‘PANORAMA DESDE EL PUENTE’: EDUARD FERNÁNDEZ Y MARINA SALAS BRILLAN CON LA POTENTE HISTORIA DE ARTHUR MILLER EN UN MONTAJE CARENTE DE ESPECTACULARIDAD

CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7’5

Durante un par de semanas en la cartelera madrileña han coincidido dos obras de Arthur Miller. Si en el Valle Inclán podíamos ver ‘Las Brujas de Salem’ con Lluís Homar, en los ‘Teatros del Canal’ el público madrileño ha disfrutado de otro de los grandes clásicos del dramaturgo estadounidense, ‘Panorama desde el Puente’ protagonizado, en este caso, por Eduard Fernández. Marina Salas y Mercè Pons también brillan en este montaje -dirigido por George Lavaudant- que se ha despedido de la capital con un enorme éxito de público. 
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Eduard Fernández y Marina Salas en una de las escenas de ‘Panorama desde el Puente

‘Panorama desde el puente’ se presumía como uno de los acontecimientos teatrales más importantes del año. Para cualquier aficionado al teatro es un placer ver representada la obra por la que Arthur Miller consiguió su segundo premio Pulizter y, más, si está protagonizada por un actor de la categoría de Eduard Fernández. Sin embargo, el montaje dirigido por George Lavaudant, no es todo lo redondo que hubiéramos deseado; la puesta en escena brilla por la ausencia de espectacularidad y la escenografía y la propuesta estética te dejan con una sensación de frialdad. Es evidente que a la obra se le podía haber sacado mucho más partido. Cuestiones que parecen no haberle importado al público madrileño que ha llenado todos los días la Sala Verde de los Teatros del Canal (Del 9 al 26 febrero).

Dejando a un lado la parte negativa, esta adaptación de ‘Panorama desde el puente’ tiene, por supuesto, muchas cosas buenas. La primero y principal; la excepcional historia de Arthur Miller, una historia de amor, obsesión y venganza que aborda el drama de los inmigrantes ilegales en la Nueva York de los años cincuenta. Allí, un estibador del puerto llamado Eddie Carbone (Eduard Fernández) lleva una vida completamente tranquila al lado de su mujer Beatrice (Mercé Pons) y de su sobrina Catherine (Marina Salas), de quién está totalmente enamorado, -aunque él no lo quiera reconocer-. La calma se rompe cuando llegan dos primos inmigrantes de Eddie para alojarse en su casa. Necesitan buscarse la vida en América y mandar todo el dinero que puedan a su familia en Italia, que apenas tiene para comer. Pronto, Catherine se siente atraída por uno de ellos (Rodolpho) e inician una relación que desatará los celos más desaforados de Eddie. La tragedia empieza a vislumbrarse.

Eduard Fernández tiene la suerte de encarnar a Eddie Carbone, uno de esos personajes que supone un regalo para cualquier actor. Fernández derrocha fuerza y aplomo dando vida a este hombre visceral y bastante machista por un lado pero que, en el fondo, está atormentado y se deja arrastrar por la pasión que siente hacia su sobrina, llegando casi a la locura. El actor catalán resulta bastante convincente en un papel bastante complejo y lleno de matices, que atraviesa múltiples estados a lo largo de las casi dos horas que dura la obra. El único pero que se le puede achacar a Fernández es que, en determinadas ocasiones, aborda el personaje desde un tono excesivamente humorístico e irónico que, a veces, llega a desentonar en una historia tan dramática. 

Además del célebre actor, también brilla sobre el escenario una radiante Marina Salas que, en la piel de Catherine, seduce a los espectadores con su naturalidad, su frescura, y con ese toque de sensualidad que trastorna a Eddie y que despierta los celos de su tía Beatrice, papel interpretado de manera sensacional por Mercè Pons. Dulce, sumisa, y siempre manteniendo la compostura, Pons borda este personaje que lleva la fidelidad hasta las últimas consecuencias. Quiero destacar también a Pep Ambrós -dando vida a Marcos- magnífico durante toda la obra – muy educado al principio y sacando toda su ira al final-. No podemos decir lo mismo de Bernat Quintana, que encarna a Rodolfo, el enamorado de Catherine. Aunque el actor pone todo de su parte, no le pega para nada este personaje y, además, no tiene ninguna química con Marina Salas. Este es, precisamente, uno de los principales hándicaps de esta obra.  

‘Panorama desde el puente’ es una coproducción del Teatre Romea y LG Thèatre y está dirigida por George Lavaudant. Como señalábamos al principio, se echa en falta más espectacularidad y dinamismo en un montaje austero y demasiado estático en el que, por supuesto, también hay momentos brillantes. Además, la escenografía tampoco ayuda demasiado; es mínima y poco acertada, creando un ambiente frío y desangelado. A pesar de todo, la historia de Arthur Miller es tan potente que te mantiene enganchado durante las casi dos horas que dura la función y te deja impactado con ese sobrecogedor desenlace, digno del mejor drama. Un lujo para el público madrileño poder ver la obra del genial dramaturgo estadounidense, interpretada -además- por Eduard Fernández en su papel protagonista. 

Aldo Ruiz

Enlace relacionado: Crítica de El Teatrero de ‘Las Brujas de Salem’ de Arthur Miller

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