Un viaje, a través del teatro y los recuerdos, por la historia de la Semana Cultural de Corral de Calatrava, que este año cumple su XXXVII edición.

María Hernández y Agustina Morales en ‘Yerma’ (1986)
Hace tres meses, coincidiendo con el lanzamiento de mi blog, me hicieron algunas entrevistas y en todas me preguntaban de dónde venía mi pasión por el teatro. Y la respuesta es bien sencilla; el teatro forma parte de mi vida desde que soy un crío. Yo crecí viendo las obras de los dramaturgos más importantes en la Semana Cultural de mi pueblo, Corral de Calatrava. En ese momento, quizás, no era consciente de la suerte que tenía, pero con el tiempo, me he ido dando cuenta de lo que significó todo aquello para mí y de la enorme influencia que ha supuesto a lo largo de mi vida. ¿Quién me iba a decir a mí, por aquel entonces, que allí se estaba gestando el espíritu de El Teatrero?.
Desde Lorca a Lauro Olmo, pasando por Buero Vallejo, Shakespeare o los hermanos Álvarez Quintero, hasta Jacinto Benavente, Jean Genet o Calderón de La Barca. Año tras año, el Grupo Popular estrenaba, en medio de una gran expectación, los textos de los autores más prestigiosos tanto, del ámbito nacional, como de fuera de nuestras fronteras. Y, evidentemente, yo disfrutaba como un enano. ¡Son tantos y tan bonitos los recuerdos de aquellas noches de verano que sería imposible plasmarlos todos en unas cuantas líneas, pero voy a intentar echar la vista atrás y emprender un viaje por aquellos maravillosos años.
‘La Casa de Bernarda Alba’, ‘Yerma’ y ‘Bodas de sangre’
La primera imagen que me viene a la cabeza pertenece a 1981 y es la de Manuela Ocaña dando vida, de forma majestuosa, a Bernarda Alba. Sin duda, uno de los personajes más míticos de la literatura española. Con ella y sus cinco hijas descubrí el universo lorquiano y, me quedé impactado con aquellas mujeres, que vivían oprimidas por la figura de una madre, resentida y amargada, que nunca las dejaría ser felices. Carmen Ruiz -en la piel de ‘la Poncia’-, Chari Hernández y Paloma Sánchez brillaron en una noche mágica, en la que un nombre se me quedó grabado a fuego para siempre; el de Federico García Lorca. Cinco años después tuve la fortuna de ver ‘Yerma’, -para mí, uno de los mejores montajes de la historia del Grupo- y me volvió a suceder lo mismo; me quedé tremendamente impresionado. Chema Campos y Agustina Morales encarnando a los protagonistas nos brindaban dos soberbias interpretaciones.
En 1998, con ‘Bodas de sangre’, se cerraba la trilogía. Tuvieron que pasar doce años para ver representadas las tres grandes tragedias lorquianas en Corral, pero la espera mereció la pena. En ‘Bodas de sangre’ Natalia Flores -dando vida a ‘La Luna’-, Concha Campos, Modesto Acosta y Andrés Cárdenas, entre otros magníficos actores, lograban el más difícil todavía, y conseguían estar a la altura de sus predecesoras; ‘Yerma’ y ‘La Casa de Bernarda Alba’. Lorca ha escrito, sin duda, algunas de las páginas más hermosas de la historia de nuestra Semana Cultural.
Los grandes dramaturgos siempre han tenido un hueco en la Semana Cultural
Además del genio de Granada, los nombres de otros dramaturgos empezaron a hacerse habituales para mí y, año tras año, pude disfrutar de increíbles historias. El tragaluz de Bueno Vallejo, Entre bobos anda el juego de Zorrilla, Juan José de Joaquín Dicenta, Perdidos en Yonkers de Neil Simon, Los ochenta son nuestros de Ana Diosdado, Tres sombreros de copa de Miguel Mihura, Yo me bajo en la próxima… ¿Y usted? de Adolfo Marsillach, El embrujado de Valle-Inclán o Las bodas de Camacho de Cervantes han sido algunas de las más destacadas a lo largo de estos 37 años. Primero en la Plaza de la Iglesia, y luego en el Auditorio del Parque, era un inmenso placer poder ver aquellas espléndidas obras y evadirme, por un momento, de mi propia realidad, imaginándome como sería la vida de aquellos personajes tan diferentes a mí. ¡Era una sensación realmente increíble!.
Una de las cosas que más me llamaba la atención, siendo un niño, es que las obras estuvieran representadas por personas con las que yo convivía a diario. Al principio me resultaba muy extraño, pero con los años me fui acostumbrando. De hecho, se podría decir que medio pueblo se ha subido a las tablas en alguna ocasión. Yo debo ser de los pocos que nunca se atrevió. Siempre tuve muy claro que lo mío era estar al otro lado, debajo del escenario. Nunca me atrajo la posibilidad de actuar, no sé por qué, pero me encantaba ver cómo eran otros los que se metían en la piel de los personajes más variopintos y me hacían participe de sus historias.
