CALIFICACIÓN: NOTABLE: 7’5
Quedan tres oportunidades únicamente para poder ver ‘Hilda Peña’ en el Teatro Nueve Norte: 15, 22 y 29 de junio. Un monólogo procedente de Chile y basado en hechos reales cuyo texto, de Isadora Stevenson, se alzaba con el primer premio de la Muestra de Dramaturgia Nacional de Chile en 2013. Javier Ubilla se mete en la piel de Hilda Peña, una mujer transexual que, en pleno proceso de transición en el país sudamericano, se tiene que enfrentar a la muerte de su hijo. El actor nos brinda una actuación llena de fuerza y magnetismo, con una puesta en escena sencilla pero muy eficaz, obra de Romina Gutiérrez.
La acción se sitúa en los años noventa en Chile, en plena transición de la dictadura a la democracia. Son épocas navideñas. Hilda Peña prepara el almuerzo mientras escucha en la televisión que en un banco del barrio alto se acaba de producir un tiroteo. Ella todavía no lo sabe, pero una de las muchas víctimas es su hijo, el niño al que no dio a luz, pero que sí recogió y adoptó. Hilda es una mujer trans que, además de la transición que ha tenido que vivir en su propio cuerpo, tiene que enfrentarse a un trágico golpe del destino que la rompe por dentro. Esta historia dolorosa le valió a Isidora Stevenson en 2013 el Primer Premio de la Muestra de Dramaturgia Nacional de Chile. Un texto potente que aborda la identidad de género, la maternidad y la muerte de una forma conmovedora.
Uno de los puntos fuertes del montaje, además de la sobresaliente actuación de Javier Ubilla -que analizaremos a continuación- es la manera en que está contada la historia. El texto es una especie de puzzle en el que las piezas van encajando a medida que avanza la trama. El poder de la palabra cobra aquí más importancia que nunca, un recurso que ha sido potenciado por parte de la dirección y que Javier Ubilla maneja brillantemente dándole a su interpretación una gran naturalidad, muchísimo realismo y una enorme gracia a la hora de contarlo. Porque, aunque estemos ante un gran drama, el humor rezuma en algunas partes del relato. Un elemento muy necesario, por otra parte, en una historia tan cruda y dolorosa como ésta.
La puesta en escena que nos propone Romina Gutiérrez destacada por ese realismo del que antes hablábamos. La escenografía es muy sencilla: se compone de una mesa de cocina, -que está llena de cosas, incluso de algunos recuerdos de su hijo-, una silla y, al fondo, una cortina azulada que juega un papel fundamental en la puesta en escena. Nos ha gustado mucho la ambientación musical, que potencia en los momentos cruciales el estremecedor relato de la historia. Quizás, lo más débil del montaje es el diseño de luces. Probablemente, haya sido esa la intención por parte de la dirección. Sin embargo, a nuestro juicio, una iluminación más cuidada mejoraría mucho más la puesta en escena.
Además del magnífico texto, el gran reclamo para ver ‘Hilda Peña’ es la sobresaliente interpretación de Javier Ubilla. Una actuación llena de fuerza y magnetismo sobre la que recae todo el peso de la puesta en escena. Dando vida a un personaje realmente complejo y exigente, Ubilla nos cautiva y nos conmueve bordando todos y cada uno de los matices y las aristas de Hilda: el dolor, la ternura, la fuerza, la desesperación, la locura, el humor, la amargura… El actor, muy bien dirigido por Romina Gutiérrez, realiza un genial retrato de esta mujer trans, madre y luchadora, por encima de todo, desde el mismo día en que nació en un cuerpo equivocado.
En definitiva, ‘Hilda Peña’ es un montaje muy recomendable, una pequeña muestra de la dramaturgia chilena situada, además, en un contexto crucial de la historia del país sudamericano. Estamos ante una obra realmente interesante, muy necesaria y que nos invita a reflexionar sobre algunas temáticas muy importantes como son la identidad de género, la maternidad y el duelo. 15, 22 y 29 de junio a las 20:00, tres últimas oportunidades para disfrutar de este excelente montaje.
Aldo Ruiz
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