folclóricos delante de la ermita.

Tremendamente fresca y llena de sentido del humor, ‘Deseada’ es una tragicomedia muy original que, después de noventa minutos, te deja con muy buen sabor de boca. Con las andanzas y los amoríos de este grupo de muchachos en la romería del pueblo, el espectador se llega a sentir muy identificado. ‘Deseada’ es una obra muy recomendable, de esas historias que te conquistan con su radiante frescura, y con la que sales del teatro con una enorme sonrisa. 

Aldo Ruiz

‘Deseada’ se representa en Nave 73 los jueves a las 21 h.


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