CALIFICACIÓN.- SOBRESALIENTE: 9
De 17 de octubre al 15 de diciembre, el Teatro Español acoge uno de los eventos del año. Por primera vez en su historia y, coincidiendo con el centenario de su primera edición definitiva, ‘Luces de bohemia’ -de Ramón María del Valle Inclán- se representa sobre las tablas del coliseo madrileño. Una producción propia que lleva la brillante firma de Eduardo Vasco, quien asume con maestría la versión del texto y la imponente puesta en escena. Estamos, sin duda, ante uno de los mejores montajes de 2024.
‘Luces de Bohemia’ fue publicada en 1920 en una primera versión y, cuatro años más tarde, se editó la versión definitiva, que incluye tres escenas más. Pero, no fue hasta 1970, cuando se representó por primera vez en el Teatro Principal de Valencia de la mano de José Tamayo con José María Rodero interpretando a Max Estrella, al que posteriormente sustituyó Carlos Lemos cuando el montaje se estrenó en Madrid, en el Bellas Artes. Hay que remontarse a 2018 cuando vimos la última adaptación en la capital de la obra cumbre de Valle Inclán, un sobresaliente montaje dirigido por Alfredo Sanzol en el María Guerrero.
Seis años después, somos testigos de nuevo de las últimas horas de la vida Max Estrella, un anciano ciego, miserable y tremendamente irónico e ingenioso, al que todos consideran el primer poeta de nuestro país. Junto al golfo e inseparable Latino de Hispalis, el protagonista emprenderá un periplo nocturno que lo llevará a algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Un Madrid convulsionado por una revuelta social, provocada por la precariedad de las clases obreras, que es reprimida salvajemente tanto por las fuerzas policiales como por una organización civil de mamporreros.
El viaje arranca con el propósito de enmendar la mala venta que Latino hizo de unos libros, pero tras el obligado paso por la taberna de Picalagartos y la búsqueda de un prometedor décimo de lotería -capicúa de siete y cincos-, la noche se enreda y les conduce por algunos de los lugares más característicos de la noche madrileña, donde se encuentran con personajes propios de aquel Madrid. Personajes, a menudo retratados como caricaturas grotescas, en los que Valle Inclán subraya la tragedia y la comicidad, al mismo tiempo, creado un género propio denominado esperpento.
Eduardo Vasco, director artístico del Teatro Español, firma esta nueva adaptación de ‘Luces de bohemia’, una pieza cargada de poesía y de momentos de enorme belleza, que supone una crítica feroz tanto a la injusticia social reinante como a la endémica corrupción política española. Vasco ha hecho un trabajo sensacional tanto en la adaptación como en la puesta en escena. El expresionismo y el tono grotesco propios de Valle Inclán están muy presentes en un montaje que, en su puesta en escena, también combina con maestría otros géneros como el sainete, la opereta, el Grand Guignol, los títeres del Teatro dei Piccoli de Vittorio Podrecca, incluso en el teatro de cámara de sus primeras y sorprendentes escenas.
Haciendo alarde de todo tipo de recursos creativos, Vasco nos deleita con un montaje imponente y exquisito, donde el texto de Valle Inclán resuena con más fuerza que nunca en el patio de butacas del Español. La puesta en escena de Vasco es una delicatesen de principio a fin, en la que destaca la escenografía (simple y poderosa a la vez) y el atrezo de Carolina González, el espléndido diseño de luces de Miguel Ángel Camacho y el espectacular vestuario de Lorenzo Caprile. Sin olvidarnos, por supuesto, de la ambientación sonora y de la música compuesta por el propio Eduardo Vasco, que juega un papel esencial en el montaje y que está interpretada en directo por Iván López-Ortega (piano), José Ramón Arredondo (Contrabajo / Guitarra) y Luis Espacio (Guitarra / Percusión).
Si tuviéramos que poner solo un pequeña pega a la puesta en escena esa serían las vídeo-proyecciones que usa Vasco, que -a nuestro juicio- no encajan demasiado con la propuesta estética general. Dicho lo cual, estas ‘Luces de bohemia’ de Vasco nos deja escenas portentosas que se deberían estudiar en las escuelas de teatro, como por ejemplo el arranque con esas escenas que parecen teatro de cámara, el cara a cara en prisión de Max Estrella y otro preso -José Luis Alcobendas- que tiene lugar en el foso, la escena de los títeres con García Millán e Hipólito en primer plano, la maravillosa escena final, etc…

Ginés García Millán y Antonio Molero dan vida a Max Estrella y Latino de Hispalis respectivamente
Uno de los puntos fuertes del montaje es su extraordinario elenco, compuesto -nada más y nada menos que- por 25 actores, con Ginés García Millán dando vida a Max Estrella y Antonio Molero en la piel de don Latino de Hispalis. Hacía muchísimos años que, en una obra de teatro convencional, no veíamos un reparto de tal magnitud. Lo cierto es que todos ellos están fantásticos y tienen su momento de gloria, pero vamos a empezar por la espléndida actuación de Ginés García Millán en la piel del protagonista.
En cualquier montaje de ‘Luces de Bohemia’, uno de los requisitos imprescindibles es contar con un actor que esté a la altura de Max Estrella, un personaje complejo donde los haya y que ha sido interpretado por grandes figuras de nuestro teatro como José María Rodero, Carlos Lemos, Ramón Barea, Gonzalo de Castro y Juan Codina (2018) -con una actuación que rayaba la excelencia-. Ahora es el turno de Ginés García Millán, que ha superado el reto con sobresaliente dotando a su Max Estrella de verdad, ternura y humanidad, en la que es, sin duda, una de las mejores actuaciones de su carrera. Junto a él, un fantástico Antonio Molero que borda el papel del truhan Latino de Hispalis, transmitiendo a la perfección la picaresca y la sinvergonzonería del supuesto mejor amigo de Max y su mano derecha.
Destacar también a otros dos grandísimos actores: David Luque y Ernesto Arias, que brillan en la piel del Marqués de Bradomín y Rubén Darío respectivamente, realizando dos actuaciones exquisitas. Su escena en el cementerio y sus diálogos con los sepultureros son oro puro. Arias, por su parte, protagoniza uno de los mejores momentos de la función con su encuentro en el café con su amigo Max. Genial también María Isasi dando vida a ‘La Pisabien’ que protagoniza en la taberna algunas de las escenas más divertidas con un personaje esperpéntico, típico de Valle. Soberbio también Mariano Llorente interpretando a El Ministro (y al cochero), al igual que Jesús Barranco, genial dando vida al sepulturero (y a don Gay).
Completan el reparto un grupo de actores, que encuentran entre la flor y nata de la escena española: José Luis Alcobendas (Preso / El Pollo), Juan Carlos Talavera (Serafín el Bonito / Camarero), José Luis Martínez (Capitán Pitito / Sepulturero), Pablo Gómez Pando (Dorio de Gádex), Silvia de Pé (Vieja pintada, la vecina), Toni Misó (Pica Lagartos / Ujier), Lara Grube (La Lunares, la Chica), Juan de Vera (Clarinito / El Joven), Mario Portillo (El rey de Portugal / Dieguito), Alejandro Sigüenza (Basilio Soulinake / Viejo que escribe), Irene Arcos (Madame Collet, mujer de Max Estrella), Andrea M. Santos (Claudinita, hija de Max Estrella), Ángel Solo (Zaratrusta / Sereno), César Camino (Don Filiberto / Borracho), Iván López-Ortega (el chico de la taberna), José Ramón Arredondo (Gálvez), Puchi Lagarde (La Portera / La Periodista) y Luis Espacio (Pérez).