CALIFICACIÓN.- OBRA MAESTRA: 10
Ganadora de cuatro premios Max, escrita y protagonizada por Juan Diego Botto, y dirigida por Sergio Peris-Mencheta, ‘Un trozo invisible de este mundo’ -que se representa en el Matadero- es, sin duda, uno de los mejores montajes de los últimos años.
‘Un trozo invisible de este mundo’ se estrenaba en las las Naves del Español el 2 de octubre de 2012. Casi dos años después, el montaje ha regresado al Matadero y por fin hemos tenido la oportunidad de verlo. Y tenemos que confesar rotundamente que la espera ha merecido la pena… y tanto. Salimos emocionados y sobrecogidos tras disfrutar de una de las mejores obras que se ha visto en los escenarios madrileños en la última década. Los 4 premios Max (Mejor espectáculo teatral, Mejor actor, Mejor autoría revelación y Mejor diseño de iluminación) con los que se alzaba la obra hace unos días están más que merecidos porque nos encontramos ante un montaje realmente extraordinario.
La obra se compone de cinco monólogos que tienen un nexo en común; cinco caminos que conducen a la terrible desigualdad que existe y existirá siempre en este mundo en el que nos ha tocado vivir. Precisamente, de uno de estos monólogos, ‘Mujer’, surge el nombre que da título a la historia. “Yo nunca recibí al nacer el papel que me daba la propiedad de un trozo invisible de este mundo. Cuando yo era como tú pensaba que la vida era dormir y comer y aguantar un día más. Para mí la vida era simplemente no sufrir, restarle horas a la muerte. Te digo esto hijo mío porque necesito contarte qué pasó…” ‘Mujer’ cuenta la historia de Samba Martine, la mujer congoleña que murió a los 34 años en el hospital ’12 de Octubre’ de Madrid. Había sido trasladada desde el Centro de Internamiento para Extranjeros de Aluche, llevaba semanas quejándose de los dolores sin que nadie le hiciera caso. Era portadora del sida y acudió hasta en diez ocasiones al servicio médico, pero sus lágrimas y su llanto quedaron en el más absoluto de los olvidos. Astrid Jones da vida a ‘Samba’ y realiza una interpretación sobrecogedora, que provoca que se te salten las lágrimas desde el primer segundo, con ese desgarrador cántico africano que te parte directamente el alma.
Los otros cuatro monólogos los interpreta el propio Juan Diego Botto y tratan sobre el exilio y la inmigración, dos temas que han marcado su vida. Uno de ellos gira, precisamente, sobre una historia de la ‘Escuela de Mecánica de la Armada’, donde su padre desapareció sin cumplir los treinta años. Un caso que por fin será juzgado en Argentina y que inevitablemente ha obligado al actor a hacer un duro ejercicio de memoria. No hay palabras para definir el grandioso trabajo que realiza Juan Diego Botto como autor del texto y, tampoco, para su impresionante interpretación. Todo el público, que abarrotaba el Matadero, ovacionaba durante quince minutos a los dos protagonistas de este doloroso viaje; un dolor como la vida misma, el de todas aquellas personas que sufren y que son discriminadas por intentar perseguir un sueño. Una historia muy dura, pero a la vez alentadora y que nace de las mismas entrañas. ¡Qué cantidad de emociones se pueden sentir en tan sólo 2 horas!.
Además del sensacional trabajo interpretativo, ‘Un trozo invisible de este mundo’ destaca por la magistral dirección de Sergio Peris-Mencheta que, tras impresionarnos con su adaptación de ‘La Tempestad’ de Shakespeare, nos regala otra brillantísima puesta en escena estructurada en torno a una cinta de maletas, típica de los aeropuertos, por la que van desfilando los personajes, y que simboliza, de manera genial, la insignificancia y la invisibilidad de los protagonistas de esta terrible historia. Magnífica la elección de Botto a la hora de escoger a Peris-Mencheta que demuestra, una vez más, que su talento como director no tiene límites.
Ya han pasado varias horas desde que terminara la función, y nuestra cabeza sigue dándole vueltas a lo que hemos presenciado. Todavía estamos tocados con este montaje conmovedor y magistral. Por obras así, merece la pena esperar toda una vida.