‘ÚLTIMO TREN A TREBLINKA’: UN EMOTIVO VIAJE AL PASADO, DOLOROSO PERO MUY NECESARIO

CALIFICACIÓN: EXTRAORDINARIA: 9

La sala Cuarta Pared acoge ‘Último tren a Treblinka’, una obra basada en hechos reales escrita por Patxo Tellería y dirigida brillantemente por Mireia Gabilondo. Partiendo de una original puesta en escena en la que los espectadores forman parte de la misma, esta dolorosa historia es un homenaje a todas esas víctimas judías de la Segunda Guerra Mundial -sobre todo a los niños- y un emotivo recuerdo a un ser excepcional, el doctor Janusz Korczak, -interpretado magistralmente por Alfonso Torregrosa- que luchó hasta la muerte por dignificar la vida de todos esos pequeños inocentes. 
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‘Último tren a Treblinka’ nos ofrece imágenes realmente impactantes como ésta.

Entras en la sala y te encuentras decenas de literas dobles y un montón de mesas de madera, un espacio escénico lúgubre y un tanto tenebroso -que te genera una sensación de frialdad por todo el cuerpo- y que recrea aquel orfanato donde se hospedaron doscientos niños judíos durante la segunda guerra mundial. Los espectadores van ocupando esas literas y esas mesas y, en primera persona, junto a los actores, emprenden un doloroso viaje a la Varsovia ocupada por los nazis. Nos situamos concretamente en el 5 de agosto de 1942. Justo ese día tiene lugar esta hermosísima historia llena de valores y principios, pero que, desgraciadamente, no tiene un final feliz. En ese orfanato seremos testigos del dolor que sufrieron esos niños, pero también de la ilusión y la esperanza que nunca perdieron. Unas personas atenazadas por el miedo y por la incertidumbre de no saber qué iba a pasar con sus vidas en las horas siguientes pero que nunca dejaron de sonreír. 

Ese orfanato estaba liderado por el doctor Janusz Korczak y por su inseparable compañera Stefa Wilcynska, papeles interpretados de forma sensacional por Alfonso Torregrosa y Maiken Beitia. Torregrosa está absolutamente magnífico durante toda la obra. Él es el alma de esta historia y a lo largo de ochenta minutos nos da una auténtica lección de interpretación. Su escena de la radio, su monólogo quejándose a Dios, su baile con Stefa, su forma de tratar a los niños… Son tantos los momentos memorables que nos ofrece… El doctor Korczak es, sin duda, uno de esos personajes que llegan al corazón y Alfonso Torregrosa ha puesto el alma en su interpretación y, eso, se transmite al público. Maiken Beitia también está maravillosa dando vida a esa mujer amable y generosa -que es como la madre de todos esos niños- y ya, desde su primera intervención, se mete al público en el bolsillo con su infinita bondad. 

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Todo el reparto de la obra encabezado por Alfonso Torregrosa -que aparece sentado en primer plano-, secundado a su lado por Maiken Beitia.

Aparte de Torregrosa y Beitia, quiero mencionar al resto de integrantes del reparto, un grupo de jóvenes que se deja la piel en el escenario brindándonos unas actuaciones llenas de emoción. Estupendos Gorka Martín y Jon Casamayor, en la piel de Slomo y Janusz, -que nos regalan una de las mejores escenas con su reconciliación- ;Eneko Sagardoy como Danel, Nerea Elizalde dando vida a Natka y Tania Fornieles como Miryam. Todos están fantásticos. Completan el elenco Kepa Errasti y Mikel Laskurain que se desdoblan en varios personajes. 

‘Último tren a Treblinka’ -con texto de Patxo Tellería partiendo de la idea de Ana Pimienta y Fernando Barnués- es un montaje que destaca, ante todo, por su potente puesta en escena, tremendamente realista, muy cercana y cargada de sensibilidad. Mireia Gabilondo realiza un brillante trabajo en la dirección y, a pesar de la dureza de la historia, no ahonda en el dramatismo y se centra en la humanidad de los personajes. La obra está cargada de escenas sobresalientes pero me quedo, sin duda, con la del juicio que se celebra en el orfanato -genial la puesta en escena- y con los ensayos de la obra de teatro con el mensaje final que conlleva. 

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Imagen conmovedora de Maiken Beitia abrazando a Nerea Elizalde en el momento cumbre de la historia.

‘Último tren a Treblinka’ es una de esas obras que todos deberíamos ver en algún momento. Una emotiva historia que va más allá de una sala de teatro. Es un viaje que todos deberíamos hacer en nuestra vida para conocer el horror del que es capaz el ser humano, sobre todo, para que no vuelvan a repetirse episodios así. Una historia dolorosa pero muy necesaria. 

Aldo Ruiz

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