CALIFICACIÓN.- EXTRAORDINARIA: 9
‘Alumbrar’ es mucho más que una obra de teatro, es una experiencia increíblemente hermosa, una lección de cómo no hay que rendirse nunca ante la adversidad, una explosión de luz y talento, un maravilloso canto a la vida. Miluka Suriñach se interpreta a sí misma en esta extraordinaria historia, la de una mujer de 34 años, tremendamente luchadora, que lleva doce intentando cumplir el sueño de ser madre.
A partir de esta idea se construye un bellísimo relato, impregnado de ternura y sentido del humor, desgarrado por momentos, y muy original en su concepción y en su escenografía. Un camino, que ha durado 12 años, plagado de lágrimas y espinas, pero que, finalmente, tendrá un final feliz -en solo mes y medio-, y un nombre propio; el de Leo Arzuaga Suriñach.
El viaje de Miluka comienza en la oscuridad. Solo vemos la luz de una linterna alumbrando su cara. La escena es brutal y muy potente. A través de sus ojos, de su boca y de su voz, vamos descubriendo el sufrimiento por el que ha pasado esta mujer para llegar aquí. La escuchamos, la observamos y sentimos cada una de sus palabras. A los pocos minutos se encienden los focos, ella está enredada en un inmenso ovillo de lana roja, del que se desprenden decenas de pequeños ovillos. Miluka comienza a caminar y la vemos de cuerpo entero. Entonces descubrimos que está en avanzado estado de gestación. Siete meses y medio de embarazo la contemplan.

Para contarnos su historia, la actriz se va desdoblando en diferentes personajes que también son parte importante de este largo peregrinar; su madre que la consuela, la ginecóloga gallega, la diosa fertilidad –en un sketch genial-, su padre que celebra su embarazo, su pareja e, incluso, su futuro hijo. En un inmenso despliegue de interpretación, Miluka va desgranando los capítulos más importantes de esos 12 años y solo se sirve de una gran estructura de lana roja, que simboliza su mundo, su familia, su vida entera desde que nació hace justo 34 años (los cumplía ayer) y que celebraba con el mejor de los regalos: una cerrada ovación del público que llenaba la ‘Sala Nada’. Espectacular la escenografía y la puesta en escena diseñada por Carlos Martín-Peñasco, director de la obra, que tiene momentos asombrosos, como por ejemplo cuando ella se está haciendo la ecografía. ¡Simplemente brillante!
Es muy emocionante ver cómo, a lo largo de los setenta minutos que dura la función, se va materializando el sueño de una persona. Por fin en mes y medio Miluka dará a luz y traerá al mundo a su pequeño Leo. Hasta ese momento, seguirá contándonos su historia en la ‘Sala Nada,’ en esta obra de teatro tan especial y que es efímera, como casi todos los sueños, que no el de nuestra protagonista. Su camino ha sido duro pero tendrá un final feliz. En la última escena, que es una auténtica belleza, Miluka alumbra y nos alumbra a todos. Pero esto no es el final de nada, es el comienzo de una nueva vida.