EL BURLADOR DE SEVILLA: MUCHÍSIMA LUZ Y ALGUNAS SOMBRAS

CALIFICACIÓN.-  EXCELENTE: 8’5

Envuelto en la polémica desde su estreno el pasado jueves, ‘El Burlador de Sevilla’ campa a sus anchas en el Teatro Español, y lo seguirá haciendo hasta el 29 de Noviembre en este portentoso y arriesgadísimo espectáculo dirigido por Dario Facal. Con Alex García a la cabeza, en el papel de Don Juan, un maravilloso grupo de actores se enfrenta a este impresionante montaje en el que la historia y sus interpretaciones se diluyen en algunos momentos. A pesar de todo, este fascinante ‘Burlador’ te deja con la boca abierta.

Fotografía del maravilloso elenco de ‘El Burlador de Sevilla’ que se representa en el Teatro Español.

Durante estos días había escuchado tantas cosas, buenas y malas, de ‘El Burlador de Sevilla’, que lo único que quería era, poder verla y sacar mis propias conclusiones, y tengo que reconocer que me ha impactado. Darío Facal ha abordado el complicadísimo reto de dirigir este clásico de Tirso de Molina y ha transformado un texto tan reconocible en una obra llena de sensualidad, erotismo, música y teatro con escenas cargadas de una gran belleza plástica. En los tiempos que corren, es evidente que, a Don Juan, ya no se le puede considerar un mito amoroso, es un mito erótico en toda regla, y, precisamente, así nos lo muestra el director. Este ‘Burlador de Sevilla’ es tremendamente transgresor y muy fiel a la sordidez del original. En un montaje visual y estéticamente portentoso, Dario Facal nos demuestra, una vez más, que es un hombre cargado de talento, pero quizás, se ha dejado llevar tanto, por la grandiosidad de la puesta en escena que, en ocasiones, la historia queda un tanto diluida.

Precioso cartel de ‘El Burlador de Sevilla’

Cuando estaba escribiendo este artículo, se me han venido a la cabeza, los saltos de plataforma en piscina de los Juegos Olímpicos. Allí, si quieres conseguir el oro tienes que arriesgar, debes incluir en tu ejercicio numerosas dificultades para que los jueces te otorguen la nota máxima. Y lo más importante; la ejecución tiene que ser perfecta. Pues bien, Dario Facal ha arriesgado, y mucho, en este colosal montaje. ¡Vaya si lo ha hecho!. Hay que tener muchísimo valor, por no decir otra cosa, para llevar a cabo un proyecto de tal envergadura. ‘El Burlador de Sevilla’ es una auténtica barbaridad. Lo podríamos comparar con un cuádruple salto mortal de esos que hacen los saltadores chinos. El único pero es que lleva demasiados tirabuzones. Quizás, le sobren unos pocos. De esta manera, la ejecución hubiera sido perfecta.

Sobre todo en la primera parte hay un elemento distorsionante que provoca que el texto no fluya y es el abusivo uso de los micrófonos. Es evidente que es uno de los sellos identificativos en la obra de Facal y puede tener su gracia -ya me chirrió bastante en ‘Las amistades peligrosas’-, pero aquí, no sólo es innecesario, sino que además te saca de la historia en determinados instantes, perturba a los actores y no les permitir brillar como ellos saben. Alex García en sus primeras escenas y Manuela Vellés, en su monólogo, son dos claros ejemplos de lo que estamos hablando. De hecho, cuando aparcan los micrófonos, los actores mejoran un abismo, comienzan a transmitir verdad  y la historia crece de manera increíble, como así ocurre en la segunda parte, que es muchísimo mejor.

Una de las escenas más divertidas de ‘El Burlador de Sevilla’: la celebración flamenca de la boda.

Durante la representación, me resultó muy curioso observar las caras de muchos espectadores, fieles al teatro clásico y asiduos al Español, que se quedaban completamente bloqueados ante ese turbulento universo de imágenes y sonidos que nos ofrece Facal, y que, al final, terminaron por salirse literalmente de la historia y de la sala. (Concretamente en el momento cuando se celebra la boda flamenca). Esto refuerza aún más mi teoría de que el Matadero hubiera sido un lugar mucho más apropiado para esta adaptación. En las ‘Naves del Español’ acude otro tipo de público que hubiera entendido mejor las transgresiones y salidas de tono propias de una obra de este calibre.

Lo que nadie puede negar es que, en ‘El Burlador de Sevilla’ todos los actores se dejan la piel en el escenario. Es digno de alabar el enorme trabajo de todos ellos que tienen que luchar como verdaderos titanes para sobrevivir ante un despliegue técnico de tales características. Magnífico Álex García en el papel de Don Juan, sobre todo en la segunda parte. Y fantástico también su fiel escudero Catalinón, al que da vida ese soberbio actor llamado Agus Ruiz. Les acompañan brillantemente una bellísima Manuela Vellés, Marta Nieto, Eduardo Velasco, Luis Hostalot, Rebeca Sala, Rafa Delgado, David Ordinas, Alejandra Onieva, Diego Toucedo, Judith Diakhate, y el siempre genial Emilio Gavira. ¡Qué pedazo de actor es este hombre tan pequeñito!.

Alex García y Judith Diakhate  en una de las escenas más hermosas estéticamente de toda la obra.

Los buenos amantes al teatro no deberían perderse esta adaptación de ‘El Burlador de Sevilla’. Eso sí, hay que ir con la mente abierta, dispuestos a dejarse llevar y disfrutar de un sensacional espectáculo cargado de unas imágenes tan potentes que se te quedarán grabadas profundamente en la retina. No tengo palabras para definir la hermosísima escena en que Don Juan seduce a Aminta y le roba su virginidad. Es una auténtica belleza, con esas sombras que se proyectan al fondo, en la pared. Maravillosa también la escena en que se quema la casa de Tisbea (Manuela Vellés) y la impactante imagen de todo el elenco de actores con las cerillas en las manos ¡Maravillosa!. Las dos secuencias de la Iglesia son majestuosas, de esas que ponen los pelos de punta y espectacular el momento en que baja la estatua. ¡Y qué decir de ese conmovedor número final que desborda sensualidad por los poros. ‘El Burlador de Sevilla’ está cargado de momentos increíbles y nos deslumbra con un extraordinario montaje donde destacan la escenografía, el vestuario, y, sobre todo, los audiovisuales y la iluminación. Me rindo ante Manolo Ramirez, y su diseño de luces. Es realmente asombroso lo que hace este señor con la iluminación, ¡para quitarse el sombrero!. Por todo esto, y por mucho más, merece la pena ver este ‘Burlador de Sevilla’. Por supuesto que hay muchos detalles por pulir, claro que hay determinadas cosas que yo cambiaría, pero es tanto lo que nos ofrece Facal, es tan impresionante la puesta en escena que, esas pocas sombras, se desvanecen, ante la inmensidad de la luz. 

Aldo Ruiz

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