CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7’5
Hasta el 9 de febrero, en el Teatro Fernán Gómez se representa ‘DRÁCULA. BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA’, una sugerente adaptación de la famosa novela de Bram Stoker pasada por el filtro de Ramón Paso. El montaje destaca por su brillante puesta en escena; sencilla, elegante y tremendamente dinámica, y por la solvencia de todo el elenco compuesto, entre otros, por Ana Azorín, Juan Carlos Talavera, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Jordi Millán y Jacobo Dicenta, que da vida al Conde Drácula.

Ángela Peirat, Jacobo Dicenta y Ana Azorín, tres de los protagonistas de ‘Drácula’
Ramón Paso es uno de los dramaturgos más prolíficos que tenemos en este país y así lo atestiguan todas las obras que ha estrenado en la capital en los últimos años. Es indudable que se desenvuelve como pez en el agua en el terreno de la comedia y, sus incursiones en este género, se cuentan por éxitos. Sin embargo, Paso no se conforma con eso y, en su último montaje, da un paso más allá atreviéndose -ahí es nada- con la adaptación de ‘Drácula’ de Bram Stoker. El resultado es un montaje muy atractivo, contado en tres tiempos, que brilla por su puesta en escena, y en el que el dramaturgo es capaz de mantener su sello, llevándose la historia a su terreno gracias, en parte, a la labor de todas sus actrices, poseedoras de un estilo muy personal. En ‘Drácula’, las ‘chicas Paso’ cambian de registro pero logran salir airosas del reto.
En esta adaptación de Paso basada en la novela de Bram Stoker, vemos a Drácula en tres épocas épocas diferentes. En primer lugar; en 1897. El conde está en su castillo cuando recibe la visita de Jonathan Harker, un joven abogado inglés -comprometido con la joven Mina-, que visita al conde para cerrar unas ventas con él. (Aunque el origen de la historia se remonta a 1492 en Valaquia. Allí, Drácula se enamora de una princesa que muere desangrada cuando éste muerde su cuello, y la acaba emparedando). En segundo lugar; en 1898, en Londres. El conde queda completamente fascinado por Mina y se enfrenta al profesor Van Helsing (magnífico Juan Carlos Talavera). El tercer tiempo de esta historia transcurre en Madrid, en 2020. El conde Drácula se ha convertido en una estrella de rock y recibe en su casa la visita de una periodista que guarda un parecido realmente asombroso con Mina y, a su vez, con la princesa emparedada.
Paso ha hecho un gran trabajo a la hora de relatar la historia de Drácula en tres tiempos diferentes y plasmarla de una manera brillante. Es cierto que aún quedan cosas por pulir para que todo en el montaje empaste a la perfección, pero el resultado final es más que notable. La puesta en escena diseñada por Paso, aunque sencilla, resulta muy sólida, elegante y llena de dinamismo. María Fernández ha creado una escenografía plenamente funcional sustentada en una estructura de madera -situada en el centro del escenario- con dos rampas a los lados, a las que Paso les saca muchísimo rendimiento, con todas sus chicas subiendo y bajando constantemente con esos vaporosos vestidos. A esto se añade una mesa redonda de cristal, con ruedas giratorias, y focos de luz incorporados, que también tiene un gran protagonismo. En palabras de Paso, en ‘Drácula’ se enfrenta a la puesta en escena más compleja de su carrera, pero lo cierto es que lo ha solventado de una forma sobresaliente.
Aparte de la escenografía, destacar también en la puesta en escena el diseño de luces de Carlos Alzueta, la ambientación sonora de Jorge Muñoz y, especialmente, el movimiento -un aspecto crucial en este montaje- obra de Ángela Peirat, autora también del vestuario junto a Inés Kerzán. No es nada fácil ‘llenar’ un espacio tan enorme como el escenario de la sala grande del Fernán Gómez, pero Peirat ha hecho una labor extraordinaria junto a Paso, superando el reto con nota, y dotando al montaje de un gran dinamismo. Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes de este ‘Drácula’.

Ángela Peirat, maravillosa dando vida a Lucy, una de las protagonistas de la historia.
En esta profesión, la valentía y el riesgo son dos aspectos a tener muy en cuenta, y Paso y sus chicas lo demuestran en este montaje que, estamos seguros, les va a dar muchas alegrías. Además de la puesta en escena, la interpretación es otro de los bastiones sobre los que se sustenta ‘Drácula’. Acostumbradas a brillar en la comedia, a las ‘chicas Paso’ les ha sentado muy bien el cambio de aires y, además, y lo que es más importante, lo hacen sin perder su esencia. El mejor ejemplo de esto es Ana Azorín, -estupenda como siempre-, que aquí nos conquista de nuevo con su ironía y su sarcasmo característicos dando vida a Alisande Renfield, la feminización de RM Renfiel de la novela. En este Drácula también sobresalen otras dos mujeres habituales de la compañía; Inés Karzán, fantástica en la piel de Mina, el principal personaje femenino de la obra de Stoker, y Ángela Peirat, absolutamente maravillosa bordando el papel de Lucy -la mejor amiga de Mina-, otro personaje crucial en la trama.
Aunque nos gustan más las actuaciones femeninas en los montajes de Ramón Paso, aquí los hombres también están a un buen nivel. Nos convencen especialmente Juan Carlos Talavera, poderoso como el profesor Abraham Van Helsing, Jordi Millán -excelente como Jonathan Harker, que con toda seguridad realiza su mejor interpretación de todas las obras que le hemos visto con Paso- y Jacobo Dicenta, muy convincente interpretando al conde Drácula. Completan el elenco David DeGea, Ainhoa Quintana, Lorena de Orte, Guillermo López-Acosta y Laura de la Isla.
Aldo Ruiz
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