Generación tras generación, los corraleños llevan el teatro en la sangre
Familias enteras de Corral llevan toda la vida haciendo teatro. Y entre ellas, tengo que destacar, cómo no, a la familia Hernández. Con Antonio a la cabeza, y generación tras generación, han demostrado que son grandes actores y que llevan el teatro en la sangre. Siempre me acordaré de la memorable interpretación de Chari Hernández dando vida a Nora en ‘Casa de Muñecas’ de Ibsen. Bordaba el papel, como todo lo que hace siempre. ¡Pedazo de actriz!. Sus hermanas, María, Conchi y Consuelo no le andaron a la zaga, y más tarde, fueron sus hijos y sobrinos quienes continuaron la estela: Julián, Santi, Margarita, Alfonso y Talía. La última en subirse al escenario ha sido Ángeles, y no lo duden, ha dejado el pabellón familiar bien alto.
Y hablando de sagas, no me puedo olvidar de otras a las que también les ha picado el gusanillo del teatro; los Ocaña, con Julián y Manuela, los Arenas -Chule, Angelito, Julián, Isabel-, la familia de Juan, con Pedro como abanderado, uno de los grandes artistas que ha dado Corral, los Morales, los Marín. Incluso mi propia familia cuenta con varios miembros que se han lanzado a las tablas; Carmen Ruiz –es una ‘monstrua’ como diría Rosario Flores-, Andrés Cárdenas, Mª Paz y Ana Diaz, Paula Campos y, mi hermano Valentín. En Corral hay mucha gente que le apasiona el teatro; Eva Sánchez, Geno Zamora, Bonifacio Marín, Paco Adanez, Reyes Palomo, Paloma Sánchez, Chema y Concha Campos, Alfonso Nieto –un hombre brillante donde los haya, ya sea actuando o dirigiendo-, Magdalena Zamora y Romualdo Agenjo. ¿Qué sería del Grupo sin ‘Romu’? Quizás no sea el mejor actor del mundo, ni falta que le hace, porque, con su sola presencia, se mete al público en el bolsillo directamente sembrando de sonrisas el patio de butacas.
Continuando con la larga lista de corraleños que han aparcado su timidez y se han dejado la piel sobre el escenario hay que mencionar a Emi Fernández, -que siempre ha sido un gran actor- al igual que Moncho Morales o Modesto Acosta. Personas, que, por unas semanas, hipotecaban sus vidas prácticamente y bajaban a ensayar a diario: Inmaculada Martín, Vicente Palomo, Mª Carmen Romero, Carlos Montes, Pedro Cañizares, Mª Paz Nieto, Sonia Espinosa, Natalia Flores -una actriz extraordinaria-, Javier Diaz, Quintín Zamora, Raúl Morales, Peco, Esperanza Novalbos -siempre la recordaremos como la Zapatera Prodigiosa-, Fernando Nieto, Mª Carmen Nuñez, Esther Novalbos -en Juan José nos regaló una preciosa actuación- Sara Mora, Mª Carmen Pavón, Paz García y así un largo etcétera. Por favor, que no se moleste nadie, seguro que me dejo a mucha gente en el tintero, sobre todo de la primera etapa, pero estoy hablando principalmente de mis recuerdos. TODOS ellos, -mencionados o no-, cuentan con mi admiración y mi respeto, porque aunque son aficionados, se han dejado siempre la piel en todas y cada una de sus escenas y en cada uno de sus diálogos.
‘Las Criadas’ de Jean Genet impactaron en 1996
De entre todas las obras hay algunas que me han marcado profundamente como es el caso de ‘Las Criadas’ de Jean Genet en la XVIII Semana Cultural. La historia de aquella mujer y sus dos criadas me pareció absolutamente fascinante así como la interpretación de las tres protagonistas: Concha Campos, Eva Sánchez y Mª Paz Diaz, sin duda, tres de las mejores actrices que ha dado nuestro pueblo. Lástima que ninguna de ellas siga en activo. Inolvidable también ‘Historia de una escalera’ y ‘En la ardiente oscuridad’ de Buero Vallejo. Recuerdo a mi hermano Valentín, en esta última, haciendo de ciego junto a Isabel Arenas, Ana Diaz, Luis Mora, María José Acosta, Mª Paz Nieto, Moncho Morales, y Andrés Cárdenas ¡Cuántos recuerdos se me vienen ahora mismo a la cabeza!.
