CANÍCULA: UNA ALUCINANTE LOCURA… ‘DE JUSTICIA’

CALIFICACIÓN.-  SOBRESALIENTE: 9

Escrita por Lola Blasco y dirigida por Vicente Colomar, ‘Canícula’ es una de las comedias más transgresoras e impactantes que se han visto en Madrid en los últimos tiempos. La sala ‘Cuarta Pared’ acoge este extraordinario retrato de una esperpéntica familia española encabezada por un sublime Rulo Pardo.

Juan Antonio Lumbreras, Antonio Gómez y Rulo Pardo en el genial sketch del sofá.

La canícula es la temporada del año en la que el calor aprieta con más fuerza. Y, precisamente, bajo un sol abrasador, comienza esta apocalíptica historia que te deja con la boca abierta. Cinco hermanos permanecen en una sala de espera haciendo tiempo para visitar al sexto de ellos que, se encuentra ingresado en la habitación de al lado, por una aparente indisposición. Sentados en un sofá, los tres varones esperan ansiosos mientras el calor los consume lentamente. ‘Hace un sol de justicia grita el hermano mayor. De justicia, sí’, repite el de en medio. ‘Sí, de justicia’, atestigua el menor. Con unos diálogos típicos de besugos y completamente surrealistas, el absurdo se apodera de la situación proporcionándonos un genial y caricaturesco sketch, digno de los Hermanos Marx, y de personajes sacados de una película de Berlanga. Al otro lado de la sala, las dos mujeres de la familia, gemelas para más inri, y que, podrían estar sacadas de ‘El Resplandor’, custodian la puerta como dos  rottweilers. Presenciamos una conversación entre ellas dónde, una le dice la otra, que la odia, y ésta última termina cantando por Bambino. Increíble pero cierto, ¡surrealismo en estado puro!. Son dos escenas para enmarcar, con las que la sala se viene abajo, y que te meten de lleno en la fascinante historia de estos seis grotescos personajes.

Transgresora, divertida, arriesgada, una auténtica barbaridad, absurda y profunda a la vez, una tremenda ida de olla, así es ‘Canícula, evangelio apócrifo de una familia, de un país’. Un esperpéntico relato en el que se muestra, a partir de una familia española, los resortes patriarcales de la familia-Estado que mantienen sometidos a los individuos. En ‘Canícula’ los seis hermanos refuerzan sus vínculos a través de convicciones autoritarias, sexistas o racistas. No saben hacerlo mejor y repiten una y otra vez los roles heredados que les llevan a una miserable existencia. En el fondo, son seis personajes que se sienten profundamente solos.

‘Canícula’ habla, en tono de humor, de la identidad española, una forma de ser construida a través de muchos años de tiranía, sobre la base del sacrificio, y sobre la figura del chivo expiatorio. Y, en este caso, el chivo expiatorio es, precisamente, el hermano que está ingresado al otro lado de la puerta, el diferente, el libre, el raro, y que, aquí, nos lo presentan, literalmente, como una cabra. Cuando todos los familiares entran en la habitación y presencian, estupefactos, la increíble transformación que ha sufrido su querido hermano, el universo estático de esa familia reaccionaria se tambalea por completo. El miedo, entonces, les paraliza pero no tendrán más remedio que enfrentarse a los terribles balidos de la cabra y  escuchar otro discurso diferente al suyo. Es, en ese momento, cuando se dan cuenta de que su hermano será, para siempre, el estigma de su familia. Y entonces tendrán que tomar una terrible decisión.

Por supuesto, tengo que destacar la brillantísima dirección de Vicente Colomar. No era fácil poner en escena esta tremenda historia, y Colomar lo consigue, ofreciéndonos momentos únicos e inolvidables, algunos de ellos, incluso, mágicos. La escena en que Eva Trancón hace el playback de ‘Con las manos vacías’ de Bambino es una auténtica belleza. También espectacular, la parte en que  Rulo Pardo entona el ‘Cara al sol’ y el escenario se va transformando. Al terminar el tema, aparece la habitación en primer plano y la sala de espera, al fondo. Así se cambia el punto de vista desde dónde vemos la historia. ¡Absolutamente genial!. Pero si hablamos de magia me quedo, sin duda, con el momento cumbre de la historia, cuando todos los hermanos cantan y bailan al ritmo de ‘Costumbres’, la maravillosa canción que Juan Gabriel le compuso a la Dúrcal. Es un momento realmente hermoso y emocionante, una de esas cosas mágicas que ocurren, raras veces, en una sala de teatro; son esos instantes en los que deseas que, el tiempo se detenga, y que la escena no se acabe nunca. ¡Memorable!.

Para los que aún no hayáis tenido la suerte de verla, ‘Canícula’ se representa en la ‘Cuarta Pared’ durante las dos próximas semanas; jueves, viernes y sábado a las 21 h. ¡No os la perdáis!. Porque, además, de ser una obra extraordinaria, os puedo asegurar que entraréis en una alucinante locura… ‘de justicia’.

Aldo Ruiz