‘EL AVARO’ DE KARPAS TEATRO: MANUEL CARCEDO NOS DELEITA CON UNA ADAPTACIÓN HILARANTE, PRÓXIMA AL CÓMIC Y EXQUISITAMENTE DIRIGIDA E INTERPRETADA

CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8’6

‘Karpas Teatro’ acoge una sensacional adaptación de ‘El Avaro’ de Moliére a cargo de Manuel Carcedo, uno de los hombres que más sabe de teatro en la capital. Durante dos horas, el público cae rendido ante el recital que da Rubén Casteiva dando vida a Harpagón, el Avaro. Acompañando a Casteiva, un espléndido grupo de actores compuesto  por Alberto Romo, Ana Vélez, Maite Vallecillo, Raúl Peñalba, Rubén Labio, Belén Orihuela y Jorge Peña Miranda.  
AVARO 2

De izquierda a derecha: Ana Vélez, Rubén Casteiva y Jorge Peña Miranda.

Hace dos años que no pisaba ‘Karpas Teatro’ por  incompatibilidad con mi trabajo en televisión y la verdad es que, cuando he vuelto a entrar, he sentido otra vez esa magia tan especial que tiene esta sala. Sin restar méritos a los teatros más comerciales y a las grandes producciones -que las hay por supuesto con un altísimo nivel- lo que es incuestionable es que nunca podrán tener el encanto de Karpas, viendo a los actores  a escasos metros de distancia representar los mejores clásicos del género. En esta sala se crea una atmósfera que nunca conseguirán los grandes teatros. Yo siempre les digo a los más jóvenes que hasta que no se empapen del tipo de obras que se hacen aquí y en otras salas pequeñas emblemáticas de la capital, no se podrán doctorar en la materia. El responsable de crear ese ambiente tan especial es, en gran medida, Manuel Carcedo, el dueño de la sala y también adaptador y director de la mayoría de las obras. Él es una enciclopedia teatral, ama el teatro y así lo transmite en cada una de sus adaptaciones. 

A lo largo de estos años he podido ver montajes maravillosos como ‘La Casa de Bernarda Alba’, ‘El Perro del Hortelano’, ‘Bodas de Sangre’, ‘Arsénico en Brooklyn’… Muchas obras y todas con el sello personal de Carcedo. Cuando vas a ‘Karpas Teatro’ sabes que siempre vas a ver algo bueno. Esta sala es sinónimo de calidad. En ‘El Avaro’ no podía ser de otra manera. Carcedo adapta una de las obras míticas de Moliére que se estrenó en 1668 y que aborda el tema de la avaricia enfermiza encarnada por el personaje de Harpagón. Manuel vuelve a dar una lección de cómo se debe adaptar un clásico y, sobre todo, de cómo se debe dirigir, aportando siempre su toque maestro y tan personal. El dueño de Karpas nos ofrece una obra hilarante, divertidísima, muy próxima al cómic y a la caricatura. Es una adaptación muy barroca en la que el histrionismo y la exageración están llevados al límites en cada uno de los diálogos. Una de las claves de este montaje es que está milimétricamente dirigido, todo está muy estudiado,  los gestos, las músicas, el movimiento de los actores. 

Se nota que hay un minucioso trabajo hecho durante mucho tiempo y, para llevarlo a cabo, se necesitan actores con mucho oficio y talento, y que hablen el mismo idioma que Carcedo, para que todos los instrumentos estén afinados y el resultado sea una magnífica sinfonía, como así es. Fruto de esta conjunción ‘El Avaro’ nos ofrece momentos de dirección realmente brillantes como por ejemplo todas las escenas corales. Es un prodigio cómo en un espacio tan reducido Carcedo mueve a los ocho actores con un ritmo endiablado y de una forma asombrosa. En esta puesta en escena juega un papel muy importante la ambientación musical creada por Rubén Berraquero y Jorge Cardona. También me gusta muchísimo el vestuario tan barroco que ha diseñado Manuel Mª Grimaldi con especial mención para las maravillosas pelucas que lucen Ana Vélez (Elisa) y Alberto Romo (Cleanto).

