CALIFICACIÓN.- EXTRAORDINARIA: 10

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Ayer se despedía de la capital ‘Solitudes’, la obra de máscaras que ha emocionado al público madrileño que ha llenado, desde el 13 al 29 de Octubre, la sala grande del Fernán Gómez. Siguiendo la estela de ‘André y Dorine’, Kulunka Teatro ha creado una obra bellísima y llena de poesía que habla de la soledad y de la amargura que se siente al no ser comprendido. Iñaki Rikarte realiza una puesta en escena magistral sustentada fundamentalmente en la hermosísima música original de Luis Miguel Cobo y en la actuación sobresaliente de los tres actores protagonistas; José Dault, Garbiñe Insausti y Edu Cárcamo. 

Si ya era difícil igualar el resultado de ‘André y Dorine’, ‘Kulunka Teatro’ lo ha vuelto a hacer con ‘Solitudes’, brindándonos una obra de arte impregnada de la misma sensibilidad y poesía que el primero de sus trabajos, pero con una vuelta de tuerca más; un montaje más elaborado y una puesta en escena más compleja, muchos más personajes y de distintos perfiles, y más localizaciones donde se desarrolla la historia. En ‘Solitudes’, Iñaki Rikarte mueve a los tres actores -y sus múltiples máscaras- de forma sublime a lo largo de ochenta minutos, con una coreografía perfectamente milimetrada y ajustada a la magistral partitura de Luis Miguel Cobo, autor de UNA AUTÉNTICA JOYA. Es una delicia ver a esas máscaras -dotadas de vida propia- ‘bailar’ al ritmo que marca la música original de Luismi Cobo. ¡Qué gran belleza!.

Siguiendo la estela de ‘André y Dorine’, ‘Solitudes’ nos cuenta la historia de un viejecito que se queda solo al perder a su mujer y de cómo se tiene que enfrentar a un mundo completamente deshumanizado y movido por las nuevas tecnologías. ‘Solitudes’ aborda, no solo el tema de la terrible soledad, sino también el de la amargura que se siente al no ser comprendido. Este pobre hombre lo único que necesita es alguien que le dedique unos minutos para jugar a las cartas, -que era lo que más le divertía con su mujer-. Pero ni siquiera lo consigue, llegando un momento en que su vacío se hace tan grande que un moscardón se convierte en su única compañía de noche y de día. ‘Kurunka Teatro’ ha escrito una historia hermosa pero muy cruda, al mismo tiempo, que refleja perfectamente la realidad de muchos de nuestros mayores. Los hijos y los nietos miramos, muchas veces, hacia otro lado y no somos capaces de ‘perder’ un rato de nuestra rutina diaria para dar amor a nuestros mayores. Y, quizás, cuando lo queramos hacer ya sea demasiado tarde.

Para poner en escena esta emocionante historia de soledades, ‘Kulunka Teatro’ se apoya en muchos personajes. Además del viejecito, aparece su hijo, la nieta que siempre está enganchada al móvil  y a la televisión, y que se ha echado un noviete skater, un poco chulo, y otros personajes ‘callejeros’. Como señalaba al principio, en ‘Solitudes’ la trama no solo tiene lugar en la casa del abuelo, sino que también la calle juega un papel fundamental. Allí aparecen otros personajes como dos prostitutas -una joven con cuerpazo y otra mayor, más entrañable y con muy poca experiencia-, el ‘chulo’ que siempre las está acosando y también un mendigo-borracho que pide limosna. E, incluso, al principio de la obra aparece un electricista que es el personaje desencadenante de la trama. 

A quien le gustase ‘André y Dorine’, le encantará también ‘Solitudes’ porque, además de una gran dosis de emoción, también hay muchos momentos para la comedia -comedia de muchos quilates-. Incluso en las partes más trágicas siempre hay un punto que te provoca una sonrisa. Por ejemplo, la escena inicial del electricista es buenísima y está llena de comicidad, al igual que aquella en que abuelo, padre y nieta van a arrojar las cenizas de la abuelita fallecida. Y, por si fuera poco, también hay un perro que protagoniza escenas muy divertidas. Lo cierto es que todo está cuidado hasta el más mínimo detalle.

El trabajo en la dirección de Rikarte es realmente extraordinario  y está sustentado en el espléndido diseño de luces, la precisa escenografía y en la ambientación sonora de Luismi Cobo. Contar una historia de tal profundidad, llena de matices y, SIN PALABRAS, no es nada fácil y, más, si nos proporciona escenas que son auténticas obras de arte. ¡Qué decir de la primera partida de cartas entre los dos viejecitos!. Es una escena magistral, coreografiada al compás de la música. Los movimientos son geniales y la interpretación de los actores, excepcional. Es una de las mejores escenas de la función, al igual que la del sueño del viejecito cuando, en plena soledad, recuerda las partidas de cartas que echaba con su mujer. ¡Hermosísima!. Por no hablar del conmovedor desenlace.

He dejado para el final la increíble actuación de los tres actores que en ‘Solitudes’ se superan con personajes más complicados y con otros registros. Además de tocarnos la fibra con el perfil más dramático, José Dault, Edu Cárcamo y Garbiñe Insauste (también autora del diseño y la construcción de las máscaras) se lucen especialmente en la vena cómica. Por ejemplo, las escenas de las prostitutas, contienen muchos elementos humorísticos o aquellas otras donde aparece el perro. Aunque sus caras estén cubiertas de máscaras, su expresión corporal y sus movimientos son tan geniales que transmiten TODO con una gran verdad. ¡ENORMES José, Edu y Garbiñe!. Ahora, a seguir recorriendo el mundo con ‘Solitudes’ y esperando, con muchas ganas, que regresen pronto a Madrid a seguir golpeándonos el corazón. 

Aldo Ruiz

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