‘La dama del alba’, con una espectacular Eva Sánchez al frente del elenco, ha sido otra de las historias que más me conmovieron en su momento (1992) y, es que el texto de Casona es una auténtica belleza. ¡Y qué decir de ‘La camisa’ de Lauro Olmo!, una obra por la que siento especial predilección. Olmo es uno de mis autores favoritos y ‘La Camisa’ me parece una de las grandes joyas de nuestro teatro. Con este montaje, allá por 1995, el Grupo realizaba una de las mejores adaptaciones en sus treinta y siete años de historia. Quiero realzar, cómo no, la gran actuación de Andrés Cárdenas encarnando al protagonista y el trabajo del resto de componentes del reparto.

‘La Camisa’ de Lauro Olmo, 1995, ha sido uno de los montajes más aclamados del Grupo Popular.
Y hablando de obras corales, no podría faltar a este repaso ‘Las bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga’ de José María Rodríguez Méndez, otro de los textos míticos que se han representado en Corral (1989). Extraordinarios todos los actores del elenco entre los que brillaban, por supuesto, Chule Arenas y Mª del Señor en los papeles del Pingajo y la Fandaga. Los dos estaban estupendos, así como Alfonso Nieto dando vida a ‘El petate’ o ‘La Julilla’. ¿Quién no recuerda su frase ‘Y a mí, plin’?. Tengo que apuntar, como anécdota, que en esta obra también participé yo, junto al resto de compañeros de la Agrupación Musical de Corral. Durante toda la gira de verano, nosotros acompañábamos a los chicos del Grupo y tocábamos en directo. ¡Fue una experiencia muy bonita!. Igual que, cuando tuve la inmensa suerte -en uno de los viajes que hacíamos al Festival de Almagro-, de ver una brutal versión de ‘La vida es sueño’ por parte de Calixto Bieito. Es una de las adaptaciones que más me ha impresionado a lo largo de mi vida por el montaje y la genial puesta en escena con ese inmenso espejo giratorio.
Antonio Hernández, director del Grupo Popular de Teatro
Lo cierto es que la banda sonora de mi niñez y mi adolescencia nunca habría sido la misma sin el Grupo Popular de Teatro. A ellos les debo parte de los mejores recuerdos de mi vida. Quiero hacer una mención especial a la figura de Antonio Hernández, el director del Grupo y un artista con mayúsculas. Este hombre ha logrado, con un enorme tesón, hacer del teatro su forma de vida y eso es digno de admiración en un pueblo de tan solo 1.300 habitantes. Aunque profesionalmente se haya dedicado a otra cosa, su espíritu siempre ha pertenecido a los escenarios, y allí permanecerá hasta que su alma resista. ¡Enhorabuena Antonio por tantos años de trabajo y de sacrificio!. Me gustaría, desde aquí, animar a las nuevas generaciones de Corral, para que sigan la estela de Antonio y compañía, y para que, ese camino, que ellos iniciaron hace tantos años, no termine nunca. Se necesita sabia nueva que le guste actuar y que escriba sus propias historias, porque el teatro nos forma, nos entretiene, nos cultiva e incluso nos permite soñar.
Corral de Calatrava, un pueblo con espíritu TEATRERO
Y siguiendo precisamente ese tren de los sueños yo me marché a Madrid hace ya quince años. ¡Cómo ha pasado el tiempo!. Desde entonces he tenido la suerte de ver las creaciones de los nuevos genios de nuestro teatro como Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Juan Carlos Rubio, Sergi Peris-Mencheta o Alberto Velasco, entre otros. Y también he podido disfrutar de la interpretación de los divos de la escena como Concha Velasco, Nuria Espert, Carmen Machi, Juan Diego, Blanca Portillo, Emilio Gutiérrez Caba, Aitana Sánchez Gijón, Carmen Maura, José Sacristán, Ángela Molina, José Luis Gómez, etc… La verdad es que he visto a todos los grandes de este país pero os puedo asegurar una cosa; los recuerdos más hermosos y entrañables que tengo sobre un escenario serán, siempre, los de mi pueblo. Porque allí crecí y vi mis primeras obras, y gracias a ellos, a todos vosotros, TEATREROS, nació mi afición por este fascinante mundo, una pasión que ahora se ha materializado en este blog. Aquí es donde plasmo, día a día, mi visión acerca del teatro, donde me recreo con las maravillosas historias escritas e interpretadas por artistas de inmenso talento y, dónde están recogidos todos aquellos sueños que tenía en esas mágicas noches de verano. Porque… ¿Qué sería de la vida sin los sueños?.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Aldo Ruiz
Enlace relacionado: Crítica de El Teatrero de ‘Yo me bajo en la próxima… ¿y usted’
Con este blog ayudas a desarrollar nuestro gusto por el
teatro post tras post. Como se nota cuando alguien disfruta con su gran pasion!
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Muchas gracias Borja… es un gusto escuchar estas palabras!!!
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Precioso repaso, tan bonito, como emotivo de las noches de teatro en Corral de Calatrava!!
Mi enhorabuena…
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Gracias!!! Un abrazo!!!!!
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