Una característica común  de todas las obras representadas por la compañía estable de ‘Karpas’ es su altísimo nivel de interpretación y en ‘El Avaro’ lo vuelven a dejar patente. Otra de las grandes virtudes de Manuel Carcedo es la dirección de actores y aquí vuelve a hacer un trabajo excepcional. Los ocho están magníficos realmente, no se les puede poner ni un pero. Pero si hay uno que sobresale por encima de todos ese es Rubén Casteiva quien, dando vida a ‘Harpagón’, da un auténtico recital. A nivel interpretativo, este hombre es un prodigio y borda la voz, cada uno de los gestos, el movimiento de las manos y de los dedos, y la expresión corporal en su conjunto. Es increíble su actuación a lo largo de las dos horas que dura la obra, cómo se recrea, cómo controla los tempos y la acción. Es genial su interacción con todos y cada uno de sus compañeros. Lo cierto es que Rubén Casteiva hace un auténtico alarde en ‘Karpas Teatro’ que refrenda con el espléndido monólogo de la segunda parte. 

También quiero destacar especialmente a Jorge Peña Miranda, uno de los habituales de la compañía que aquí nos brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera metiéndose en la piel del criado Valerio que, en realidad, es un noble camuflado que se mete en la casa de ‘Harpagón’ para conquistar a su hija Elisa (Ana Vélez). En un papel nada fácil, siempre al límite de la exageración, y que puede rayar en lo ridículo, Jorge lo resuelve con mucha gracia provocando las risas y las carcajadas del público cada vez que abre la boca y empieza a pronunciar de forma gangosa todas las palabras que llevan «b» o «v». Sus escenas con Ana Vélez (Elisa) son realmente graciosas. Por un lado, Valerio siempre le da la razón a su señor Harpagón pero, por otro, se muere por los huesos de Elisa. Por tanto, los enredos se suceden uno tras otro sin parar. Menos mal que por allí está Frosina -una estupenda Maite Vallecillo- para ‘arreglar’ todo. Ana Vélez brilla en sus escenas con Valerio y también se muestra a un gran nivel en aquellas que comparte con su hermano Cleanto al que da vida un fantástico Alberto Romo, que se luce fundamentalmente en la segunda parte cuando se tiene que enfrentar a su padre por el amor de Mariana.

Precisamente, Mariana está interpretada de forma acertadísima por Belén Orihuela. Ella es una de esas actrices que se curran mucho cualquier personaje, es toda una garantía para cualquier director. La he visto muchas veces actuar y siempre me sorprende. Aquí, en la piel de Mariana, esa mujer que se debate entre el amor por Cleanto y el matrimonio de conveniencia con Harpagón, Orihuela está graciosísima convirtiéndose en una de las sensaciones de la obra. Esa forma suya tan particular e hilarante de moverse y de decir las cosas -que nadie la entiende- produce algunos de momentos más divertidos de ‘El Ávaro’. Completa el reparto Raúl Peñalba, excelente dando vida a Flecha, el criado todoterreno del señor Harpagón. Peñalba está muy divertido cuando se desdobla en los distintos criados, sobre todo, en el cochero andaluz. Muy buen trabajo el de este actor al igual que el de Rubén Labio interpretando al comisario. Aunque es un papel corto y solo aparece en la segunda parte, su personaje es vital cuando se toma declaración por el robo que se produce en la casa del señor Harpagón. Más que solucionar las cosas, las enreda aún más, como hace Moliére en sus comedias, enredos y más enredos, pero todas ellas nos dejan una gran moraleja como aquí en ‘El Avaro’, un tema que está completamente de actualidad porque, desgraciadamente, la avaricia nunca se pasa de moda.

Aldo Ruiz

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